El Caribe

“Tengo pendiente hacer una escuela de carnaval”

Bonnelly ha cultivado una hoja de vida de aportes a su comunidad, desde la presidenci­a del Comité de Fiestas y Costumbres Tradiciona­les de Santiago

- WENDY ALMONTE

Manuel Ulises Bonnelly Valderde es un filántropo y gestor cultural, que ha dedicado su vida a trabajar en favor de la sociedad en diferentes vertientes, siendo las más destacadas la niñez desvalida y la preservaci­ón de las costumbres tradiciona­les de su ciudad natal. Nacido el 9 de septiembre del 1929, en el seno de una familia tradiciona­l de Santiago, Bonnelly Valderde ha cultivado una hoja de vida de aportes a su comunidad, presidiend­o por mucho tiempo el Comité de Fiestas y Costumbres Tradiciona­les de Santiago, la Sociedad Ateneo Amantes de la Luz, el Gurabito Country Club, y fue fundador de Acción Callejera, entidad que trabaja con niños en condicione­s de riesgos en la calle, donde actualment­e es miembro del Consejo de Administra­ción.

Un tanto parco al hablar de su vida personal, pero muy abierto para hablar del quehacer cultural, a sus casi 88 años, don Manuel Ulises no para de trabajar a favor de la cultura, y como defensor de la conservaci­ón de la música típica, una de sus grandes pasiones, eleva su voz para pedir al Ministro de Cultura que reponga como director de la escuela de Música Típica Ñico Lora al maestro Juan Colón, destituido en una reestructu­ración de la misma; y porque se cree una escuela de carnaval, ya que este ha perdido su esencia.

1. Origen

Nací aquí en Santiago, en la calle Beller, mis padres eran el abogado Manuel Ulises Bonnelly Fondeur, y Consuelo Valverde Quezada. Soy de una familia muy clásica, recuerdo que nosotros hacíamos reuniones todas las noches con la familia, los hermanos de mi papá”.

2. Vida familiar

Me casé con Vanessa Vega Acevedo, era una muchacha huérfana, que vivía con su abuela y con don Agustín Acevedo. Con ella, tuve mis tres hijos: Consuelo Alida, que es profesora en la universida­d; Vanesita, que vive fuera en Houston, Texas, y Ulises Arturo, que es abogado. Yo fui un padre muy amoroso, me hace mucha falta mis hijos”.

3. Trabajador incansable

Trabajé agrimensur­a durante 50 años, me formé como agrimensor en la capital, estudié en la UASD y empecé en la Dirección General de Mensura Catastral; y después, vine aquí y fundé con mi hermano una oficina. Trabajaba todos los días de domingo a domingo, desde las 7 de la mañana a las 2 de la mañana. En principio, la parte técnica tenía que hacerla yo, y enseñé gente a hacer el trabajo de campo. Recuerdo que me levantaba a las 7 y me iba al campo a trabajar hasta la una de la tarde, comía, dormía 15 ó 20 minutos, me levantaba y comenzaba a calcular desde ahí hasta las 2 de la mañana, y me levantaba de nuevo a las 7, a trabajar”.

4. Amante del merengue

Desde hace mucho, soy amante del merengue. Empecé con Tin Pichardo, que era un referente único en este país de este tema en el año 1979, con un concurso que hizo la Secretaría de Cultura, que se llamó Tierra y Alma. Recogimos todas las manifestac­iones fo- lklóricas del Cibao; y, de ahí, he quedado muy ligado al tema del merengue; entonces, estuve jubiloso cuando Jochi Sanchez creó la escuela Ñico Lora, porque estuvo muy organizada y formada para que diera sus resultados: Se iba a ocupar de tres géneros musicales, que son netamente santiaguer­os: El merengue, que se desarrolló en Santiago; el son, que nace aquí, pero se desarrolla en Cuba; y la bachata, que era un ritmo netamente santiaguer­o, porque surge aquí. En Santiago, había tres clases de fiestas, las sociales, las barriales y las de las periferias, donde se bailaba merengue, todavía queda una rancheta de madera muy vieja, que se llamó El Perico Ripiao, donde se bailaba merengue, en el otrora Matadero en La Joya, en la calle Independen­cia”.

5. Origen del perico ripiao

Recuerdo que el nombre de perico ripiao, que le dan ahora a los grupos, viene del negocio que administra­ba Cijo Marte. Para aquel entonces, en el Centro del Recreo realizaban las fiestas del estreno de las niñas de 15 años, que empezaba a las ocho de la noche y terminaba a las 12 de la noche, y los muchachos de aquí, entre ellos Tin Pichardo, cuando terminaba la fiesta llevaban a los muchachos de la capital, que venían a las fiestas, al Perico Ripiao, que estaba en una zona de tolerancia de prostituta, pero como ellos no conocían el merengue de güira, tambora y acordeón, identifica­ban al Perico Ripiao como el conjunto, no como el local, y los capitaleño­s son los que le dan este nombre al conjunto típico”.

6. Labor por los niños

Fui fundador de Acción Callejera, junto a mi prima Angelita, en el 1989; ahí participó Irenarco Ardila, que era un especialis­ta. Eso vino inspirado de Puerto Plata, donde tenían un programa similar, y mi tía Ana Mercedes era quién participab­a, nos anima para que lo fundáramos aquí, pero yo tenía esa inquietud tras la muerte de Trujillo, cuando me encontré en casa a Chapotó y El Taira, dos niños de 5 años; me entero y me horrorizó que dormían en la calle, y en la época de Trujillo no había eso. Para mí, fue un choque increí-

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