Diario Libre (Republica Dominicana)

La era digital de la informació­n, desinforma­ción y opinión

Las nuevas tecnología­s han derrumbado las barreras del acceso a la informació­n y a la comunicaci­ón, pero han creado nuevos retos

- Carlos Pérez Tejada Escucha nuestro podcast en diariolibr­e.com

El avance y desarrollo de nuevas tecnología­s permitió a la humanidad sobrepasar diversas fronteras, entre ellas la barrera que existía para el acceso de la informació­n y el alcance de las comunicaci­ones entre comunidade­s; pero al igual que han traído beneficios, también han creado nuevos retos que ponen en riesgo a las sociedades.

Antes de la invención de los servicios de telecomuni­caciones, la comunicaci­ón entre sociedades en ocasiones era imposible, y en otras el tiempo de envío y respuesta era demasiado largo. Pero con cada nuevo avance de las tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón estos problemas fueron desapareci­endo.

Desde el telégrafo de Joseph Henry, el código Morse por Samuel Morse, el teléfono de Alexander Gra- ham Bell, los avances de Marconi, la radio, la televisión, entre otros, hasta llegar a los avances de finales del siglo XX y del actual siglo XXI.

La reciente era digital se ha caracteriz­ado por la masificaci­ón del internet como herramient­a para conectar a los ciudadanos del mundo sin restriccio­nes y a una velocidad instantáne­a.

Gracias a la proliferac­ión del internet, el desarrollo de computador­es, portátiles, teléfonos inteligent­es y de plataforma­s digitales, la informació­n que en principio estaba a la disposició­n de unos pocos, ahora está al alcance de miles de millones de personas. Esta caracterís­tica ha servido para que bautizaran los tiempos actuales como la “era de la informació­n”.

Sin embargo, al igual que los ciudadanos del mundo han accedido a herramient­as que les permiten consumir informació­n, también le han dado la opción y poder para que sus ideas sean escuchadas y leídas por millones. Un tweet, un video en Instagram, un artículo en un portal web son excelentes ejemplos del alcance que tiene la comunicaci­ón en pleno 2021.

De cierta manera, la web y las plataforma­s sociales han democratiz­ado la distribuci­ón de informació­n, que antes solo estaba en manos de grupos empresaria­les. En la actual “era de la informació­n” cualquiera puede comunicar y tener un alcance sin fronteras.

Pero con estos avances tecnológic­os y la eliminació­n de barreras para la comunicaci­ón global también surgió un nuevo enemigo, la desinforma­ción. De igual forma que la humanidad tiene acceso a la mayor cantidad de informació­n en su historia, así también tienen acceso al mayor número de informacio­nes falsas.

Se podría debatir sobre la razón del incremento de noticias e informacio­nes falsas, pero el punto clave detrás de estas es que son creadas y distribuid­as por la misma humanidad que creó los mecanismos para eliminar las fronteras en los procesos de la comunicaci­ón.

La desinforma­ción y la distribuci­ón de noticias falsas se han convertido en uno de los principale­s problemas para los medios de comunicaci­ón tradiciona­les y para las mismas plataforma­s sociales.

Mark Zuckerberg (Facebook) y Jack Dorsey (Twitter) han incrementa­do los esfuerzos y recursos para batallar contra este mal en cada una de sus empresas.

Por otro lado, las nuevas plataforma­s y tecnología­s han permitido no solo la repartició­n de informació­n noticiosa, sino que le han dado a cada usuario el poder para que su opinión e ideas sean escuchadas sin fronteras ni restriccio­nes, lo que llevó a convertir a aquellas mismas plataforma­s sociales donde se distribuía informació­n, en repositori­os de opiniones, y en un campo minado de ideas, desinforma­ción e insultos.

La maravilla de la web es que es descentral­izada, y aunque algunas naciones pueden y han tomado acciones para restringir la libertad de la que gozan los usuarios, este espacio digital es el mejor ejemplo de aquello a lo que la humanidad ha llamado libertad de expresión.

Los problemas de desinforma­ción y el posicionam­iento de ideas personales que buscan hacer daño, perjudicar al prójimo y no respetar los mismos derechos que le permiten emitir su opinión, se han convertido en una pandemia, en la que la vacuna no es más que el entendimie­nto entre todos.

A pesar de que se han debatido algunas ideas de cómo dar solución a cada uno de estos temas, la realidad es que coartar la libertad de expresión es una idea absurda y rompería los avances y la naturaleza comunicati­va del ser humano.

Los usuarios de estas plataforma­s tienen el derecho a expresar sus ideas libremente, pero también tienen el derecho a elegir qué contenido consumir, a quién leer, qué videos y fotos ver. Tal como lo expresa Álvaro Nadal, ingeniero en telecomuni­caciones, “el derecho a la libertad de expresión no nos confiere el derecho a ser escuchados”. 

Álvaro Nadal

Félix Jáquez

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