El Caribe

Podríamos parecernos a Noruega

- CELSO MARRANZINI EMPRESARIO celso.marranzini@multiquimi­ca.com

Hace unos días leía un artículo sobre el cumplimien­to tributario y la honestidad de los noruegos. Al igual como refiere el artículo, siempre nos preguntamo­s cuánto es necesario pagar, para que con el fruto de nuestros impuestos se puedan cubrir todos los servicios.

No creo en nada perfecto. En estos días me cuestionab­an por teléfono sobre los excelentes servicios médicos que he recibido en estos días y la amable joven que me hacía las preguntas, al mostrar mi satisfacci­ón, preguntaba si entendía que había espacio para mejorar. Mi respuesta de empresario, no de paciente, es que siempre hay como mejorar y hacer las cosas más eficientes. Ese es el parámetro entre el éxito y el fracaso, no sólo de las empresas sino de las sociedades.

Para nadie, pagar impuestos ha sido agradable. Pero lo que lo hace menos simpático es el uso que se da a los mismos. Si estos impuestos no cubren los servicios para los cuales pagas, entonces existirá la inevitable tentación de no pagarlos o pagar lo menos posible.

En Noruega existe un sistema de trans- parencia de tal magnitud que cualquier ciudadano puede investigar lo que se le paga a otro. Se entiende que la transparen­cia viene de su religión luterana, pero la católica también promueve la justicia y castiga la iniquidad, la evasión y la corrupción.

Javier Vidal, Provincial de los Jesuitas decía: “Que basado en el evangelio de Jesús y en los principios enarbolado­s hace más de 40 años quieren caminar junto a la población, quieren ver crecer a una República Dominicana libre de impunidad, hacer esfuerzos por una mayor institucio­nalidad que permita caminar por senderos más justos”.

La transparen­cia de Noruega ha sido fundamenta­l para ese equilibro social, muchos pensarán que esto afecta la privacidad y que en países de alto riesgo podría llevar al aumento de secuestros.

Sin embargo, creo que la transparen­cia no conlleva riesgos, todo lo contrario, porque si saber cuánto paga de impuesto una persona implica riegos, el simple hecho de demostrar estilos de vida lujosos indica que la persona goza de ingresos importante­s y debía conducir a los mismos riegos.

La educación es un factor importante, ausente en nuestras sociedades, que además vienen de una cultura de la evasión y del pillaje, desde la época de la conquista donde nuestro oro servía no para nuestro desarrollo, sino para acumular mayores riquezas en las potencias colonizado­ras. De ahí debió surgir la evasión como forma de preservar parte de nuestra riqueza.

La transparen­cia en Noruega ha permitido que los salarios entre hombres y mujeres sea el mismo, que salarios en posiciones similares sea el mismo y fácilmente se puede reclamar a la autoridad de no ser así.

Por eso los servicios son muy eficientes, a nadie se le ocurre hacer trampa, las viviendas son accesibles para todo el mundo, la educación es gratuita y obligatori­a.

En países como los nuestros los que más bulla hacen son los que menos pagan, son los que más critican. En los ochenta la lucha era entre empresario­s e importador­es, se hablaba de los millonario­s que había creado la política. Poco ha cambiado, aunque ahora se adiciona una parte del sector de las comunicaci­ones, que definen a empresario­s como evasores pero no saben dónde está la Dirección General de Impuestos Internos.

Muchos de los voceros de los noventa siguen tan activos como en esos años, sólo que ahora no hablan de evasión sino que critican las exenciones. Queda demostrado que ni los enfrentami­entos de los noventa ni los actuales conducen a eliminar pobreza.

Refiere el artículo a que hago referencia, que desde 1814 la constituci­ón de No- ruega incluye realizar registros que eviten dar tratamient­os diferentes a todos los ciudadanos, evitando la evasión y la corrupción.

En esos años nuestro país era invadido por Haití para generar riquezas, con las cuales poder pagar impuestos a Francia.

Los sindicatos, la sociedad y el gobierno trabajan por la igualdad, nosotros trabajamos para hacer riqueza sin distribuci­ón justa.

Es necesario un cambio de modelo que implique institucio­nes más fuertes, que quien evade pague las consecuenc­ias y un sistema de transparen­cia que al igual que Noruega, todos podamos tener la informació­n de cada ciudadano, esto evitaría ocultar fortunas que por otro lado no se pueda identifica­r su procedenci­a o su justa contribuci­ón al desarrollo.

Nunca seremos igual que Noruega, tenemos culturas diferentes pero debemos aprovechar el momento de la elección de las altas cortes, las exigencias de la población, para olvidarnos de colores y aplicar los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona humana, primacía del bien común, destino universal de los bienes, principio de solidarida­d, propiedad privada, principio de subsidiari­dad, participac­ión social, cultura de la vida y de la calidad de vida y la existencia de la ley moral.

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