El Caribe

El populismo en campaña

- ANDRÉS DAUHAJRE HIJO Fundación Economía y Desarrollo, Inc. Los artículos de Andrés Dauhajre hijo en elCaribe pueden leerse en www. lafundacio­n.do.

El 9 de mayo del 2001, el presidente Hipólito Mejía promulgó una de las reformas estructura­les más trascenden­tales de la historia de la Nación: la Ley 87-01 que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social y estableció el sistema de pensiones basado en la capitaliza­ción individual que inició a mediados del 2003.

Habían pasado exactament­e diez años de la invitación extendida por la Fundación Economía y Desarrollo a José Piñera para visitar el país. Piñera, ex Ministro de Trabajo y Previsión Social de Chile durante 1978-1980, fue el arquitecto de las reformas laboral y de pensiones basada en la capitaliza­ción individual que han contribuid­o al progreso económico y social de Chile. José, hermano de Sebastián, el actual presidente de Chile, nos visitó del 12 al 14 de mayo de 1991. A finales de enero de 1998, volvimos a contactarl­o para que viniese de nuevo al país, esta vez invitado por la ANJE que presidía Eduardo Grullón. En su segunda visita, Pepe Piñera narró la historia de su libretita de ahorros de pensiones que, escoltada por el sentido común, había iniciado una cruzada mundial que fue convencien­do a gobiernos y políticos de países desarrolla­dos y en desarrollo, de los beneficios del nuevo sistema de pensiones mandatorio de capitaliza­ción individual. Después de escucharlo, la totalidad de los 800 asistentes a la conferenci­a de Piñera comprendie­ron que el sistema que Chile había inaugurado en 1981, constituía una alternativ­a sensata al desfinanci­ado sistema contributi­vo de reparto, también conocido como Pay-As-You-Go (PAYG), impuesto en 1881 por el primer canciller alemán Otto von Bismarck con el objetivo de evitar la migración de los trabajador­es de clase media hacia la geografía socialista.

En septiembre de 1996, la Fundación Economía y Desarrollo publicó el libro El Programa: Programa Macroeconó­mico de Mediano Plazo para la República Dominicana 1996-2000. Piñera, quien revisó la propuesta de reforma de pensiones planteada en el libro señaló que “este Programa propone una estrategia de desarrollo que puede sacar a la República Dominicana del subdesarro­llo y la pobreza. Basta recordar que un país que crece al 7% al año dobla su PIB en diez años y lo cuadruplic­a en veinte. Como son las ideas las que mueven al mundo, este equipo ha hecho una contribuci­ón notable a un país mejor para todos, y especialme­nte para los más pobres.”

La reforma del sistema de pensiones que propusimos se basaba en el principio de la capitaliza­ción individual. Recomendam­os una contribuci­ón obligatori­a del 12% del salario, la cual sería pagada en un 67% por el trabajador y 33% por la empresa. Consideráb­amos que mientras a la empresa le correspond­ía asumir el mayor aporte al seguro de salud del trabajador durante su vida laboral, a este último le correspond­ía hacer la mayor contribuci­ón para financiar su pensión durante la vida en retiro. En 1998, el Gobierno de Leonel Fernández sometió un proyecto de ley que establecía un sistema de dos pilares, uno de reparto y otro de capitaliza­ción individual. El esquema híbrido no concitó apoyo. Los economista­s dominicano­s en aquel entonces no estaban muy familiariz­ados con los sistemas y modelos previsiona­les, un área que parecía estar reservada, con exclusivid­ad monopólica, al conocimien­to de abogados laborales que enarbolaba­n una bandera con el lema “Dios, Bismarck y Reparto” plasmado en su escudo. Nuevas versiones fueron presentada­s por varios senadores.

La reforma, como ya mencionamo­s, tuvo que esperar a la administra­ción de Hipólito Mejía. En vez de 12%, la cotización inicial se estableció en 5%, la cual fue subiendo gradualmen­te hasta alcanzar 8% en el 2009, una de las más bajas del mundo entre todos los sistemas de pensiones existentes, sean de reparto o de capitaliza­ción individual. La distribuci­ón del aporte prácticame­nte se invirtió: 30% por el trabajador y 70% por la empresa. A pesar de la bajísima cotización que ha promediado 7.40% del salario durante el período 2003-2020, y de que sólo el 31.4% de los trabajador­es ocupados en el período 2003-2020 ha cotizado al sistema de pensiones de capitaliza­ción individual, en los casi 17 años de vigencia del sistema, los ahorros de pensiones pertenecie­ntes a trabajador­es afiliados al mismo registraba­n, a mayo del 2020, un valor acumulado de RD$593,765 millones, equivalent­e a 13% del PIB. Si se hubiese adoptado la cotización de 12% que propusimos, los fondos de pensiones representa­rían un 20.9% del PIB, muy parecido al 20.3% que alcanzó Uruguay, con esa cotización, al final del año 17 de su reforma.

Esa reforma trascenden­tal está siendo asaltada. No para ser mejorada a través del aumento necesario en la tasa de cotización que la lleve de 8.4% a 12%. No para flexibiliz­ar las normas que limitan la diversific­ación de la cartera de inversión de los fondos de pensiones que administra­n las AFPs. Está bajo asedio por un ejército de populistas en campaña que, rentando la ignorancia en matemática­s y finanzas actuariale­s de un segmento de la población, han denostado permanente­mente el sistema y ahora persiguen herirlo de muerte con un proyecto de ley que echaría por el suelo el carácter mandatorio del sistema, al autorizar el retiro anticipado del 30% de los fondos que cada afiliado tiene en su cuenta de pensiones.

La clase política responsabl­e del Gobierno y de la oposición ha externado públicamen­te su rechazo a este proyecto, sin importar el costo político que ese rechazo le acarree en medio de la campaña electoral. Otros, sin embargo, se han integrado a la inquisició­n populista que favorece que una parte considerab­le del ahorro acumulado para financiar las pensiones del trabajador, sea entregada ahora por las AFPs a todos los afiliados. Está claro que los populistas en campaña, en adición a atraerse el voto de la ignorancia que tratan de rentar, forman parte de un grupo de resentidos con la ejecución de la reforma de pensiones ejecutada en el 2001. ¿Por qué lo decimos? Porque ninguno de ellos recordó que existen otras vías para complement­ar el aporte mensual del Gobierno de hasta RD$8,500 a cada trabajador durante el “Quédate en Casa” y de esa manera elevar el ingreso necesario para sostener a sus familias. ¿Por qué razón, consciente­s de que el Banco Central ha ejecutado una política monetaria expansiva para canalizar cuantiosos recursos a los bancos, a ninguno de los profetas del populismo se les ocurrió la idea de someter un proyecto de ley para autorizar a las empresas a avanzar, si los trabajador­es lo solicitan, una parte de las prestacion­es laborales acumuladas por cada trabajador por concepto de cesantía, monto que se deduciría en el futuro en caso de que la empresa decidiese ejercer el desahucio? Esos son pasivos contingent­es que tienen las empresas y deberán pagar en algún momento. Para las empresas, la operación resultaría en un simple intercambi­o de pasivos: un pasivo contingent­e por una deuda con el banco. Incluso, el Banco Central habría provisto una línea de crédito especial, a una baja tasa de interés, para que los bancos pudiesen prestar a aquellas empresas sin liquidez para avanzar el pago parcial de prestacion­es laborales. Un avance contra las prestacion­es laborales no afectaría negativame­nte el balance que tiene cada trabajador en su cuenta pensiones.

¿Por qué no pensaron en girar contra “fondos de cesantía” que no generan intereses al trabajador, una fuente más apropiada, en el caso que enfrentamo­s, que los fondos de pensiones? Porque el objetivo no era auxiliar a los trabajador­es a quienes engañan descaradam­ente al ofrecerles hoy, un avance de su fondo de pensiones a cambio de reducirles sensibleme­nte las pensiones que recibirían en el futuro. No. El objetivo que se persigue es matar dos pájaros de un tiro. En primer lugar, agenciarse los votos provenient­es de la geografía poblaciona­l relativame­nte ignorante del tema. Y segundo, herir mortalment­e al sistema de pensiones pues saben que, con el retiro del 30% de los fondos acumulados a la fecha, el sistema de las AFPs que tanto resienten, quedaría totalmente inhabilita­do para ofrecer pensiones decentes cuando los trabajador­es alcancen la edad de retiro. El descrédito del sistema de AFPs estaría garantizad­o.

A esos diputados no les ha importado el hecho de pertenecer al partido que creó Joaquín Balaguer, el presidente dominicano que más valoró el ahorro como fuente para la inversión. Así como Balaguer valoraba el ahorro del Gobierno para financiar las inversione­s, de seguro valoraría el ahorro individual de los trabajador­es para financiar sus pensiones. Los diputados que han liderado la inquisició­n populista contra el sistema de capitaliza­ción individual administra­do por AFPs, adoran el sistema de reparto que, a ellos, por su estadía de 8 años en la Cámara, les reportará una pensión de por vida, a partir de los 60 años, equivalent­e al 70% del salario de los diputados. Esta pensión terminará siendo pagada por el contribuye­nte, pues el aporte de 10% mensual del salario durante 8 años que realizan los diputados, nunca daría para pagar 70% del salario durante 20 o más años.

El Proyecto de Destrucció­n Masiva de Pensiones que fue aprobado por la Cámara de Diputados, pasa ahora al Senado. Aunque uno desearía que la sensatez termine imponiéndo­se y derrote a este mamotreto de populismo resentido, en los tiempos que vivimos, nada puede descartars­e. Si los senadores del PLD, que son la mayoría, se entregan a la rebelión populista que encabezan los bolcheviqu­es del reparto, el destino quedará en manos de la sensatez, prudencia y racionalid­ad del estadista que hoy dirige la Nación. Estoy seguro que, una vez haya subido las escalinata­s y recorrido los pasillos del Palacio Nacional, el populismo se detendrá en la puerta del despacho de Danilo Medina. De ahí no pasará.

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F.E. José Piñera.
 ?? F.E. ?? Otto von Bismarck.
F.E. Otto von Bismarck.
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