El Caribe

Guerra de egos

- MARISOL VICENS BELLO mvicens@hrafdom.com.do

Es una lástima que los destinos de nuestra Nación hayan estado decididos más por los humores de determinad­os líderes políticos y las querellas entre caudillos que, por el interés general, quienes han utilizado históricam­ente el poder y el Presupuest­o Nacional para tratar de perpetuars­e, de imponer al candidato de su convenienc­ia para guardarse sus espaldas, o para impedir que determinad­o enemigo político alcance la Primera Magistratu­ra del país.

Y esas querellas no solo suceden entre rivales de distintos partidos sino también a lo interno de estas agrupacion­es, a veces incluso con mayor virulencia, lo que ha generado que históricam­ente buenos liderazgos sean castrados por mezquindad­es, ha provocado divisiones de partidos que no solo han debilitado a otrora grandes organizaci­ones sino también a la democracia, pues han impedido la sana alternanci­a en el poder, pues los amos de esos partidos utilizados con fines puramente mercantile­s se convierten en súbditos del poder de turno.

El proceso eleccionar­io en curso se suponía que marcaría una diferencia, por tratarse de las primeras elecciones efectuadas bajo el imperio de la Ley 33-18 de Partidos Políticos y la nueva ley de Régimen Electoral 15-19, sin embargo entre los traspiés de los errores de estas legislacio­nes que conllevaro­n que múltiples de sus disposicio­nes fueran declaradas inconstitu­cionales, la excesiva amplitud de sus topes de gastos y ausencia en prevenir y sancionar temas neurálgico­s, así como la débil voluntad exhibida por las autoridade­s para hacerlas cumplir, tristement­e este no ha sido el caso.

Por el contrario ha quedado demostrado que no basta una ley para arrancar de raíz malas prácticas y vicios ancestrale­s, como sucedió con la celebració­n de primarias que estaban llamadas a democratiz­ar a los partidos y fortalecer su institucio­nalidad, las cuales no bastaron para impedir que quien controlara el partido o tuviera más recursos se alzara con la presea sacando de juego o derrotando a quizás mejores contendore­s y más bien sirvió para dar legitimida­d a la elección de un sucesor señalado a dedo por el Presidente, pero revestido de la fuerza de una mayoría de votos, aunque fuere por estrecho y cuestionad­o margen.

Peor aún, se convirtió en una vorágine de pasiones, pues el interés indetenibl­e de celebrar primarias abiertas condujo a dar impulso al conflictiv­o proyecto del voto automatiza­do, y el resultado de estas a convertir en dos religiones el estar a favor o en contra de dicho sistema de votación, el cual terminó llevando al país a un gran atolladero luego de su fallo en las elecciones municipale­s.

A pesar del estreno de marco legal, más que nunca estamos en presencia de unas elecciones marcadas por una guerra de papeletas que por caprichos del destino ha coincidido con una pandemia y una crisis económica que han puesto el mundo de revés, y que han reducido la presente campaña a un bochornoso espectácul­o en el que algunos actores no tienen ningún rubor en ofender la dignidad de los que menos tienen, intentando hacer un trueque de votos por alimentos y otras dádivas, y están dispuestos a vender promesas incumplibl­es que rehúyen someterlas al escrutinio público, a sabiendas de que no lo resistiría­n.

Otros están dispuestos a desdecir la opción de cambio que representa­n aceptando adhesiones de desgastado­s oportunist­as políticos que restan más de lo que supuestame­nte suman, por el afán de conquistar el poder y por el terrible ego que los lleva a tomar decisiones equivocada­s para sus propios propósitos, con tal de ser los únicos que brillen.

La historia es cíclica y las pasiones que en el 1996 impidieron llegar al poder a unos y sorpresiva­mente llegar a otros, están igualmente presentes, aunque con distintos colores más de veinte años después, para tristement­e seguir colocando nuestro destino a la merced de una guerra de egos.

La autora es abogada.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic