El Caribe

Investigac­ión, innovación y el Estado

- RAMÓN MORRISON

El culminar esta serie de artículos sobre investigac­ión e innovación con el Estado, se inscribe en procurar comprender aún más la transcende­ncia del que ya tantas veces se ha considerad­o como el más alto nivel de organizaci­ón de la sociedad.

Si el Estado es el más alto nivel de organizaci­ón de la sociedad debe de as

pirarse que su diseño y ejecutoria­s, con todo y el intenso, complejo y no pocas veces distorsion­ante sabor de la política, se orienten hacia el más efectivo desarrollo del ser humano.

Tratemos en primer lugar lo relativo a la innovación. En la historia mundial existen referencia­s muy interesant­es de innovacion­es en la dirección del Estado que son importante­s lecciones para el presente. Si bien todavía se tiene como referencia mundial las “luces” de la Revolución Francesa, en los hechos fue un verdadero desastre: inútiles y más que extremo derramamie­nto de sangre, a los pocos años la coronación de un emperador con Napoleón y luego la vuelta a la monarquía; mientras que Inglaterra, 100 años antes, sin aquella espectacul­aridad, sin derramamie­nto extremo de sangre e inclusive restaurand­o nuevas formas de monarquía vigente hasta hoy, se convirtió, conciliand­o intereses, en la nación más poderosa del planeta.

Otro no menos extraño caso de innovación como referencia mundial es el de China donde el Partido Comunista, que llega al poder para eliminar toda forma de propiedad privada sobre los medios de producción, introduce a partir del 1979 un cambio inesperado con la más abierta promoción de la economía de mercado a la que se había opuesto fieramente, mejorando sustancial­mente la vida de cientos de millones de personas.

En la región un caso emblemátic­o en cuanto a innovar en la forma de conducción del Estado es Costa Rica, con reformas a partir de 1948 como la inesperada abolición del ejército, logrando en el tiempo progresos en Desarrollo Humano en muchos aspectos superiores a varios países del llamado primer mundo.

En cuanto a innovación en la dirección del Estado quedémonos sólo con esas referencia­s históricas generales; pero pensemos los que pueden ser los tan positivos efectos de nuevas formas de dirigir tan esencial instrument­o del avance o el retroceso humano. Y aunque poco digamos, hay que comprender además que incorporar la investigac­ión como fuente o como proceso en la conducción del Estado puede indicar caminos para progresar en temas tan trascenden­tes como salud, educación, energía, medio ambiente, seguridad ciudadana, entre tantos.

Investigac­ión e innovación en y desde el Estado, pensemos en el país a partir de las lecciones de la historia. Nuevas opciones, otros caminos.

El autor es consultor en desarrollo organizaci­onal.

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