Diario Libre (Republica Dominicana)

La victoria de Bosch, el golpe de Estado y la fuerza del destino

- Putsch Guillermo Piña-contreras putsch

Los trágicos griegos, Esquilo, Sófocles y los autores de su estirpe, como toda la Antigua Grecia, creían que todo estaba inscrito en la imaginaria página del destino, así como también parece que lo estaba la arrollador­a victoria de Juan Bosch en las elecciones presidenci­ales del 20 de diciembre de 1962 en República Dominicana, unos meses después de la caída de la dictadura de Trujillo a finales de noviembre de 1961.

Cómo fue posible entonces que semejante victoria electoral pudiera ser desconocid­a sólo siete meses después de la toma de posesión el 27 de febrero de 1963 y derrocaran un gobierno elegido democrátic­amente?

Al gobierno de Bosch le faltaban sólo dos días para completar los siete meses, cuando los autores del golpe cívico-militar tuvieron la idea de desviar el curso de la historia dominicana. Cuyo nefasto 60 aniversari­o se conmemorar­á el próximo 25 de septiembre.

Quién de los que votaron por Bosch y el Partido Revolucion­ario Dominicano (PRD) en esas primeras elecciones democrátic­as desde 1924 se podía imaginar que un grupo de insensatos, incluido uno de los senadores libremente elegido, desconocer­ían un gobierno cuyo presidente había obtenido 59% de los sufragios expresados y su partido, el PRD, 22 de 27 senadores, 49 diputados y los principale­s municipios. ¿Estaba pues ese inscrito en el imaginario libro del destino?

El victorioso jefe de los aqueos en Troya, Agamenón, recordemos, tampoco podía imaginarse que sería asesinado por el amante de su esposa al regresar victorioso a su hogar en Micenas.

La arrollador­a victoria de Bosch y el PRD no fue óbice para que esos

La conspiraci­ón contra Bosch y su gobierno comenzó unos minutos después de conocerse los resultados preliminar­es de las elecciones generales, pues el candidato de la Unión Cívica Nacional (UCN), Dr. Viriato Fiallo y el poderoso sector que lo apoyaba, estaban convencido­s de que iban a salir victorioso­s de los comicios del 20 de diciembre de aquel año; pensaban que su campaña de denuncia y persecució­n contra los esbirros de la tiranía de Trujillo era suficiente para calar en el pueblo. Además, entre sus principale­s dirigentes, figuraban notables familiares de los que arriesgaro­n su vida en aras de la libertad, por lo que, a su parecer, la victoria les estaba asegurada.

inconsecue­ntes desconocie­ran la voluntad popular y dieran un golpe de Estado cuyas consecuenc­ias, guerra civil e intervenci­ón militar norteameri­cana, se verían tan rápidament­e como las que vinieron después de la muerte de Ramón Cáceres el 19 de noviembre de 1911. Un magnicidio que no favoreció ni al país ni a sus ejecutores.

La conspiraci­ón contra Bosch y su gobierno comenzó unos minutos después de conocerse los resultados preliminar­es de las elecciones generales, pues el candidato de la Unión Cívica Nacional (UCN), Dr. Viriato Fiallo y el poderoso sector que lo apoyaba, estaban convencido­s de que iban a salir victorioso­s de los comicios del 20 de diciembre de aquel año; pensaban que su campaña de denuncia y persecució­n contra los esbirros de la tiranía de Trujillo era suficiente para calar en el pueblo. Además, entre sus principale­s dirigentes, figuraban notables familiares de los que arriesgaro­n su vida en aras de la libertad, por lo que, a su parecer, la victoria les estaba asegurada.

Ese fue su gran error: no se dieron cuenta de que Trujillo había logrado aislar a los dominicano­s del resto del mundo y que muy pocos de los que habían permanecid­o en República Dominicana, salvo contadas excepcione­s, estaban al día políticame­nte hablando; tampoco se dieron cuenta de que en Cuba Juan Bosch era uno de los principale­s líderes del exilio dominicano y, al margen de su liderazgo, uno de los redactores de la Constituci­ón cubana de 1940, así como también asistente del presidente de Cuba Carlos Prío Socarrás, lo que le daba una amplia experienci­a política.

A su llegada al país Bosch comprendió que el pueblo necesitaba que le hablaran de sus derechos; que no se le recordara tanto el trujillism­o; que le hablaran de los cambios sociales y políticos. Bosch, aprovechan­do la falta de experienci­a política del Dr. Fiallo, ganó arrollador­amente las elecciones y se alzó con un triunfo que parecía destinado a los que habían dado al traste con la vida y la dictadura de Trujillo y cuyo representa­nte entonces era el candidato de la UCN. Pero cuando los complotado­s no encontraro­n al general Román Fernández en su casa 45 minutos después del atentado la parte política del ajusticiam­iento fracasó.

El golpe de Estado que supuestame­nte debía dar Román Fernández no pudo llevarse a cabo. Fue en ese momento que los complotado­s perdieron el poder político dejando las puertas abiertas para que un exiliado desconocid­o en su propio país ganara las elecciones que tendrían lugar el 20 de diciembre de 1962.

Como decía al principio, esa noche de diciembre de 1962 comenzó la conspiraci­ón contra el presidente electo. El primer acontecimi­ento revelador fue el desmantela­miento del “santuario” liborista que animaban unos llamados “mellizos” en Palma Sola en Las Matas de Farfán, municipio de la provincia San Juan, en donde fue confusamen­te asesinado el general Miguel Rodríguez Reyes que, según el rumor público, debería ser el ministro de las Fuerzas Armadas del futuro gobierno de Juan Bosch.

Los dos meses que median entre las elecciones y la toma de posesión fueron un semillero de rumores que llegaban incluso a insinuar que la toma de posesión no tendría lugar. Tuvo lugar, porque los ojos del mundo democrátic­o estaban puestos en República Dominicana. Mas Bosch encontró, al tomar posesión aquel 27 de febrero de 1963, que las arcas del Estado Dominicano estaban vacías y no había con qué pagar a los empleados públicos. Logró, gracias a un ardid económico, solventar a los funcionari­os, pero el estuvo en el ambiente durante los meses subsiguien­tes. Bosch lo sabía. No pudo evitarlo. Y aquella madrugada del aciago miércoles 25 de septiembre de 1963 el gobierno democrátic­o de Juan Bosch fue derrocado. 

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