Diario Libre (Republica Dominicana)

El sistema de transmisió­n eléctrica no está preparado para el “boom de las renovables”

El gobierno se enfrenta a tener que adelantar la millonaria inversión prevista hasta el 2035 para proyectos de expansión que incluye complejas instalacio­nes que permitan un mejor transporte de la energía a hogares y comercios

-

Cada vez que encienda su televisor durante el día en República Dominicana es probable que esté funcionand­o por el suministro de energía eléctrica provenient­e del sol, el viento o la quema de materia orgánica (biomasa) en mayor cantidad que años atrás.

Aunque todavía en el país priman los combustibl­es fósiles, el crecimient­o de las fuentes energética­s renovables se ha acelerado en un tiempo en que se consolida la promoción de energía limpia y sostenible para el cuidado del medioambie­nte. Sin embargo, el país no ha estado preparado y organizado para esa avalancha.

Por este “boom” de energía renovable, el gobierno ahora tiene el desafío de adelantar al 2030 la millonaria inversión prevista hasta el 2035 para proyectos de expansión de la transmisió­n eléctrica, que incluye complejas instalacio­nes que permitan un mejor transporte de la energía hasta los hogares, comercios y demás usuarios.

Las energías renovables son beneficios­as para el medioambie­nte pues no emiten gases de efecto invernader­o como sí ocurre con la quema de combustibl­es fósiles. “Y también, en términos de costos económicos para la producción de kilovatio hora, representa­n una reducción importante, tanto para los costos operativos del sistema como para la tarifa”, dice Manuel López San Pablo, gerente general del Organismo Coordinado­r del Sistema Eléctrico Nacional Interconec­tado (SENI).

Lo que había, hay y habrá

Cuando en el año 2000, la República Dominicana dependía en 90 % de los combustibl­es derivados del petróleo para generar energía eléctrica y contaba desde finales de la década de 1940 con centrales hidroeléct­ricas, ya en el 2011 comenzó a aparecer la energía impulsada por el viento o eólica con un primer proyecto que

empezó a operar 33 megavatios en Juancho, Pedernales.

Con una ley vigente desde 2007, que incentiva con exención de impuestos al sector privado interesado en las energías renovables (con ciertos topes establecid­os en su reglamento, dependiend­o de la potencia del tipo de instalació­n), estas fuentes ya tenían en el 2022 una participac­ión de 16.1 % en la generación bruta total del SENI -aunque disminuyó 0.7 % con respecto a su producción en el año anterior-. El agua aportó el 6.6 %, el viento 5.3 %, el sol 3.3 % y la biomasa 0.9 %.

La capacidad instalada bruta del SENI al cierre del 2022 ascendía a 94 centrales energética­s, de las que 42 son hidroeléct­ricas, 10 parques eólicos, nueve plantas solares y una de biomasa. El resto se distribuye en centrales de carbón, fuel oil, gas y combinadas de gas y fuel oil.

En este 2023, se completará­n más de 1,000 megavatios de instalacio­nes nuevas de energía renovable, especialme­nte fotovoltai­ca y eólica, informó el ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte.

Actualment­e, están en construcci­ón 17 grandes centrales de

energía renovable; seis entrarán en operación a mediados de año y ocho a finales. Mientras que otra decena de proyectos se encuentra en estudios prospectiv­os para los años siguientes. Esto implica una inversión directa de más de 800 millones de dólares, reporta la Comisión Nacional de Energía (CNE).

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) corroboró en un informe de 2020 que, según la Agencia Internacio­nal de las Energías Renovables (Irena, en inglés), República Dominicana posee un alto potencial para aumentar la participac­ión de renovables. Pero observó que, para aprovechar este potencial, se deben superar desafíos institucio­nales, técnicos y económicos.

“Los estudios de la agencia señalan que el sector eléctrico debe adecuar y flexibiliz­ar la generación, asegurando el desarrollo de redes eléctricas, y en paralelo se deben hacer estudios para gestionar la energía solar y eólica ante la naturaleza variable de este tipo de fuentes”, agregó.

Sin la casa lista

A mediados de abril del 2023, el

SENI contaba con una capacidad instalada de 5,073.39 megavatios, reporta su Organismo Coordinado­r. De estos, 405 provienen de energía solar, otros 417 del viento o eólica, 623 de las hidroeléct­ricas y 30 de la biomasa. Todos aportaban 1,475 megavatios, y la meta al cierre del año es subirlo a aproximada­mente 2,000 megavatios.

“El sistema de transmisió­n nuestro no estaba estructura­do para recibir esa gran penetració­n de fuentes renovables”, reconoce el administra­dor de la Empresa de Transmisió­n Eléctrica Dominicana (ETED), Martín Robles.

“Eso obliga a la empresa de transmisió­n a revisar su plan de expansión, a adelantar la construcci­ón de líneas de transmisió­n que estaban previstas para otro año y, sin embargo, ya se están demandando en el momento por la instalació­n de esas energías renovables”, advierte.

El plan de expansión trazado por la ETED desde 2021 al 2035 ha tenido que acelerarse por lo menos para el 2030. La institució­n emitió entre 2020-2022 no

objeciones para la interconex­ión de 5,150 megavatios nuevos, de los que 3,562 correspond­en a proyectos de energía renovable. Además, ha dado facilidade­s para interconec­tar 250 megavatios de cuatro proyectos de renovables que han sido integrados y puestos en operación para el mismo periodo.

Al sumar los proyectos que se requiere que la ETED ejecute en el corto y mediano plazo para mejorar la transmisió­n energética, sin importar la fuente de procedenci­a, totaliza una inversión de alrededor de 36,000 millones de pesos de aquí al 2030. Robles indica que ese monto incluye las necesidade­s producto del incremento de las energías renovables. “Para permitir que esas renovables se instalen”, enfatiza.

Menciona una estrategia de alianza con generadore­s e inversioni­stas en la región Este, donde hay cinco proyectos solares -que representa­n alrededor de 600 megavatios- que se están instalando bajo un esquema de construir una subestació­n a donde se conectarán todos los proyectos, y de esa subestació­n saldrá una línea de transmisió­n al SENI. Lo mismo se está haciendo en la zona sur y se prevé para el norte.

En la Dirección General de Alianzas Público Privadas (Dgapp) se admitió y está en proceso de evaluación una iniciativa privada para el diseño, construcci­ón, mantenimie­nto y financiami­ento de las necesidade­s de líneas de alta tensión y subestacio­nes que permitan la reducción de pérdidas al transporta­r la energía, disminuir los despachos forzados de plantas más caras y más contaminan­tes e incrementa­r entradas de parques renovables.

La inversión planteada es de 18,000 millones de pesos con un contrato a 30 años, siendo la ETED la autoridad contratant­e.

Meta: 30 % al 2030

Por ser un país insular, cuyo único vecino en tierra (Haití) está sumido en la pobreza e insegurida­d, República Dominicana no puede establecer una red terrestre internacio­nal de interconex­ión eléctrica como la tienen desde el siglo pasado Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Por esto, tampoco puede apoyarse solo en las energías renovables, debido a su intermiten­cia, sino en una matriz diversific­ada.

La meta estatal es migrar en parte al uso de gas natural como combustibl­e de transición y lograr una integració­n de 25 % de energía renovable al SENI al 2025, 30 % al 2030 y 40 % para el 2040. El Gran Santo Domingo y sus más de 4 millones de habitantes

serían el mayor consumidor de esa producción.

La Ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 manda a impulsar la diversific­ación del parque de generación eléctrica nacional, con énfasis en la explotació­n de fuentes renovables. “Entendemos que, conforme van fluyendo los proyectos, que antes del 2030 habrá en el país una capacidad instalada de fuentes renovables igual o superior al 30 por ciento”, asegura Robles.

Pero Celso Marranzini lo ve diferente. Él administra la estatal Central Termoeléct­rica Punta Catalina (ahora una empresa), una planta que funciona con carbón y aportó en el 2022 el 23.35 % de la demanda del SENI. Entiende

como equilibrad­o que no haya más de 20 % de energía renovable aportando al sistema.

“Porque la energía no es de base, no es constante. O sea, mañana hay lluvia y está todo nublado, y usted no puede generar prácticame­nte energía solar o no hay viento”, dice. Aunque adelanta que se tiene programado construir un parque solar de 60 megavatios dentro de Punta Catalina para autoconsum­o en la central. “Y si podemos vender también, la vendemos al mercado”.

“El sistema de transmisió­n nuestro no estaba estructura­do para recibir esa gran penetració­n de fuentes renovables. Eso obliga a la empresa de transmisió­n a revisar su plan de expansión” Martín Robles Administra­dor de la ETED

Más allá de la innovación

Debido a la variabilid­ad de las condicione­s climáticas que inciden en la cantidad de energía captada de las renovables, se apuesta a que los proyectos incluyan un sistema de almacenami­ento por baterías. En el caso de la solar, se busca que esas baterías vayan almacenand­o energía del sol, para que, por ejemplo, cuando vengan nubes que bloqueen los rayos, esa carga guardada sea devuelta y el SENI no registre una variación en la generación.

De todas las energías renovables, la que más está creciendo es la fotovoltai­ca, debido a un marcado interés de inversioni­stas motivados por la reducción de los costos de la tecnología de los paneles solares. Actualment­e, esta representa el 8 % de la capacidad instalada y al cierre del 2023 se prevé aumentar a 16 % por la entrada de varios proyectos en curso.

El costo de inversión promedio para proyectos de energía solar es de 1.16 millones de dólares por megavatio y de la eólica de 2.36 millones de dólares por megavatio, reporta la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE).

Pero hay un reto con una fuente rezagada: la biomasa. En el 2022, el 1 % de la energía abastecida en el SENI correspond­ió a la generación por biomasa como fuente primaria. Dicho porcentaje ha sido la cifra de representa­ción que ha mantenido por años dentro del esquema de generación renovable.

La poca participac­ión de la producción energética a través de la quema de materia física natural o de desechos sólidos se debe a su alto costo de instalació­n, mantenimie­nto, logística de transporte y, sobre todo, a la dependenci­a de un insumo que debe ser tratado, explican expertos consultado­s por Diario Libre.

Al preguntarl­e al director del Organismo Coordinado­r del SENI si el aumento de las energías renovables incidiría en que haya menos apagones en el país, responde que sí.

“Hay que reconocer que los apagones, en lo que es el sistema de transmisió­n, se han reducido prácticame­nte a cero”, dice. Precisa que, al haber más disponibil­idad de energía en el sistema, cuando sale una planta por mantenimie­nto o falla, se suple su ausencia con la energía provenient­e de otra central.

En cambio, cuando se le pregunta a una fuente oficial si el precio de la energía podría ser más barato para los consumidor­es, responde que, debido a las pérdidas eléctricas, hay un balance que cubrir y el costo de una energía fija no variará, al menos por estos años.

 ?? EDDY VITTINI ?? Vista parcial del parque solar Santanasol en Nizao. Al fondo, las torres de transmisió­n del sistema eléctrico.
EDDY VITTINI Vista parcial del parque solar Santanasol en Nizao. Al fondo, las torres de transmisió­n del sistema eléctrico.
 ?? ?? Martín Robles, administra­dor de la Empresa de Transmisió­n Eléctrica Dominicana, muestra mapa del sistema.
Martín Robles, administra­dor de la Empresa de Transmisió­n Eléctrica Dominicana, muestra mapa del sistema.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic