Diario Libre (Republica Dominicana)
AM Silencio
La creciente presencia de comercios, importadores y empresarios chinos en todo el país sigue despertando recelo (y alarma nada disimulada) entre los competidores... y silencio entre las instituciones oficiales llamadas a supervisar y regular sus actividades.
Preguntados, y siempre pidiendo que la conversación se lleve off the récord, funcionarios reconocen subvaluaciones en las importaciones, frecuentes irregularidades en las condiciones laborales, falsificaciones y “muy probablemente” evasiones impositivas que recordemos, algún alto funcionario calculaba que podría llegar a los 30,000 millones de pesos al año. Pero, después de ahí... silencio “porque hay una mesa de trabajo interinstitucional analizando el tema”.
Como el esquema que se está desarrollando en el país es similar al que ha ocurrido antes en otros países del continente, no es difícil concluir que es un modus operandi ensayado y que, a lo más, se adapta a las condiciones de cada país. En una economía de libre mercado, la competencia es sana y juega a favor del Estado, que necesita recaudar impuestos, del empresario, que se ve empujado a trabajar más y mejor y del consumidor, que logra mejores precios. Pero si las reglas de juego no son las mismas para todos los jugadores, pierde el Estado porque deja de recaudar, el tejido empresarial porque se empobrece al sacar del juego a los que actúan en la legalidad y los trabajadores porque se pierden puestos de trabajo.
El caso de los negocios chinos, que se extienden ya por todo el país, es revelador. No solo por los efectos que tiene sobre la economía sino por el silencio, claramente pactado, de las instituciones que tienen que actuar.
Ni están todos los que son, ni son todos los que están, por supuesto. (Es el silencio lo que asusta...)