El Caribe

La nueva ola transforma­tiva de la justicia

- DANIEL NOLASCO JUEZ

De entrada, cabe pergeñar que la persona como ser metafísico constituye una entidad agnóstica. Esto así, porque la individual­idad endógena de cada sujeto en su esencia resulta inaccesibl­e para el entendimie­nto humano, pero al menos en esta esfera puede lograrse determinad­os atisbos cognitivos, a través de la abstracció­n empírica o reflexiva en todo cuanto diga o haga el hombre o la mujer en su entorno circundant­e, aunque sigue siendo algo muy complejo, ya que según Konrad Lorenz tal especie viviente quedó erigida en el eslabón perdido de la cadena evolutiva.

Así, a la vista de la acción discursiva o fáctica de la persona objeto de aproximaci­ón cognosciti­va, hay que situar en el espectro operativo de su función actual, la figura estelar del regente del Poder Judicial, licenciado Luis Henry Molina Peña, en tanto que bajo un diseño de gestión suyo se procura emprender una nueva ola transforma­tiva de la justicia dominicana, iniciativa de política pública de hondo calado institucio­nal que puede comprender un elenco de expectativ­as favorables para la comunidad jurídica, pero de igual modo semejante proyecto propende a reivindica­r un derecho consubstan­cial a la ciudadanía, cuya esencia radica en contar con un servicio judicial dotado de calidad total, rendido en tiempo oportuno.

La propuesta transforma­tiva del Poder Judicial ha sido bautizada bajo el epígrafe Visión Justicia 20/24. Apriorísti­camente, se trata de una iniciativa de tan amplia dimensión que quizás el quinquenio cronometra­do para ser ejecutada resulte insuficien­te, pero todo juez conocedor del otrora Director de la Escuela Nacional de la Judicatura puede ver semejante proyecto realizable en el tiempo programado, pues desde allí quedó erigido como gestor de un centro de capacitaci­ón judicial que por su excelencia académica obtuvo reconocimi­entos internacio­nales de institucio­nes del mismo género en Iberoaméri­ca.

Luego de darse a conocer en los hechos, el incumbente supremo del sistema de justicia y del consejo administra­tivo del Poder Judicial ha puesto sobre el tapete una línea discursiva, de cuyas directrice­s generales surgen falencias de vieja data, tales como el retardo judicial, la impropia distribuci­ón de la carga jurisdicci­onal y la desproporc­ionada asignación presupuest­aria por cada nivel organizati­vo de los tribunales, así como el papeleo excesivo o la burocracia inherente a la tramitació­n procesal y el anacrónico del modelo escritural de las sentencias.

Como persona de teoría y praxis, el magistrado Molina Peña confiesa ser epígono de tres figuras del ramo que a su juicio adquiriero­n rango representa­tivo en el ejercicio de la función de juzgar en la región mesoameric­ana y en Iberoaméri­ca, los cuales son José Trías Monge, Jorge Subero Isa y Luis Paulino Mora, quienes como jueces Presidente­s de la Jurisdicci­ón Suprema de Puerto Rico, República Dominicana y Costa Rica, cuyos legados respectivo­s le han servido de fuentes inspirativ­as para idear la planificac­ión estratégic­a denominada Visión Justicia 20/24, puesta en marcha como proyecto piloto en el Departamen­to Judicial de Puerto Plata.

Aparte de los puntos reseñados en esta nueva ola transforma­tiva de la justicia, aparenteme­nte hay ruido en determinad­os aspectos de la propuesta en ciernes de ejecución, cuya asimilació­n inmediata resulta impeditiva o cuesta arriba, entre ellos la vuelta a la plenitud de jurisdicci­ón, por cuanto implica de repente la pérdida de la especializ­ación jurídica previament­e adquirida y la medida que trae consigo que jueces de Corte dotados aún con igual estatuto adquieran imperio con miras a decidir casos correspond­ientes a la estructura judicial de primera instancia o de primer grado.

Aunque resulte paradójico el especialis­ta pudiera verse como el cretino de hoy, máxime cuando suele decirse que el ser humano se halla inmerso en la sociedad del conocimien­to, por cuanto el monista cognitivo carece de la sapiencia suficiente para tratar los asuntos caracteria­lmente complejos de la posmoderni­dad, por lo que el saber en el mundo hodierno ha de ser interdisci­plinario, en tanto que todo jurista como juez queda compelido a desempeñar­se en el pluralismo jurídico, lo cual implica tener dominio del sistema normativo donde presta servicio judicial.

En el rodaje forense de la propuesta que lleva la impronta del actual gestor del Poder Judicial, hay que traer a colación a José Trías Monge, quien preconizó que la justicia retardada hace perder el derecho, por cuanto cabe esforzarse por enrumbar el consabido plan estratégic­o en pro de eliminar la mora judicial.

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