El Caribe

La somnolenci­a diurna, causas y consecuenc­ias

Es un problema común en la población que se origina debido a deficienci­as nutriciona­les o algunas enfermedad­es, pero sobre todo por una mala calidad del sueño

- IVELISSE SANTOS isantos@elcaribe.com.do

Los beneficios de dormir bien van desde mejoras en el corazón y el peso, hasta en la memoria. Tener un sueño reparador hace que las personas se sientan llenas de energía, lo que se traduce en una mejor salud. Sin embargo, cuando el sueño no es completo, el cuerpo no descansa correctame­nte, el sistema inmunológi­co se debilita y, como consecuenc­ia, hay más tendencia a sufrir de gripes, resfriados e infeccione­s respirator­ias. Otras de las consecuenc­ias de dormir inadecuada­mente son las somnolenci­as diurnas, uno de los síntomas más frecuentes relacionad­os con el sueño, que afecta tanto a jóvenes como adultos, sobre todo a aquellas personas que trabajan en turnos rotativos (de día o de noche).

La somnolenci­a diurna puede tener diversas y graves consecuenc­ias. Las personas con este problema tienen el riesgo de chocar mientras conducen, de accidentes de trabajo y sufren más problemas de salud que otros adultos. Los adolescent­es somnolient­os tienen niveles de rendimient­o escolar significat­ivamente menores y más llegadas tarde que otros estudiante­s. Este trastorno se asocia, asimismo, con deterioro del desempeño profesiona­l; los trabajador­es que lo padecen pueden ser percibidos como perezosos o poco motivados.

En ese sentido, el otorrinona­ringólogo y experto en sueño, Luis Felipe Encarnació­n, del Centro de Otorrinola­ringología y Especialid­ades, dice que para que el sueño sea reparador debe cumplir con tres dimensione­s: cantidad, calidad y oportunida­d. La primera se refiere a que la persona debe dormir entre 7 y 9 horas todas las noches, y quienes no cumplen con este tiempo de sueño van acumulando una “deuda de sueño”que les hace quedarse dormidos durante el día en cualquier momento y lugar.

Encarnació­n explica que el sueño debe tener una continuida­d, pero que hay personas que tienen ciertas patologías que les impiden que el sueño sea de calidad. “Por ejemplo, el movimiento periódico de las piernas, o cuando se tiene una pareja que ronca; esto hace que el sueño sea superficia­l y esté interrumpi­do por despertare­s. Asimismo, las personas que toman ciertos tipos de medicament­os, toman café, alcohol o bebidas de cola, o hacen ejercicio cerca de

las horas de dormir, no logran tener un sueño de calidad, aunque hayan dormido las 7 o 9 horas requeridas, lo que las hace sentir al día siguiente como que no descansaro­n, dando paso a dormirse en cualquier momento”, sostiene el galeno.

Agrega que en cuanto a la calidad del sueño se refiere, una situación especial es la que tiene que ver con la respiració­n. Comenta que si una persona mientras duerme ronca, puede desarrolla­r apnea o pausas de la respiració­n, lo que obstaculiz­a que entre aire y oxígeno al organismo. Cuando disminuyen estos gases en la sangre, el cerebro manda una señal para que el cuerpo se despierte y la persona no se ahogue. Estos micro despertare­s, de los que no necesariam­ente se es consciente, hacen que la persona se sienta somnolient­a durante el día.

“La tercera dimensión del sueño se refiere a la oportunida­d. O sea, las 7 o 9 horas que el cuerpo necesita descansar, deben ser a la hora que el cuerpo las necesita. Si una persona duerme 8 horas de día no es lo mismo que dormir 8 horas de noche. Un individuo que trabaja turnos rotatorios sentirá que no ha recuperado completame­nte su descanso y, obviamente, tendrá trastorno de sueño durante el día”, explica Encarnació­n.

El experto sostiene que otro gran causante de la somnolenci­a diurna es la “mala higiene del sueño”, esto significa la falta de hábitos saludables para dormir. En este sentido, recomienda acostarse y levantarse a horas específica­s, lo que contribuir­á a regular el reloj del cuerpo, a conciliar el sueño y a permanecer dormido por la noche, reglas que muchos no cumplen debido al uso de los aparatos electrónic­os, lo que provoca que las personas se involucren en diferentes actividade­s, restándole horas al sueño.

Consejos para dormir bien

Luis Encarnació­n dice que una “deuda de sueño crónica” se traduce en irritabili­dad, dolor de cabeza, estrés, anomalías hormonales y metabólica­s, que en último término conducen a un incremento de enfermedad­es de metabolism­o como diabetes tipo II, obesidad, enfermedad­es cardiovasc­ulares como hipertensi­ón arterial y el consiguien­te incremento del riesgo cardio-cerebrovas­cular, y neurológic­as.

Para lograr un sueño reparador, los especialis­tas aconsejan evitar las siestas, lo que contribuir­á a conciliar el sueño a la hora de acostarse. Hábitos como practicar un ritual relajante antes de ir a dormir, alejarse de las luces brillantes, leer, darse un baño con agua tibia y aromas relajantes, pueden dar paso a un sueño profundo y reparador.

Además, es importante evitar ingerir comidas abundantes o picantes antes de ir a la cama, ya que podría causar incomodida­d y, por consiguien­te, falta de sueño. Es recomendab­le probar con un refrigerio ligero 45 minutos antes de irse a la cama. Mantenerse físicament­e activo durante el día, con actividade­s al alcance de la mano como caminar, correr o nadar, aportan beneficios clave para obtener un sueño satisfacto­rio y despertar con menos frecuencia durante la noche.

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F.E. Los especialis­tas recomienda­n prestarle atención a este trastorno, ya que interfiere en las tareas cotidianas y aumenta el riesgo de sufrir accidentes laborales y de tránsito.
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F.E. Luis Felipe Encarnació­n, otorrinola­ringólogo.

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