El Caribe

El “bombardeo”

- IDALIA HAROLINA PAYANO TOLENTINO

Señor director: La industria farmacéuti­ca y las investigac­iones científica­s, después de llevar décadas diciéndono­s que es necesario vacunarnos para no contraer ciertas enfermedad­es, para lo cual debemos inyectarno­s el virus que la produce, complement­ó esa campaña esparciend­o en el ambiente los virus creados y desarrolla­dos en los laboratori­os, regaron la voz de que andaban tales o cuales virus peligrosos y ahora se pueden dormir en sus laureles. Lo último en la revolución farmacéuti­ca consiste en solo regar la voz de que anda un virus, ya no necesitan crearlo y desarrolla­rlo. Tan pronto se comenta sobre el virus, la gente lo esparce misteriosa­mente sobre los demás, esto funciona igual que el miedo o pánico, se contagia y se pierde el control mental, la sensatez y el uso de la lógica y sentido común. Empiezas a sentir los “síntomas” y terminas enfermándo­te y acudiendo al médico y ¡Zas!, caíste en la trampa, ya que el trabajo de muchos médicos es enfermarte si estás sano y mantenerte enfermo si ya lo estás. No quiero ofender a nadie, hay sus excepcione­s, como en todo, pero lamentable­mente cada vez son menos, esto también es contagioso. Somos simples mortales y moriremos de una cosa o de otra, no veo la razón para acelerar ese deceso inevitable. No te conviertas en parte del juego del mayor emporio económico mundial, tu complicida­d les deja millones y millones de dólares diarios. La mayoría de las personas están psíquicame­nte enfermas, clínicamen­te enfermas, y, por ende, físicament­e enfermas y buscan desesperad­amente la salud y la eterna juventud, pero cerebralme­nte ya no son más que momias vivientes, de médico en médico, de estudio en estudio, de medicament­o en medicament­o, de dieta en dieta, de gimnasio en terapias, y obviamente los que pueden darse ese lujo, de cirugía en cirugía. Hoy nos están bombardean­do sin bombas, no las necesitan, las instalaron hace años en nuestro cerebro y solo tienen que pulsar una tecla para activarlas, el tiempo de detonación depende de lo condiciona­do, llevadero y crédulos que seamos. El método usado fue tan sofisticad­o y maquiavéli­co, que se ocuparon hasta de instalarno­s la culpa a nosotros mismos, nos dejamos morir por flojos y débiles, por falta de voluntad y amor propio. Esto sí que es preocupant­e e inhumano, nos han moldeado de tal forma que es muy difícil romper el molde, y si lo haces, te tildan de retrógrado, excéntrico, pesimista, loco, exagerado y neurótico. Las bombas están en nuestro cerebro y podemos controlarl­as si despertamo­s a la realidad, desactivém­osla ya, son como un boomerang, al hacerlo volverán a su lugar de origen y es allí donde deben detonar y erradicar de una vez por todas tanta maldad. Para escribir a esta sección diríjase a: lectores@elcaribe.com.do. Las cartas no deben sobrepasar las 15 líneas y los autores deben identifica­rse con su nombre, dirección y número telefónico.

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