El “bombardeo”
Señor director: La industria farmacéutica y las investigaciones científicas, después de llevar décadas diciéndonos que es necesario vacunarnos para no contraer ciertas enfermedades, para lo cual debemos inyectarnos el virus que la produce, complementó esa campaña esparciendo en el ambiente los virus creados y desarrollados en los laboratorios, regaron la voz de que andaban tales o cuales virus peligrosos y ahora se pueden dormir en sus laureles. Lo último en la revolución farmacéutica consiste en solo regar la voz de que anda un virus, ya no necesitan crearlo y desarrollarlo. Tan pronto se comenta sobre el virus, la gente lo esparce misteriosamente sobre los demás, esto funciona igual que el miedo o pánico, se contagia y se pierde el control mental, la sensatez y el uso de la lógica y sentido común. Empiezas a sentir los “síntomas” y terminas enfermándote y acudiendo al médico y ¡Zas!, caíste en la trampa, ya que el trabajo de muchos médicos es enfermarte si estás sano y mantenerte enfermo si ya lo estás. No quiero ofender a nadie, hay sus excepciones, como en todo, pero lamentablemente cada vez son menos, esto también es contagioso. Somos simples mortales y moriremos de una cosa o de otra, no veo la razón para acelerar ese deceso inevitable. No te conviertas en parte del juego del mayor emporio económico mundial, tu complicidad les deja millones y millones de dólares diarios. La mayoría de las personas están psíquicamente enfermas, clínicamente enfermas, y, por ende, físicamente enfermas y buscan desesperadamente la salud y la eterna juventud, pero cerebralmente ya no son más que momias vivientes, de médico en médico, de estudio en estudio, de medicamento en medicamento, de dieta en dieta, de gimnasio en terapias, y obviamente los que pueden darse ese lujo, de cirugía en cirugía. Hoy nos están bombardeando sin bombas, no las necesitan, las instalaron hace años en nuestro cerebro y solo tienen que pulsar una tecla para activarlas, el tiempo de detonación depende de lo condicionado, llevadero y crédulos que seamos. El método usado fue tan sofisticado y maquiavélico, que se ocuparon hasta de instalarnos la culpa a nosotros mismos, nos dejamos morir por flojos y débiles, por falta de voluntad y amor propio. Esto sí que es preocupante e inhumano, nos han moldeado de tal forma que es muy difícil romper el molde, y si lo haces, te tildan de retrógrado, excéntrico, pesimista, loco, exagerado y neurótico. Las bombas están en nuestro cerebro y podemos controlarlas si despertamos a la realidad, desactivémosla ya, son como un boomerang, al hacerlo volverán a su lugar de origen y es allí donde deben detonar y erradicar de una vez por todas tanta maldad. Para escribir a esta sección diríjase a: lectores@elcaribe.com.do. Las cartas no deben sobrepasar las 15 líneas y los autores deben identificarse con su nombre, dirección y número telefónico.