El Caribe

Leonel: ciudadano a emular

- FRANKLIN ALMEYDA RANCIER franklinal­meyda@gmail.com

Si existe un dolor que nos afecta a todos, es la pérdida de una madre o ver partir un hijo. El dolor en el alma es el más agobiante y personal. Cuando se trata de una figura pública, como ha sido el caso reciente del Dr. Leonel Fernández, al perder a doña Yolanda, su madre, mostró con naturalida­d y con respeto su dolor en el alma.

Aquellos que las tienen, temen a ese momento; a los que las perdimos sabemos lo que se siente y por lo que él pasa.

Nunca aceptamos que un día se va. Todos lamentamos la pérdida, pero la evocamos sintiendo que nos acompaña. Vivir esa realidad duele mucho.

El Dr. Leonel Fernández no se propuso decirle al país de las caracterís­ticas especiales de su relación zon doña Yolanda, pero él es una figura importante para esta sociedad, en todas sus escalas, y no podía sentir ese dolor en el alma recogido en la estricta intimidad familiar; tampoco podía convertir la pérdida de doña Yolanda en un evento político. Realizó el sepelio como era doña Yolanda y quizás, él conociéndo­la, sabía que ella deseaba mucho más discreción.

En medio del dolor, para comportars­e con la naturalida­d como lo hizo el Dr. Leonel Fernández, se apegó a su formación. Fue evidente que el país lo acompañó, exactament­e igual a como él acompañó a su madre hasta su último suspiro, en su partida.

Estar ahí cuando ellas nos necesitan, y estarlo, reconforta en medio del dolor en el alma. Precisamen­te, eso fue lo primero que él hizo, suspendien­do su agenda para en ningún momento estar ausente. Como él es un liderazgo importante, a pesar del comportami­ento discreto de doña Yolanda, él tenía que decir de su internamie­nto y delicadas condicione­s de salud, porque dejarlo a la especulaci­ón mediática digital desvirtúa. Para informarlo lo habrá pensado muchas veces, para guardar la discreción en el comportami­ento público de doña Yolanda.

La conducta política debe ser pedagógica, para ser emulada; los valores que le acompañan deben ser mostrados a un país atento a ese momento, porque despierta el sentimient­o colectivo, que unifica a los pueblos y cohesiona; despertó esos valores, cuando dijo, al concluir la misa de cuerpo presente:

“Si mi madre deja un legado; si deja alguna lección, es el hecho de que una madre soltera no está destinada al fracaso per sé, lo que se requiere es dignidad, sentido de honor, amor a su familia, amor al prójimo y trabajo, ella lo logró; ella por tanto es un símbolo de inspiració­n, no solo para su familia, sino para todo el pueblo dominicano”.

En medio del momento más doloroso en su alma, el Dr. Fernández dejaba dicho el hermoso ejemplo de su madre.

Dijo más, lo que en su entorno personal y político se conoce, de que:

“Nuestra madre siempre nos acompañó en ese proceso, lo hizo siempre con discreción, con prudencia, sin ejercerse ningún tipo de protagonis­mo en los grandes escenarios, lo hizo en la distancia, pero siempre consultaba con ella y escuchaba sus palabras; cada 27 febrero luego de rendir cuentas a la nación iba a rendir cuentas a doña Yolanda Reyna, así lo hice siempre”.

En el Dr. Leonel Fernández el país tiene un ciudadano a ser emulado.

El autor es dirigente político.

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