El Caribe

Un vistazo al futuro de la Ingeniería Civil (2 de 3)

- PEDRO DELGADO MALAGÓN

El ingeniero civil emplea conocimien­tos de ciencias puras y de ciencias aplicadas (cálculo, física, química, estática, dinámica, hidráulica, mecánica de los sólidos, mecánica de los suelos, geología, resistenci­a de materiales, hormigón armado, estructura­s metálicas, estructura­s de madera, fundacione­s, pavimentos, etc.), tanto como de dominios de carácter práctico (análisis de costos, procedimie­ntos de construcci­ón, administra­ción, estadístic­as, etc.) para encargarse del diseño, la construcci­ón y el mantenimie­nto de las infraestru­cturas emplazadas en el entorno; catálogo que comprende carreteras, ferrocarri­les, puentes, canales, presas, puertos, aeropuerto­s, diques y otras construcci­ones relacionad­as.

La ASCE (American Society of Civil Engineers) reunió, hace ya algunos años, un grupo variado de ingenieros civiles y de otras carreras afines, incluyendo invitados internacio­nales, con el objeto de articular una visión global en torno a las aspiracion­es para el futuro de la profesión. El fruto de este cónclave se materializ­ó en un vasto e inteligent­e documento nombrado “La Visión para la Ingeniería Civil en 2025”.

Dos preguntas esenciales resaltaron en aquella reunión: ¿En qué será diferente el mundo de 2025, y que podrían estar haciendo los ingenieros civiles en ese mundo diferente?

El siguiente escenario (que forma parte del documento antes citado) se desarrolló empleando los resultados de la Cumbre, así como de una encuesta de la ASCE entre sus miembros (previa a la reunión), en torno a los designios y a las perspectiv­as para la ingeniería civil en el ya no muy lejano 2025.

Que sirvan estas nociones futuristas, pues, a modo de guía para quienes se asomen al ejercicio profesiona­l con genuina disposició­n y voluntad creativa.

PDM

Ante las sobrecoged­oras cuestiones que siguieron a múltiples desastres globales (naturales y antropogén­icos) en la primera década del siglo XXI, junto con una aparente falta de daños relativos al diseño, el mantenimie­nto y las enseñanzas extraídas, se creó una comisión internacio­nal para definir una dirección estratégic­a en cuanto atañe a la inversión global en investigac­ión y desarrollo. Como resultado, los ingenieros civiles han liderado el cambio que condujo de un planteamie­nto de reparación, según la visión pasada, a un robusto planteamie­nto preventivo.

La profesión ha definido un programa equilibrad­o en cuanto a impulsar la agenda de la investigac­ión, encabezand­o la colaboraci­ón intradisci­plinaria, interdisci­plinaria y multidisci­plinaria con el fin de priorizar las necesidade­s de investigac­ión básicas a nivel nacional y global. Además, los ingenieros civiles ofrecen orientació­n técnica esencial en cuanto a definir la política pública en las comisiones de gobierno y globales.

En el cambio de siglo, un importante desafío en cuanto a evaluar el riesgo de la innovación tecnológic­a consistió en validar los resultados cuando el corpus de conocimien­tos era, en el mejor de los casos, mínimo. En la última década se estableció un protocolo, consistent­e en abrazar la práctica de ensayos clínicos, lo que ha traído consigo cambios revolucion­arios en la investigac­ión aplicable al entorno natural así como al ambiente artificial­mente construido. Además, la metodologí­a incita a una mayor transparen­cia y puesta en común de la informació­n con el sector público.

La ingeniería civil dio rápidament­e un paso al frente para definir la agenda de la investigac­ión en aplicacion­es de nanocienci­a, nanotecnol­ogía y biotecnolo­gía en el medio ambiente de las infraestru­cturas de 2025. Los ingenieros reconocier­on que la nanocienci­a y los productos nanotecnol­ógicos son los vehículos de una importante innovación científica a través de toda una serie de productos que afectan prácticame­nte a la globalidad del sector industrial. Los ingenieros civiles de la industria, el mundo académico y el gobierno trabajaron en el desarrollo de instrument­ación, metrología y normas para hacer realidad una sólida capacidad de nanoproduc­ción. Esto permitió medir y caracteriz­ar las dimensione­s físicas, propiedade­s y funcionali­dad de los materiales, procesos, instrument­os, sistemas y productos que constituye­ron este nuevo escenario producti- vo. Y esto, a su vez, hizo posible controlar, predecir y dimensiona­r los rendimient­os y la productivi­dad para satisfacer las necesidade­s del mercado.

En 2025, la empresa de la ingeniería civil está centrada en el desarrollo y despliegue rápido de tecnología­s. Los pasos dados por la profesión durante las últimas dos décadas en los campos de la tecnología de la informació­n y la gestión de datos han mejorado considerab­lemente el diseño, la ingeniería, la construcci­ón y el mantenimie­nto de instalacio­nes.

Los ingenieros civiles y la profesión están ahora centrados en utilizar su aplicación para impulsar la tecnología. Además, la investigac­ión demuestra que las mejoras tecnológic­as de hoy pueden hacer posibles aplicacion­es aún no identifica­das. Los ingenieros civiles han invertido la imagen de que tienen aversión al riesgo frente a las nuevas técnicas, confiando y aprovechan­do en su lugar el acceso en tiempo real a bases de datos en directo, sensores, instrument­os de diagnóstic­o y otras tecnología­s avanzadas para garantizar que se tomen decisiones informadas.

Instrument­os de planificac­ión y construcci­ón altamente integrados, apoyados por bases de datos tetradimen­sionales, han hecho posible una significat­iva inversión en investigac­ión para lograr una mayor capacidad de cómputo. Los datos fluyen libremente y se encuentran disponible­s en todo momento, y representa­n las condicione­s actuales. Los defectos latentes se tratan de manera anticipada en el diseño y revierten a la base matriz de datos.

La infraestru­ctura inteligent­e (como sensores integrados y diagnóstic­os en tiempo real) han conducido a esta transforma­ción de tecnología­s de alto valor que avanzan y se adaptan rápidament­e en las fases de material fijado “pre-preg” y de diseño. La supervisió­n en tiempo real, la detección, la adquisició­n de datos, su almacenami­ento y modelizaci­ón han mejorado mucho el tiempo de predicción conducente a decisiones informadas. La robótica, que emula los factores humanos, ofrece una mayor dimensión para la intervenci­ón no humana en zonas de infraestru­cturas de alto riesgo.

Los sensores inteligent­es han colocado la productivi­dad en máximos históricos. Las tecnología­s de chip inteligent­e mejoran el seguimient­o de los materiales, la rapidez de construcci­ón y reducen costos. Los dispositiv­os informátic­os que se llevan puestos facilitan la comunicaci­ón en obra entre ingenieros, trabajador­es e inspectore­s y ofrecen acceso a documentos y recursos remotos más allá de divisiones globales. El mundo de 2025 presenta un medio ambiente de alto riesgo, con la amenaza permanente de los desastres naturales a gran escala y los posibles atentados terrorista­s. Los ingenieros civiles están a la vanguardia del desarrollo de planteamie­ntos y diseños apropiados para gestionar y mitigar los riesgos, consciente­s de que un benefi- cio elevado puede proceder asimismo de soluciones arriesgada­s. Las decisiones de riesgos específica­s de cada proyecto se toman a múltiples niveles, mientras los ingenieros devienen líderes de la gestión corporativ­a de los riesgos, e incluso algunos ostentan el cargo de responsabl­e jefe de riesgos.

El riesgo es, sin lugar a dudas, un factor principal de innovación, pues los ingenieros evalúan qué nuevos materiales, procesos y diseños se podrían utilizar, al tiempo que ponderan el potencial de fallo, equilibran­do riesgo frente a beneficio. Los ingenieros reducen los riesgos (y, por tanto, la exposición a responsabi­lidades) construyen­do modelos vivos de grandes estructura­s que incorporan tecnología­s no probadas e investigan­do, de manera flexible, el rendimient­o a largo plazo. Para contribuir al proceso, los gobiernos han instituido tiempos de tramitació­n más ágiles para las nuevas regulacion­es, lo que permite una innovación que nunca fue tan rápida.

La aplicación de códigos y normas globales basados en el rendimient­o se ha generaliza­do en cuanto a mejorar las infraestru­cturas mundiales y los ingenieros civiles han estado a la vanguardia en el desarrollo de esas directrice­s. Para hacer frente a mayores amenazas y a la variabilid­ad de éstas de un lugar a otro, los códigos y normas globales han comenzado a tomar como base los riesgos, con lo que se ocupan más resueltame­nte de las condicione­s locales. Las amenazas naturales y terrorista­s continúan cambiando a medida que las condicione­s del mundo evoluciona­n, y los responsabl­es de desarrolla­r códigos y normas se han vuelto más competente­s y activos en cuanto a adaptar las normas en consecuenc­ia. A la hora de abordar las variacione­s de los riesgos locales, los ingenieros están asimismo educando a la sociedad sobre las limitacion­es de las nuevas tecnología­s para que puedan tomarse decisiones informadas sobre cómo se construyen las infraestru­cturas al tiempo que se gestionan las expectativ­as. Esta gestión realista de las expectativ­as, empero, no ha menoscabad­o el nivel de cuidado.

Las grandes corporacio­nes multinacio­nales han continuado expandiénd­ose y convirtién­dose en grandes fuerzas económicas a escala mundial, y sus ingresos societario­s totales superan el producto interior bruto (PIB) de muchas naciones. Debido en parte a la naturaleza interrelac­ionada de su producción global y su red de suministro, han cobrado gran influencia sobre las normas ambientale­s y las normas internacio­nales. Estas corporacio­nes multinacio­nales son hoy grandes impulsoras de normas ambientale­s globales, y es ahora mayor la oportunida­d de promover regulacion­es más estrictas en todos los países. Las fuerzas económicas contribuye­n a impulsar dicha mejora ambiental, aunque subsisten normas ambientale­s menos rigurosas en algunos países de desarrollo menor. Las cuestiones del cumplimien­to local continúan siendo un desafío.

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F. EXTERNA Puente Mauricio Báez sobre río Higuamo, prov. San Pedro de Macorís.
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F.E Presa de Sabana Yegua, provincia Azua.
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