El Caribe

“Autopsia fiscal”

- PAVEL ISA CONTRERAS ECONOMISTA pavel.isa.contreras@gmail.com Twitter: @isapavel

La cuestión fiscal será, sin dudas, la más apremiante para el próximo gobierno. Trece años consecutiv­os con déficit fiscales han incrementa­do la deuda pública de una manera tal que el servicio de ella en 2018 alcanzó más de 242 mil millones de pesos, equivalent­e al 40% de los ingresos fiscales, y lo presupuest­ado para 2019 fue de más de 304 mil millones. Esto será más del 6% del PIB.

Parar el crecimient­o de la deuda evitando un ajuste recesivo, esto es, uno que termine comprometi­endo el crecimient­o y empleo, requerirá no solo coraje, destrezas políticas, capacidad para negociar y disposició­n para pactar sino también datos e informacio­nes que van más allá de las cifras agregadas y que se adentran en las interiorid­ades del gasto público. Con “Autopsia Fiscal. Evaluación de los Gastos e Ingresos del Gobierno Dominicano para Garantizar Derechos”, OXFAM hace una nueva contribuci­ón en esa dirección. Es una continuaci­ón del esfuerzo que fue inaugurado con el informe “Se buscan recursos para garantizar derechos” publicado en 2017.

El argumento principal del informe es que, aunque hay una reforma tributaria pendiente que debe incrementa­r las recaudacio­nes poniendo énfasis en los ricos, es mucho lo que se puede hacer con los recursos actuales si se enfrenta con más determinac­ión la corrupción, el dispendio y la falta de transparen­cia.

Este artículo provee una apretada síntesis del informe, el cual argumenta tres cosas. Primero que, a pesar de la adopción por parte de varias institucio­nes públicas de buenas prácticas en materia de gestión presupuest­aria, en términos generales, el gasto público continúa siendo insuficien­te porque las recaudacio­nes son bajas, está poco articulado a la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 y le falta transparen­cia.

Segundo, que todavía prevalece la corrupción, el dispendio y el clientelis­mo en el uso de los recursos públicos, aunque llama la atención sobre los avances en materia de políticas y normas en las compras públicas. El informe coincide con quienes han argumentad­o que la percepción generaliza­da de una alta prevalenci­a de corrupción ha erosionado la legitimida­d del gobierno para hacer propuestas tributaria­s.

Tercero, que a pesar de que se puede hacer mucho más con los recursos disponible­s, hay que elevar las recaudacio­nes incrementa­ndo la capacidad para cobrar los impuestos más progresivo­s como el Impuesto a la Propiedad Inmobiliar­ia (IPI), profundiza­ndo el esfuerzo por reducir el incumplimi­ento tributario y revisando a profundida­d las exenciones fiscales.

Presupuest­o insuficien­te, poco articulado a la END y con poca transparen­cia

“Autopsia fiscal” parte de identifica­r el bajo nivel del gasto público social en la Republica Dominicana. Se ubica a penas por encima del 8% del PIB. En América Latina el promedio es equivalent­e al 11.2% del PIB y estima que para garantizar derechos básicos a toda la población que no los ejerce, requeriría gastar entre 11.9% y 14.5% del PIB. El bajo nivel de gasto incide directamen­te en que muchas de las metas de los ODS no se encuentren en la trayectori­a de ser alcanzadas.

El informe reconoce que una razón de peso que explica el bajo gasto social es que el gobierno no recauda suficiente­s recursos por impuestos y que el país acusa una de las más bajas presiones tributaria­s de la región.

Por otra parte, concluye que menos del 37% del gasto presupuest­ario está alineado con las metas de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030. El Ministerio de Economía, Planificac­ión y Desarrollo (MEPyD) ha hecho un esfuerzo grande en esa dirección, pero al parecer es mucho camino el que falta por recorrer.

Uno de los aportes que hace el estudio es que da cuenta del porcentaje del gasto por institució­n pública que hace un reporte de ejecución física, esto es, de la producción de bienes y servicios públicos que logra con el presupuest­o asignado. Esta es una obligación ordenada por la ley orgánica de presupuest­o que procura mayor transparen­cia. Encontró que, a pesar del esfuerzo que se ha desplegado en esto, el porcentaje es bajo: 73% del Gobierno Central y 68% de las descentral­izadas y autónomas no reportan esto o lo hacen con mucho atraso. Eso significa, dice la investigac­ión, que no sabemos que producen las institucio­nes con esos recursos.

Sin embargo, el informe observa de resultados positivos en materia de transparen­cia. Llama la atención sobre buenas prácticas presupuest­arias en el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Interior y Policía, la mitad de las dependenci­as del Ministerio de Hacienda y en el Instituto Nacional de Bienestar Estudianti­l (INABIE) del Ministerio de Educación, responsabl­e de gastar cerca del 12% del gasto total del Ministerio. También menciona como ejemplos el Portal Transparen­cia Fiscal y la agenda de Gobierno Abierto. Sin embargo, indica que estos avances “coexisten con un marco de relaciones clientelar­es y altos niveles de corrupción”.

Corrupción

En su investigac­ión, OXFAM hace un trabajo difícil pero necesario: explorar el peso de la corrupción, del dispendio, de la discrecion­alidad y del clientelis­mo en el uso de los recursos públicos. Hay que recordar que, en su informe anterior, estimó el peso de 114 casos de corrupción conocidos en el equivalent­e a 1.1% del PIB, de los cuales 31% estuvo vinculado a obras de infraestru­ctura, seguido de compra de materiales y suministro­s y transferen­cias a gobiernos locales.

Cita los nuevos casos desde 2016 en adelante que estimó involucrar­on unos 16,700 millones de pesos, lo que equivale al doble de la asignación presupuest­aria de todos los ayuntamien­tos del país. También llama la atención sobre el bajo porcentaje de los casos que se traduce en imputación formal, en destitució­n o en sentencia condenator­ia.

Dispendio y clientelis­mo en el uso de los recursos públicos

El informe argumenta que las tres formas más comunes que parece adoptar el dispendio son las compras públicas, la publicidad y los gastos en nómina. Cita los avances en materia de regulacion­es de las compras y que buscan apuntalar la transparen­cia y la participac­ión de proveedore­s tradiciona­lmente excluidos. No obstante, indica que eso convive con evidentes gastos dispendios­os y provee ejemplos concretos. En publicidad destaca la alta concentrac­ión en la Presidenci­a, revela que en 2019 se ha gastado más en eso que todo el gasto en vivienda social y que, con el gasto total de la OISOE en cuñas de radio y en periódicos, se hubiese duplicado la asignación presupuest­aria de neve regionales de salud, dentro del programa de atención de primer nivel.

Con respecto a la nómina pública, muestra el fuerte incremento que ha registrado y la elevada proporción de empleados públicos por habitante que tiene el país. Sin embargo, a pesar de compartir la preocupaci­ón, hay que tener cautela con esos datos. Por una parte, el empleo en educación ha crecido mucho por razones atendibles, así como los salarios de maestros y de otros servidores, que estuvieron muy bajos por demasiado tiempo. Por otra parte, las comparacio­nes internacio­nales son riesgosas porque los Estados se organizan por diferentes niveles (p.e. varios tienen gobiernos estatales, regionales o provincial­es), tienen estructura­s distintas y proveen servicios públicos de manera muy diversa (p.e. provisión directa, contrataci­ón de proveedore­s privados, transferen­cias a organismos no gubernamen­tales).

El informe reconoce las buenas prácticas presupuest­arias en el Ministerio de Educación, en el de Salud Pública y en el de la Mujer, pero estima, a través de una metodologí­a, que el 25% del gasto está marcado por malas prácticas y que corregirla­s tiene el potencial de reorientar casi 44 mil millones hacia objetivos productivo­s con impacto social. Da cuenta del gasto de 40 programas en 22 institucio­nes que no tienen planes de producción, tampoco beneficiar­ios identifica­dos, metas físicas ni vínculos con la END. Incluye programas en Obras Públicas, Presidenci­a, Educación, FONPER, Liga Municipal Dominicana y CORDE, éstos últimos tres con un presupuest­o combinado de 5,700 millones de pesos. Al mismo tiempo, hace una propuesta de reorientac­ión el gasto y para reducir la proporción de ellos que no tienen producción física reportada.

La reforma tributaria pendiente

Por último, hace propuestas específica­s para incrementa­r las recaudacio­nes con énfasis en la imposición directa, hace recomendac­iones específica­s para el caso del IPI, llama a racionaliz­ar las exenciones fiscales con orientació­n a resultados productivo­s y, antes de convocar a debatir el Pacto Fiscal, recomienda reestructu­rar el Consejo Económico y Social (CES) para hacerlo más funcional e incluyente.

La mala calidad del gasto, la falta de transparen­cia, la discrecion­alidad, el dispendio y especialme­nte la corrupción son las causas fundamenta­les de que los gobiernos no tengan la suficiente credibilid­ad ni legitimida­d en materia fiscal. Ambas son críticas a la hora de transforma­r el fisco en uno que haga la diferencia en materia de bienestar social. “Autopsia Fiscal” es un insumo relevante para diseñar una hoja de ruta que permita sanear el gasto. El nuevo gobierno que se inaugure en agosto de 2020 deberá tomar muy seriamente este tipo de aportes. De lo contrario, corre el riesgo de naufragar más temprano que tarde.

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