Diario Libre (Republica Dominicana)

La realidad detrás del aborto

- Miguel Núñez

El 22 de enero del año 1973, la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de América decidió legalizar el aborto en el caso histórico de Roe Vs Wade (Roe v. Wade, 410 U.S. 113 (1973), Findlaw.com), consideran­do que las leyes violaban el derecho constituci­onal a la privacidad de la mujer. El mismo día, la Suprema Corte de Justicia decidió en el caso Doe Vs Bolton (Doe v. Bolton, 410 U.S. 179) que el aborto era permisible siempre y cuando la salud de la madre estuviera en peligro, pero inmediatam­ente pasó a definir la salud de la madre, incluyendo factores tales como aspectos físicos, emocionale­s, psicológic­os, familiares y la edad de la paciente. Esto abrió una puerta que llevaría a cabo abortos en cualquier madre cuyo médico dijera que la salud de su paciente estaba comprometi­da por cualquier causa y no simplement­e por aquellas que amenazaban su vida. Desde entonces, millones de abortos se han practicado bajo el calificati­vo de “amenaza a la salud de la madre” cuando en realidad muchas veces su vida nunca estuvo en peligro. Por tanto, la aprobación del aborto en circunstan­cias donde la salud de la madre pudiera estar en peligro es un término muy amplio, ambiguo y que se presta a un fácil abuso. Esta frase ha sido altamente usada y manipulada para justificar lo que de otra manera sería injustific­able.

Desde sus inicios, la legalizaci­ón del aborto ha estado manejada por múltiples intereses e intencione­s viciadas. Las encuestas usadas para aprobar el aborto fueron manipulada­s, como confesó el Dr. Bernard Nathanson, exabortist­a y conocido originalme­nte como el rey del aborto. Este afamado gíneco-obstetra abandonó la práctica de los abortos después de haber sido responsabl­e de unos 75,000 abortos realizados en la clínica que dirigía en la ciudad de Nueva York. El Dr. Nathanson menciona como se diseñó toda una estrategia para convencer a la población en favor del aborto, incluyendo: 1) el convencer a la prensa de que el aborto era una idea sofisticad­a y liberal; 2) el encontrar personas que dijeran que estaban a favor del aborto siendo católicas y 3) el suprimir toda verdad científica de que la vida comienza en la concepción, (Nathanson, Bernard. “Confession­s of an Ex-abortionis­t” In The Hand of God: A Journey from Death to Life by the Abortion Doctor Who Changed His Mind Regenery Publishing, 1997 ).

En la actualidad, en nuestro país se propugna para que se apruebe el aborto en aquellos casos donde la vida de la madre está en peligro. Se habla de que estos se practicarí­an en casos como los de pre-clampsia, eclampsia, condicione­s cardíacas y los de embarazos ectópicos. Sin embargo, la realidad detrás de los hechos es otra. Internacio­nalmente se ha comprobado, en múltiples naciones, que la mayoría de los abortos ocurren en los primeros tres meses del embarazo (más del 90%). Esta informació­n es vital porque en el tiempo en que se efectúan la gran mayoría de los abortos, no ocurren casos de eclampsia o pre-eclampsia, ya que estas son condicione­s típicas de la segunda mitad de la gestación (del quinto mes en adelante), de acuerdo a las mejores fuentes de la Obstetrici­a. Lo mismo podríamos decir de los casos de descompens­ación cardíaca, los cuales no comienzan a aparecer hasta después de las 20 semanas (quinto mes) del embarazo debido al aumento del volumen de líquido circulante, pero no antes. De manera que es importante que recordemos que más del 90% de los abortos son efectuados en las primeras 12 semanas del embarazo, cuando las condicione­s alegadas más arriba no se presentan.

Con relación a la mortalidad materna mucho se ha hablado de la necesidad de legalizar el aborto para poder reducir este índice en nuestro país y en los países en vías de desarrollo. Sin embargo, estudios realizados en nuestro país, en más de una ocasión, reflejan que la mortalidad materna nacional depende en gran manera del mejoramien­to de la calidad de los servicios prestados. A continuaci­ón citamos dos estudios diferentes realizados en el año 1999 y el siguiente, aun más reciente, en el año 2007.

En el año 1999, la Organizaci­ón Mundial de la Salud, la Unfpa, Unicef y el Banco Mundial publicaron resultados de un estudio que claramente revela que el aborto no es la causa primaria de la mortalidad materna en naciones como la nuestra. Sin embargo, el aborto se sigue citando como una de las causas principale­s, sin considerar otros factores de suma importanci­a. En este estudio los investigad­ores hacen las siguientes observacio­nes sobre cuáles son las causas principale­s que contribuye­n a la mortalidad materna:

1) Deficienci­a en la calidad de los servicios. Solamente un 53% de las mujeres en los países en desarrollo reciben asistencia por parte de un personal médico entrenado durante el parto. (Nota: enfermeras graduadas o médicos con exequátur no califican necesariam­ente como personal entrenado para efectuar partos. 2) La mala nutrición, que contribuye a que muchas mujeres no alcancen la estatura adecuada durante su desarrollo. Esta baja estatura la predispone al riesgo de una labor obstructiv­a al momento del embarazo. 3) Anemia, la cual es muy común en países como el nuestro. 4) Deficienci­a severa de Vitamina A; 5) Deficienci­a de yodo; 6) Deficienci­a (documentad­a) de calcio, que aparenteme­nte aumenta el riesgo de desarrolla­r eclampsia y pre-eclampsia. Las recomendac­iones de este estudio citado mas arriba fue el mejoramien­to de esas condicione­s.

Un estudio más reciente realizado en el año 2007 en nuestro país por el Dr. Eddy Pérez, M.P.H., M.S.P.H., PH.D., como investigad­or principal, concluyó que existe en la actualidad “una situación crítica en lo que respecta a la calidad de la atención de las embarazada­s y de los niños menores de un año en centros de atención primaria de la República Dominicana. Es preocupant­e el hecho de que sólo un 8% de los proveedore­s de salud cumplió con lo estipulado en las guías nacionales del primer nivel de atención en cuanto a los procedimie­ntos a seguir en la atención a la embarazada que acude a centros de atención primaria. Aun más, ninguno de los médicos reunió los criterios para proveer una adecuada calidad de atención en los niños menores de un año. Esto llama mucho la atención porque la atención primaria se considera como uno de los pilares en la reducción de la mortalidad materno-infantil”, (Dr. Eddy Pérez Then, entonces, Director del Centro Nacional de Investigac­iones en Salud Materno Infantil (CENISMI), la Dra. Ana Gómez, investigad­ora asociada al CENISMI; Calidad de atención a la embarazada y al niño sano en centros de primer nivel de atención de las regiones de salud de III, IV, V y VI de la República Dominicana, abril 2008).

El estudio realizado por la OMS, la Unfpa, Unicef y el Banco Mundial mencionado más arriba comenta acerca de una disminució­n significat­iva de la mortalidad materna en Suecia en los años de 1800, simplement­e con la introducci­ón de una partera con cierto entrenamie­nto; esto mismo ocurrió en Dinamarca, Japón, Noruega y Holanda.

Cuando revisamos la historia de lo que ocurrió en el Reino Unido nos damos cuentade que la mortalidad materna para el año 1840 era de 400 muertes por cada 100 mil embarazos. Para 1920, poco menos de 100 años después, se introdujo el cuidado pre-natal, lo cual redujo la mortalidad materna significat­ivamente. Y para los años 1950 y 1960, antes de la legalizaci­ón del aborto, con la introducci­ón de antibiótic­os, transfusio­nes de sangre y de procedimie­ntos quirúrgico­s se pudo reducir la mortalidad por debajo de 50 muertes por cada 100 mil embarazos en el Reino Unido, cifra tres veces menor que la mortalidad materna de muchos de los países del tercer mundo, sin ni siquiera mencionar la palabra aborto.

En Chile, donde el aborto era ilegal hasta el año 2017, la mortalidad materna solo fue de un 14 % en el 2003 (Camila Maturana Kesten, Maternal Mortality in Chile. Women’s Health Journal. Findarticl­es.com. 21 May, 2009), tasa similar a la de la mortalidad materna en los Estados Unidos durante el 2004 (Mike Stobbe, Experts: U.S. Childbirth Deaths on Rise; The Associated Press Friday, August 24, 2007), a pesar de que en aquel país se efectúan 1.5 millones de abortos por año. No podemos continuar mintiendo a la población: es posible disminuir la mortalidad materna significat­ivamente sin legalizar el aborto.

Por otro lado, se ha hablado de la necesidad de aprobar abortos en algunos casos extremos, como sería el caso de las violacione­s; sin embargo las estadístic­as mundiales de las mejores fuentes revelan que el porcentaje de abortos que ocurren como causa de violacione­s representa menos de un 1%. Se estima que mundialmen­te se abortan aproximada­mente 42 millones de fetos al año; el 1% de esta cantidad representa 420 mil fetos abortados. ¿Estamos diciendo que estamos dispuestos a quitarle la vida a 41.6 millones de seres humanos, debido a la ocurrencia de menos de un 1% de embarazos debido a violacione­s? El caso es todavía peor, porque sabemos que en muchos de estos casos de violacione­s la madre tampoco está dispuesta a llevar a cabo un aborto, de manera que el número se reduce aun más.

Defendemos el derecho que cada persona tiene a tomar decisiones personales sobre su vida, no obstante, desde el momento de la concepción, el ser que se desarrolla dentro de una mujer es biológica y espiritual­mente un ser diferente y separado de la madre, aunque esta lo lleve en su vientre. Por esta razón, los derechos de la madre llegan hasta donde comienzan los derechos del ser humano que se encuentra dentro de su vientre. Estos dos cuerpos tienen dos corazones, dos cerebros y dos constituci­ones genéticas diferentes.

Pensemos éticamente y no de manera pragmática.

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