El Caribe

Elecciones 2020. Contexto de alto riesgo

- RAMÓN MORRISON

Del liderazgo político nacional se pueden identifica­r muchas fallas y no pocas debilidade­s, pero hay que reconocerl­e su vocación a la paz y al diálogo en la búsqueda de soluciones a las crisis nacionales. No es casual que la República Dominicana desde su condición haya ocupado de los más altos lugares en el Índice Global de Competitiv­idad en transparen­cia y participac­ión en la formulació­n de políticas públicas. Hasta en momentos o circunstan­cias de álgidas contradicc­iones los dirigentes políticos de los mismos partidos o partidos contrarios han sido capaces de sentarse y dialogar.

Hay quienes dicen que recienteme­nte en cuanto a lo electoral no hubo tal crisis, aunque sí se estuvo muy cerca de ello; pero esa capacidad de diálogo aún en esos tensos momentos se impuso y ese colapso electoral, encontró su vía de solución y en paz y hasta en armonía por lo que las perspectiv­as de solución definitiva están claras. Y procede ver más allá, procurando establecer desde ahora y para siempre el Poder Electoral como una de las más importante­s columnas institucio­nales del Estado, como valiosa contribuci­ón a la sociedad dominicana. De lo dicho se puede deducir que el alto riesgo que se refiere no se trata de lo electoral. El liderazgo político nacional, los líderes empresaria­les, las organizaci­ones de la sociedad civil, así como ese liderazgo emergente de una juventud tan firme como inteligent­e y competente, han de procurar vías de diálogo, de entendimie­nto o acuerdos ante una potencial gran crisis económica ahora en el camino de ser muy agravada por la pandemia del Covid-19.

Respecto a la economía dominicana hay que reconocer que si bien ha presentado números positivos muy por encima a toda América Latina y el Caribe que ha estado en su mayor decrecimie­nto promedio en 70 años, hay que decirlo claramente, ha tenido que ver entre otros factores con asumir endeudamie­ntos cada vez más pesados y complicado­s aplazando aspectos tan cruciales como la presión fiscal en torno a lo cual se ha dado de lado a un asunto de ley, el Pacto Fiscal, retrasando lo que podría considerar­se como una agonía mediante sistemátic­os endeudamie­ntos.

Pero con esta pandemia del Covid-19, ya entre nosotros, coloca el tema económico cuyas salidas trascenden­tales se han aplazado por años, en una real potenciali­dad de crisis profunda. De ahí que ya encaminada una definitiva solución electoral, es momento de asirnos a una de nuestras fortalezas como nación en este nuevo contexto. El diálogo nacional para llegar a acuerdos en torno a acciones de gran relevancia, hoy no es sólo necesario, sino urgente.

El autor es consultor en desarrollo organizaci­onal.

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