Diario Libre (Republica Dominicana)
Global y Variable
Movilidades restringidas
La menor movilidad de las personas por causa de la pandemia ha tenido un impacto claro y definido sobre el consumo de combustibles para el transporte. Combinado con los toques de queda y el cierre de escuelas y oficinas, el temor al contagio ha provocado que una gran parte de la población restrinja sus desplazamientos, limitándolos a los que son estrictamente necesarios. Dejando fuera sus efectos nocivos sobre los negocios y el empleo, la reducción en los gastos en combustibles ha ayudado a compensar parcialmente la caída en las entradas de divisas, moderando un poco las presiones sobre el tipo de cambio del peso con el dólar.
Pero la menor movilidad no sólo incide sobre los vehículos de motor, sino también sobre las personas. De acuerdo a investigadores de la Universidad George Washington, la menor actividad física, el consumo en el hogar de alimentos de rápida cocción, y la ansiedad por las restricciones y alteraciones en los estilos de vida, incluyendo las perspectivas de menores ingresos y pérdidas de trabajos, crean condiciones propicias para el aumento de peso corporal. Y dado que un amplio segmento de la población padecía ya de obesidad y desbalances nutricionales, los perjuicios sobre la salud causados por la pandemia no se limitan a la propia enfermedad, sino que se manifiestan también por vía de las consecuencias del sobrepeso. De hecho, los centros médicos han detectado una relación significativa ente el exceso de peso y la necesidad de administrar respiración mecánica a los pacientes internados en esos establecimientos.
Encuestas llevadas a cabo en los EE.UU. revelan que cerca del 65% de las mujeres entrevistadas, y alrededor del 30% de los hombres, reportaron incrementos de peso durante los últimos 90 días. Por diferentes razones se observa un aumento en el consumo de golosinas, bebidas alcohólicas e hidratos de carbono. En cuanto a estos últimos, el incremento fue del 54% para el pan y del 36% para las pastas. ●