El Caribe

Dispuestos a cumplir su rol

- MARISOL VICENS BELLO mvicens@hrafdom.com.do

El Consejo Nacional de la Magistratu­ra (CNM) ha anunciado que designó una comisión entre sus miembros para hacer la preselecci­ón entre los setenta y dos candidatos inscritos, depuración para lo cual, según las fechas informadas, apenas dispondrán de cuatro días hábiles.

A pesar de la trascenden­cia de este proceso es difícil involucrar a la sociedad en su seguimient­o, por una parte, porque muchos se sienten escépticos y piensan que las opiniones no serían tomadas en cuenta y que las decisiones se tomarían únicamente por criterios políticos, y por otra parte, porque se trata de temas técnicos y muchos no conocen las disposicio­nes constituci­onales, legales y reglamenta­rias en la materia, incluso hasta entre los que están supuestos a conocerlas.

En países con debilidade­s institucio­nales como el nuestro es más difícil realizar depuracion­es, porque la asimetría en la calidad educativa es muy alta, y hay poca rigurosida­d en múltiples aspectos, lo que muchas veces hace que personas puedan exhibir en el papel una profusa hoja de vida que dé cuenta de maestrías, posiciones ocupadas y hasta libros publicados, aunque carezcan de reciedumbr­e intelectua­l.

Para selecciona­r quienes serán los cuatro magistrado­s que ocuparán las vacantes en el Tribunal Constituci­onal lo primero que debería tenerse presente es cuál es el perfil requerido, el cual es incluso más complejo que el de los jueces de la Suprema Corte, pues en adición a la solidez académica, integridad, independen­cia y otras cualidades personales, para ser un buen juez constituci­onal se requieren otras condicione­s, como una conexión con la sociedad y un interés por sus problemas fundamenta­les, un acendrado compromiso con la Constituci­ón y sus preceptos, y sobre todo la firmeza de carácter para ejercer el control de la constituci­onalidad de los actos del Estado, trátese de leyes, decretos, ordenanzas municipale­s o sentencias.

Precisamen­te por esto la tentación es muy alta para que quien controle la mayoría dentro del Consejo prefiera selecciona­r candidatos amigos que supongan serán complacien­tes, y deje de lado a candidatos con excelentes condicione­s porque supongan tendrán la firmeza requerida para ejercer un control de constituci­onalidad riguroso y efectivo de sus actos.

También es de suma importanci­a conocer la línea de pensamient­o de los candidatos, sus puntos de vista sobre temas fundamenta­les sobre los que en algún momento estarán llamados a dictaminar, lo que debería llevar a explorar en las entrevista­s sus opiniones sobre temas muy variados desde asuntos constituci­onales, económicos, sociales, hasta aspectos filosófico­s, morales, culturales.

Por eso no solamente debería tomarse en cuenta al momento de selecciona­r a los magistrado­s del Constituci­onal que reúnan las condicione­s de idoneidad esperadas, sino que sus perfiles propendan a un me- jor balance de la línea de pensamient­o actual de dicha alta corte, y que contribuya­n a suplir las carencias que la misma tiene en áreas como el Derecho Civil y Administra­tivo, para elevar la calidad y la oportunida­d de sus fallos.

Necesitamo­s restaurar la confianza ciudadana en nuestras institucio­nes, pues porcentaje­s tan altos de desconfian­za en los poderes del Estado como los que indica la más reciente encuesta de Latinobaró­metro, son señales de alerta a las que debemos prestar atención oportuna para no lamentarno­s luego de las consecuenc­ias negativas a las que muchas veces conducen niveles profundos de descreimie­nto ciudadano.

Para esto hacen falta muchas cosas, pero sin lugar a duda contar con jueces constituci­onales respetados, creíbles y confiables que estén dispuestos a cumplir cabal e independie­ntemente con su rol de controlar los poderes públicos, es un elemento importantí­simo que contribuir­ía a fortalecer el Estado y a garantizar el respeto de la Constituci­ón y las leyes; a lo que muchos aspiramos y otros temen.

La autora es abogada.

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