Marino Brito transforma la jícara de coco en arte
Con esa parte no comestible del fruto el emprendedor elabora todo tipo de piezas y encamina muy bien el negocio
La creatividad de este emprendedor le ha ganado clientes en Santo Domingo, Samaná, Puerto Plata y Jarabacoa
Para Marino Brito el coco es mucho más que un producto comestible. Con la jícara de esa fruta el emprendedor mocano es capaz de diseñar piezas artesanales de un nivel y categoría tan elevados como posiblemente usted nunca ha imaginado.
Aprendió el oficio de su padre Rafael Brito y cada día le inyecta nuevos bríos, tanto a ese arte como al negocio per se, ubicado en la autopista Ramón Cáceres, kilómetro 6 en Moca, provincia Espaillat. En esencia lo que hace Marino con la parte del coco que el común de la gente echa a la basura son mariposas, peces, cofres, accesorios diversos, lámparas, hojas quemadoras de incienso, juegos de tazas, jaboneras, portalápices, portacepillos, copitas para servir helados, portaservilletas, anillos, collares, pulsas, aretes, llaveros personalizados y para empresas y cortinas, entre otros.
La empresa se llama Arteco Taller Artesanal. El nombre es la combinación de dos partes: Arte, de artesanía y Co, de coco. Tiene 11 empleados, de ellos seis mujeres y cinco varones. “Siempre hemos tenido muchachos estudiantes universitarios laborando y con el salario es que sostienen sus estudios. Para nosotros esa parte es importante y nos gusta hacerlo”, le dice Marino Brito a elCaribe cuando lo aborda. La creatividad del emprendedor no tiene límites. Incluso, el local que usa para exhibir las piezas es el cascarón de un autobús viejo que tomó para eso.
Marino tiene una clientela importante distribuida por Samaná, en Puerto Plata, Jarabacoa, Santo Domingo en otros puntos del país. “Hay gente que vive fuera del país y nos compra también”, explica Brito, con dejo de orgullo. Si se trata de mariposas, en Arteco hay capacidad para hacer 100 mariposas terminadas en dos días. “Podemos hacer tantas cosas como se le pueda ocurrir al cliente que la solicita”, asegura.
“Mi padre inició este negocio en Salcedo, provincia Hermanas Mirabal, ha- ce muchos años. Mi padre trabajaba artesanía diversa, incluida de madera, cuerno y en algún momento decidió incursionar en la artesanía de la jícara de coco. Más adelante me uní”, rememora Marino Brito. Le gusta hablar del tema y no lo disimula ni por un segundo.
Es maestro de escuela y sicólogo de profesión. “Pero lo estoy pensando mucho porque el taller me exige cada vez más y más y -en adición a él- estoy asociado con mi hermana en una heladería. Me piden darle más calor a eso”, dice el emprendedor, dejando claro que está pensando retirarse de la docencia.
Marino no es un hombre rico en dinero, pero sí en iniciativas. La falta de “plata” no ha sido un problema mayor como que le pueda impedir poner a caminar una idea. “Iniciamos con un capital muy precario porque para ese entonces, mi viejo (mi papá) era empleado público en el gobierno de Joaquín Balaguer. Lo cancelaron y ahí fue donde este taller realmente inició”, recuerda.
“Inicialmente lo que trabajábamos era unos bolsitos, unas carteritas y unas lámparas. Dado que vivíamos en Salcedo, quisimos hacer algo alusivo a ese pueblo y eso eran las hermanas Mirabal, que son un símbolo de ahí. Fue entonces cuando comenzamos a trabajar con las mariposas”, narra el propietario de Arteco.
Y aprovecha para ofrecer como números de contacto el 809-485-0700 y el 809844-3020. Pero también Marino cree mucho en el poder actual de las redes sociales. “En Facebook como en Instagram pueden ubicarnos como Artesanía en Jícara de Coco y también tenemos el correo electrónico Arteco.taller@hotmail. com”, indica.
Lo que dice Brito: “Cuando el turista viene al país quiere llevarse un recuerdo, para eso estamos nosotros”.