Los universitarios

Las universidades privadas han sido las primeras en anunciar retorno virtual. Alguna, como Unicaribe, ha declarado la virtualidad indefinida, otras con más precaución, una o dos semanas.

El contexto es preocupante. Como se informó en Diario Libre, la matrícula universitaria se ha reducido un 30%. Los rectores no lo dicen públicamente, pero en privado reconocen su alarma. Ya hay una asociación de padres pidiendo la vuelta a las aulas universitarias porque la formación profesional de sus hijos está sufriendo grandes lagunas. De hecho, los que pueden, han decidido enviarlos a estudiar fuera.

¿Son los estudiantes, los profesores o son las instituciones las que prefieren no recuperar enseguida la presencialidad? Es más fácil aprobar “por internet”, reconocen los alumnos. Se trabaja más, se defienden los profesores.

Pero los universitarios son perfectamente capaces de cuidarse, mantener la distancia en las aulas y no desprenderse de la mascarilla. Si algún estudiante puede volver al aula es el universitario. Están en la playa, en los conciertos, en el play. Se reúnen constantemente con amigos, van a los bares y a las bodas y a los teteos si hace falta. Es decir... ¿van a todas partes menos a clase?

Es una de las grandes contradicciones de esta pandemia. Salvamos el turismo y recuperamos la actividad económica pero no la educación. Tratamos de engañarnos diciendo que comprando tablets y computadoras se ha dado el milagro de la educación a distancia cuando padres, profesores y alumnos saben que no es verdad. ¿Cómo saldrán estas promociones de profesionales?

En esta ecuación, lo que falta es que las autoridades académicas -públicas y privadas- digan cuál es el plan para recuperar dos años muy flojos. Y que reconozcan que la educación universitaria que están recibiendo estas promociones está muy cerca de quemarse. 