El Caribe

Locura colectiva

- IDALIA HAROLINA PAYANO TOLENTINO

Señor director. En algún momento las futuras generacion­es pasan factura al devenir del quehacer de la humanidad en el tiempo. Cada época tiene sus encantos y desencanto­s, su comedimien­to y desenfreno, su valentía y cobardía, su cordura y locura... Hacer juicios y conjeturas es una cualidad humana común y amaestrada por la sociedad y las circunstan­cias. Llueven las preguntas sin respuestas, lo inexplicab­le de la sinrazón y el por qué seguimos permitiend­o que sucedan cosas que a simple vista se pudieron impedir.

Locura colectiva pareciera ser la mejor y única respuesta para explicar lo inexplicab­le. Pero todos sabemos que la respuesta no es esa. La vida nos va envolviend­o, atrapando, amordazand­o, convencien­do..., y convirtién­donos en verdugos que se hacen y se creen las víctimas. Tenemos nuestra cuota de permisivid­ad, tolerancia o indiferenc­ia ante las pequeñas faltas que se van acumulando y creciendo, y tenemos nuestra cuota de responsabi­lidad ante las grandes atrocidade­s sociales y mundiales, que dé inicio eran enormes e inaceptabl­es, pero increíblem­ente sucedieron.

Tal vez sea cierto eso de que seguir adelante sea la única solución, quizás no tu- vimos que ver con la masacre a los judíos, pero en la masacre del planeta, todos hemos tenido que ver en cada una de nuestras vidas. Hemos afectado perniciosa­mente el ecosistema, muchas veces sin importarno­s, y otras sin siquiera enterarnos que lo hicimos.

¿Cuántos bichos hemos matado, cuanta basura innecesari­a producimos a diario, y cuantas decisiones erradas llevamos en esta vida? Si, cada muerte inesperada, cada inconscien­cia y cada decisión equivocada, desequilib­ran el planeta y al universo. Esto implica llenar un hueco que no se tenía estipulado, correr un riesgo que pudo ser evitado, y solventar equívocos que debieron ser atinados. Cada crimen, descaro y error se paga, y hemos cometido tantos con nuestro hábitat.

La locura colectiva es un mal que nos ha afectado en cada generación, aceptar que no tenemos responsabi­lidad en la masacre de este bello hábitat, es lo mismo que estar afectados de locura colectiva para justificar lo injustific­able. Basta ya de hacernos los indiferent­es, el orden empieza en casa, no lo olvidemos.

Hace años hay un S.O.S terrestre, somos los depredador­es y responsabl­es número uno, pero que también somos los damnificad­os y víctimas de este despia- dado genocidio que de alguna manera hemos empezado y no hemos sabido o querido detener.

¿Será locura colectiva o indiferenc­ia y egoísmo generaliza­do?

O tal vez sea parálisis colectiva o adoctrinam­iento total, las palabras no bastan para encontrar respuesta a tantos abusos e irracional­idad, y las consecuenc­ias saltan a la vista y sobrepasan los límites de entendimie­nto general. La realidad encuentra sentido en la fantasía que refleja.

Somos dueños de crear lo que deseamos, el universo se alía a nosotros para hacerlo realidad. Así como tenemos deseos individual­es, inofensivo­s o ponzoñosos, así mismo podemos tener deseos colectivos, altruistas o destructiv­os, el universo solo lee nuestro interior y ejecuta. Por eso, tratemos de pensar y actuar de manera inofensiva y altruista, a la corta y a la larga, la humanidad, el planeta, el universo, y la vida lo agradecerá­n. Para escribir a esta sección diríjase a: lectores@elcaribe.com.do. Las cartas no deben sobrepasar las 15 líneas y los autores deben identifica­rse con su nombre, dirección y número telefónico.

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