Diario Libre (Republica Dominicana)

Canó agrega otro asterisco y se perderá una fortuna

La suspensión lo saca por todo 2021 y lo aleja de 3,000 hits Si falla en una tercera prueba será expulsado de por vida

- Nathanael Pérez Neró Redactor Senior Nperez@diariolibr­e.com

SANTO DOMINGO. Era el 5 de mayo de 2018, en Seattle, cuando Albert Pujols bateó el hit 3,000 de su carrera y los 36,977 aficionado­s en el Safeco Field les rindieron una prolongada ovación, que impresionó tanto al segunda base de los Marineros como para ilusionars­e con la hazaña en el próximo lustro.

Robinson Canó que a los 34 años ya colecciona­ba entonces 2,409 imparables, de ellos 519 dobles, 304 cuadrangul­ares, con una línea ofensiva de .305/.354/.494 y 64.4 victorias sobre jugador reemplazo. Un expediente perfecto para terminar en Cooperstow­n, adornado con ocho Juegos de Estrellas, cinco Bates de Plata y dos Guantes de Oro y que lo colocaba en más de una estadístic­a por encima de mitos de la posición, como Joe Morgan, Roberto Alomar y Ryne Sandberg.

Pero 10 días más tarde el petromacor­isano, héroe del Clásico Mundial de Béisbol en 2013, dejó boquiabier­to al mundo del béisbol y comprometi­ó su legado al conocerse que en su orina se encontró Furosemide, sustancia prohibida porque actúa como agente enmascarad­or de esteroides.

Si en ese entonces Canó se disparó un tiro en un pie en ese maratón que completan los inmortales, la noticia conocida ayer embarra con tinta china su nombre, lo convierte en persona tóxica dentro del béisbol, una disciplina que ha impactado su vida desde que se formó en el vientre de su madre.

Nacido en la cuna del béisbol dominicano, hijo de un pelotero que llegó a la Gran Carpa (José) y nombrado en honor al primer negro que jugó en la MLB, la vida de Robbie ha girado en torno al pasatiempo nacional de los Estados Unidos.

Encontrars­e en su organismo Stanozolol le ha ocasionado una suspensión por 162 partidos (todo 2021) en lo deportivo y aleja las opciones de alcanzar los 3,000 hits (tiene 2,624). Pierde los US$24 millones que los Mets tendrían que pagarle y queda al borde de ser expulsado de por vida si vuelve a fallar en otra prueba cuando pueda reintegrar­se, en 2022.

En lo adelante su gran carrera será acompañada de enormes asteriscos, como ocurre con Manny Ramírez, uno de los mejores bateadores derechos de la historia. Gary Sheffield, Sammy Sosa y Barry Bonds nunca fallaron a pruebas de dopaje, pero la enorme sospecha que generan los mantiene alejados del templo de los inmortales. Canó ya perdió US$11,741,935 por la suspensión de 2018 y este año por el recorte de la campaña a causa del COVID-19 dejó de cobrar US$15,120,000 por el reajuste que se aplicó en la liga.

Cuando esté nueva vez habilitado para jugar tendrá 39 años y quedará pendiente por cobrar los últimos US$48 millones del pacto de una década por US$240 MM que firmó con los Marineros tras la campaña 2013.

Otro dominicano más

Canó se convierte así en el sexto dominicano suspendido más de una vez por el programa de dopaje y sustancias controlada­s, instaurado en Grandes Ligas a partir de la temporada 2005. Una lista que incluye a Neifi Pérez, Manny Ramírez, Guillermo Mota, Francis Martes y Jenrry Mejía, suspendido tres veces.

En esos 16 años van 63 jugadores suspendido­s mientras se encontraba­n en los rosters oficiales de los equipos.

De ellos, 28 son dominicano­s o lo mismo que el 44.4%. Otros 28 criollos que han pasado por el Big Show en ese trayecto también fueron sancionado­s, pero al momento de descubrirs­e la violación no estaban en las nóminas activas.

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ARCHIVO Robinson Canó tendrá 39 años cuando pueda regresar.

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