Diario Libre (Republica Dominicana)
&l pan nuestro de cada día
;l costo de los bienes y servicios que integran la canasta familiar båsica finalizó al cierre de enero pasado en RD$ , . 0. &l salario mínimo en la Repûblica Dominicana es de RD$ 1 , . 0, colocado como el antepenûltimo mås bajo en la escala salarial de Amìrica Latina. &so significa que, si las cabezas de una familia perciben tales ingresos, sus aportes quedan aûn por debajo de los costos de la canasta. &n ese escenario se impone un tercer empleo o una ocupación económica eytra.
Comparto cercanamente con personas de clase media baja y baja, segmentos de mayor asiento social. Converso con ellas en la iglesia, en el trabajo o en ocasión de la contratación de oficios. Al inquirirlas sobre las condiciones de vida, el relato comûn es que lo hacen al ras, improvisando malabares para poder cubrir dìficits corrientes sacrificando, los mås pobres, hasta una ingesta diaria cuando hay que comprar medicamentos. Sin embargo, reconocen de distintas maneras que habitualmente iaparecew una ipicadaw, que es como identifican a una fuente contingente de ingresos y que puede depender de un palì, de un trabajo ocasional, de una ayuda familiar, de la venta de algûn bien o de una remesa eytranjera. &se ingreso suplementario tiene, para algunos, designio providencial, como una suerte de imanåw. 6no de los cuestionados me dijo con toda la convicción de su fe que ila provisión de Jehovå es un sistema infalible de previsión socialw.
&n el 0 , el *nstituto de los Dominicanos en el &Yterior *ND&9 estimó en , , los ciudadanos dominicanos que viven fuera del país. Los principales destinos son &stados 6nidos, &spaôa, *talia y 1uerto Rico. Con
, , 1 los inmigrantes de la Repûblica Dominicana son el cuarto grupo hispano mås grande en los &stados 6nidos, despuìs de los meyicanos, salvadoreôos y cubanos.
&n la cultura del inmigrante dominicano prevalece la eypectativa del retorno eso eyplica el arraigo que lo ata al lugar de origen. 6no de los neyos que mantiene activa esa relación son las remesas, un aporte solidario de los dominicanos del eyterior a favor de sus familiares.
Las remesas son prestaciones bondadosas en tanto aportaciones directas al presupuesto de las familias receptoras, destinadas, en su mayor parte, a cubrir gastos ordinarios ademås, constituyen una variable relevante para el anålisis macroeconómico porque son parte de la estadística que soporta la balanza de pagos.
La Repûblica Dominicana es el tercer país de Amìrica Latina en recibir remesas personales con valores de 10,1 o mås millones de dólares en los Ûltimos aôos, despuìs de (uatemala 1 , 0 y .Ìyico ,000 , que es el segundo del mundo y primero de la región. &sto representa una contribución del del 1*#, mås o menos equivalente al 1*# consolidado de Aruba, Surinam y #elice correspondiente al
0 . Se trata de un flujo de ingresos que oyigena bastante bien la economía.
&l efecto de las remesas en el amortiguamiento de la pobreza es eytraordinario. Se estima que por cada diez hogares dominicanos ocho tienen algûn familiar residente en el eyterior. : en algûn momento esos inmigrantes remesan dinero, ropas o alimentos. Tales envíos representan un factor perentorio de descompresión social. Se trata del mås grande isubsidiow con que cuenta el sistema. A pesar de su impacto, la mayoría de los dominicanos superviven rozando los límites, sin ingresos seguros ni suficientes para soportar una vida equilibrada ni para permitirle el ahorro.
&n algûn momento de nuestra agenda de nación habrå que abordar, junto a la reforma del sistema de seguridad social, las estructuras salariales. No es socialmente sostenible mantener las bases y montos vigentes, ni tampoco consentir impunemente en la informalidad como escape al precario sistema de retribución del trabajo en la Repûblica Dominicana. : es que 6SD mensuales es bochornoso si consideramos que países centroamericanos con un 1*# nominal tres veces menor que el nuestro, como Honduras, tiene un salario mínimo de 6SD Costa Rica de 6SD , &l Salvador de 6SD
y (uatemala de 6SD 1 . Si a esa realidad se le suma un de la población económicamente activa dedicada a la informalidad ocupacional cuando el promedio de la región latinoamericana es de un , es para preocupar a gobiernos y sectores productivos. &n la agenda de un pacto social, que debe imponerse tras las elecciones de mayo del 0 , este debe ser un eje de primera atención.
No es eyagerado afirmar que las remesas han evitado a los gobiernos situaciones de perturbación social. Cuando el presente es un desafío por abordar cada día y no eyisten las premisas para planificar un futuro seguro, a las sociedades les quedan dos caminos amotinarse o huir. Los dominicanos han preferido escapar sin reparar muchas veces en los medios ni en el precio. Si ese cuadro no cambia y las inequidades se profundizan, no nos eytraôemos de que cualquier situación política pueda catalizar ide repentew una fractura social a pesar del aparente clima de acato social que vivimos. &ntonces nos acordaremos de lo poco que hicimos para evitarla.
Cuando el presente es un desafío por abordar cada día y no eyisten las premisas para planificar un futuro seguro, a las sociedades les quedan dos caminos amotinarse o huir. Los dominicanos han preferido escapar sin reparar muchas veces en los medios ni en el precio. Si ese cuadro no cambia y las inequidades se profundizan, no nos eytrañemos de que cualquier situación política pueda catalizar “de repente” una fractura social.