Solución institucional
CON LA CARTA A LOS PRESIDENTES de las cámaras legislativas el pasado miércoles, el presidente Danilo Medina da un paso hacia adelante en la empantanada discusión sobre el proyecto de ley que habrá de regular la vida de los partidos.
Al margen de los resultados finales, la iniciativa rompe el estancamiento, cuando propone (más que la constitución de una “comisión bicameral” que francamente no se corresponde con el estado en que se encuentra el proyecto de ley de partidos en la Cámara de Diputados), la exploración de “opciones alternativas y se procure, en el menor tiempo posible… una solución pactada que allane el camino para aprobar la ley sobre partidos, agrupaciones y movimientos políticos”.
Era hora. El presidente Medina reafirmó abiertamente su convicción sobre el punto de desacuerdo, que es el método de selección de los candidatos a cargos electivos, mediante primarias abiertas y simultáneas, con el padrón de la Junta Central Electoral. Y reconoció la realidad de que tal y como fue aprobada en el Senado no pasaría en la Cámara de Diputados.
Que entendiera su responsabilidad como dirigente político y como presidente de la República, para poner el interés nacional por encima de cualquier otra consideración, es loable. De ahí su propuesta, con el debido respeto a otro poder del Estado, que “se abra un espacio de diálogo entre las diferentes fuerzas representadas en el Congreso Nacional con miras a buscar una salida viable y de consenso que haga posible aprobar” la legislación.
Es lo que corresponde. Sugiere una solución política que deben considerar los miembros de las cámaras. No debe ser a través de una comisión bicameral, porque ese escenario pasó. La ley está en la Cámara Baja y debe ser desde esa instancia, en consulta con los senadores y los actores políticos vinculados, que deben posibilitar los acuerdos o las vías alternas posibles.
Retrotraer el proyecto a una comisión bicameral es retornar peligrosamente al inicio para nunca terminar.
El otro líder del PLD, Leonel Fernández, ha favorecido la propuesta del presidente Medina, lo mismo que el opositor Luis Abinader y amplios sectores de la sociedad civil.
Si hay buena fe y verdadero espíritu constructivo, lo interesante sería presentar la fórmula de entendimiento a la comisión especial de la Cámara Baja y que el pleno la sancione sin más.
En ciertos aspectos ejercemos una democracia para la cual no estamos del todo preparados. Eso la hace débil e inoperante. Bosch solía referirse al “atraso político” del pueblo y su afirmación posee todavía, a pesar del tiempo transcurrido y de su muerte, una vigencia extraordinaria. Pe- CARLOS NINA GÓMEZ
NUEVA YORK.- En la ciudad de Nueva York funciona el Comisionado Dominicano de Cultura, organismo que cumple un positivo rol. Carlos Sánchez, un viejo zorro en las lides de los medios de comunicación y quien es un “fiebrú” amante de los libros, es el Comisionado Dominicano de Cultura.
La entidad, que es una dependencia del Ministerio de Cultura, aquí los criollos la han bautizado como La Casa de la Cultura. ro parte de la responsabilidad por ese atraso corresponde al liderazgo nacional, porque una de sus misiones debería ser la de educar a la gente en materia cívica y política. Esa es una faceta relevante de sus responsabilidades como líderes que la mayoría de los políticos ha desestimado siempre.
La labor educativa dentro del ejercicio de la actividad política nacional ha sido deprimente; virtualmente nula. Si la mayoría carece de un conocimiento sólido de sus deberes se debe en parte a que sus dirigentes no le han conferido valor a ese elemento vital de la formación democrática del pueblo. Probablemente también, porque muchos de ellos mismos desconocen los límites de esos deberes y derechos, razón que explica la facilidad e impunidad con que aquí se violan, se pisotean o se pasan por alto
Cada vez que visito esta ciudad, me doy mis “vueltitas” por las oficinas del Comisionado Dominicano de Cultura y allí, aunque breve, establezco diálogos con mi amigo Carlos Sánchez, donde recibo finas atenciones de su personal.
Sánchez, de acuerdo con lo que afirman periodistas dominicanos -y entre ellos cito al veterano José Alduey Sierrarealiza un excelente trabajo. Nunca descuida su labor.
Otro de mis caros amigos en Nueva York, el experimentado locutor Fernando Navarro, cuando lo consulté sobre lo que se realiza en la Casa de la Cultura, reaccionó con esta proclama: “Todo muy bien. Allí descansa la cultura dominicana, siempre se celebran presentaciones de libros escritos por escritores dominicanos y, en sentido general, se resalta todo lo que tiene que ver con nuestra realidad cultural”.
La diáspora dominicana en Nueva York no olvida su patria. Y cada vez que en el Comisionado Dominicano de Cultura se realiza una actividad, muchos criollos acuden en masas. en situaciones decisivas esos atributos del sistema.
Casi todo el esfuerzo de instrucción de las militancias políticas de los partidos ha sido dirigido a enseñarles su “obligación” de acudir periódicamente a mítines y desfiles y a palmotear consignas carentes de sentido. El proselitismo dominicano, como en el resto de Latinoamérica, ha sido siempre más dado a estimular los instintos y las bajas pasiones que a otro tipo de actividad más enaltecedora. Como resultado de nuestro atraso y el desconocimiento cabal de los deberes y derechos ciudadanos, las oportunidades democráticas han quedado restringidas a un estrecho cuadro que la hace ineficaz y poco atractiva a los ojos e intereses de grandes masas de población, ajenas por completo a sus virtudes.
Y precisar que Eduardo Selman, quien conoce muy bien la idiosincrasia dominicana en esta urbe, acaba de ser designado por el presidente Danilo Medina ministro de Cultura.
Cuando se supo la noticia, hablé con el colega Alduey Sierra, quien es un comunicador de mucho respeto, con credibilidad en la comunidad. De inmediato reaccionó en positivo.
Selman, quien ha sido cónsul dominicano en NY, debe dar un respaldo más sostenido a la Casa de la Cultura... ¡y no dudo de que lo hará!
Carlos Sánchez debe estar tranquilo y saber, además, que la Casa de la Cultura será fortalecida porque al Ministerio de Cultura ha llegado un hombre receptivo y consciente de que los criollos en Nueva York necesitan estar más cerca de sus raíces. Estar más activo, asistir con más asiduidad a todas las actividades que organiza el organismo cultural.
Y estoy seguro que el Comisionado Dominicano de Cultura tendrá más respaldo por parte de Eduardo Selman.
¡Es lo que se espera!