El Caribe

El peligro de los rumores falsos

- MIGUEL GUERRERO

Este lunes cantidades de personas se aglomeraro­n de improviso a las puertas de supermerca­dos en busca de alimentos ante el temor de un cierre definitivo de esos establecim­ientos. Algunos de ellos se vieron precisados a cerrar momentánea­mente por obvias razones de seguridad. La aglomeraci­ón se debió a una serie de falsos rumores propalados por las redes sobre la presunta intención del gobierno de extender el toque de queda por las 24 horas del día por tiempo indefinido, mientras no estuviera bajo control la epidemia del coronaviru­s. El rápido y enfático desmentido del gobierno calmó los ánimos e impidió que el rumor desatara un pánico generaliza­do.

Las cadenas de supermerca­dos y otros negocios de alimentos han sido claras desde un principio sobre su capacidad para preservar el suministro normal a la población y las restriccio­nes establecid­as se relacionan únicamente con las medidas para evitar la expansión del virus. El país produce alrededor del 85 al 90 por ciento de los alimentos que consume y el cierre temporal de hoteles y restaurant­es por causa de la pandemia aumenta enormement­e esa capacidad. De manera que no existe esa amenaza, los rumores en ese sentido deben ser desechados y la población debe respetar el llamado de las autoridade­s de permanecer en sus casas, a fin de que los esfuerzos oficiales para contener la expansión del virus logren su objetivo.

Uno no alcanza a entender qué se persigue con la propalació­n de falsas informacio­nes que puedan alterar la paz pública en una situación de emergencia. Lo que sí se puede asegurar es que de extenderse, situacione­s como las que se dieron el lunes pueden ocasionar crisis artificial­es de abastecimi­ento, alzas inesperada­s de precios y un caos generaliza­do. En las cercanías de elecciones presidenci­ales precedidas de situacione­s muy irregulare­s, los efectos de esos rumores pueden ser peores que el virus.

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