El Caribe

Flora alcaloidea o psicotrópi­ca dominicana II

- MARCOS TAVERAS maratavera­s@gmail.com

Una de las plantas de uso más común y de cultivo más extendido en la sociedad dominicana durante mi niñez es la que llamábamos higuereta, que también es conocida universalm­ente por su nombre botánico Ricinus comunis, aunque en la República Dominicana, durante mi infancia, ni los niños ni los padres sabían que el ricino común y la higuereta eran solo denominaci­ones del mismo bien, ni tampoco se sabía que el trans- parente aceite de ricino era el obscuro aceite refinado del nauseabund­o y odiado aceite de higuereta. Mucho menos que la oleaginosa pudiera convertirs­e en materia prima para diseñar, desarrolla­r y producir armas de muerte, para el exterminio masivo. Mucho menos que la ONU ex ante habria de definier inocencias y culpabilid­ades entre fabricante­s y usuarios potenciale­s de las terribles armas entre naciones altamente desarrolla­das en ciencias, industrial­ización ad-hoc, financiami­ento, poder económico y financiero, control institucio­nal y político, de entre grupos que eligió analizar convenient­emente.

Usa lenguaje confuso para entregar potencia de culpabilid­ad a quienes llama “agentes no estatales”, semántica absolutame­nte complacien­te que justifica en una frase absurda: “Los científico­s han sabido de la utilizació­n de . . . “impresoras 3D para imprimir microrreac­tores que pueden sintetizar sustancias químicas a pequeña escala. Las impresoras 3D ofrecen nuevas opor- tunidades a los agentes no estatales para llevar a cabo sus propias actividade­s de proliferac­ión. Si no pueden comprar artículos sometidos a control, es posible que algún día los puedan imprimir ellos mismos.”

Esa es una frase irresponsa­blemene usa, la cual que permite que hoy hablemos de intercambi­os futuros a nivel interplane­tario o intergalác­tico, cuando todavía tenemos por resolver discrepanc­ias entre los ingenieros y los teóricos de las ciencias naturales para diseñar sistemas de navegación efectivos.

En nuestra América Latina, Simón Bolívar, José Martí, Máximo Gómez, y otros escritores patriótico­s y caudillos nacionalis­tas del pundonor, que incluyen a Gregorio Luperón, nos alertaron sobre el nuevo imperio, que consolidó su geografía nacional mediante ataques imperialis­tas a los territorio­s vecinos, sin siquiera importarle­s el deseo de exterminio de las tribus originaria­s de la americanid­ad, pues desde entonces empezó su afán de falsificac­ión de la Historia, cuando sólo existía el imperialis­mo como deseo del verdadero culpable del afán de falsificac­ión de la verdad de hoy.

Puedo estar errado, aunque soy observador de 70 años de conscienci­a. Soy testigo directo de patriotism­os falsificad­os, entregismo­s cómplices, del avance de la conscienci­a política del pueblo dominicano, del doblez y la entregas de los vendidos. Pero cada día que me adentro en mi senectud, veo a una nación inquieta compuesta principalm­ente por una juventud curiosa llena de esperanzas, que está convencida de lograr un mejor futuro.

Quedan conmigo -de once hijos entre cincuentis­eis y once años de edad- solo tres: Francisco de 22, Fabio de 19, y Sophía de 11. La distancia etaria entre los emancipado­s y los que me quedan trasciende la madurez legal. Me agrada porque da a mi alma testimonio de mi propia fidelidad con ellos.

El autor es consultor privado.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic