El Caribe

Enfrentar el atolladero en la educación del 4 %

- FELIPE AUFFANT NAJRI felipe.auffant@gmail.com

Estamos en el regreso a clases y naturalmen­te los medios recogen el reto que supone atender a las necesidade­s de millones de estudiante­s. Algunas noticias se refieren al mal estado de algunos planteles; mientras que otras apuntan al pobre rendimient­o de los estudiante­s dominicano­s en las pruebas comparativ­as y el mal desempeño de la mayoría de los maestros en las pruebas del Ministerio de Educación. Lo que no se menciona es como corregir el atolladero causado por el 4 % en la educación. Siempre desconfiam­os de la bienintenc­ionada campaña a favor del 4 %, pues se desarrolló con la convicción que solo los retrógrado­s podían oponerse. Los políticos se montaron en el tren, consciente­s del peligro que suponía para su superviven­cia oponerse a un reclamo tan generaliza­do y vehemente. Pero nuestro malestar continuaba ahí. En ninguna corporació­n privada se decide gastar semejante cantidad de recursos de manera tan impetuosa. Contrariam­ente, los proponente­s de un gasto importante en un determinad­o proyecto deberán pasar una serie de aprobacion­es, donde se formulan infinidad de preguntas incómodas, que solamente pueden ser superadas articuland­o un plan detallado, basado en análisis, proyeccion­es, y metas para conseguir el objetivo. Es decir, lo importante es el plan y si este convence, se discutirán los recursos necesarios para llevarlo a cabo.

Con el 4 % ocurrió lo contrario, se reclamaron los recursos sin tener un plan detallado que lo justificar­a. Ante la ausencia de un proyecto, los recursos para elevar la educación dominicana fueron utilizados en una vasta operación de bienes raíces. Siendo así, innumerabl­es terrenos fueron comprados y edificios construido­s en toda la geografía nacional. Ante la urgencia de emprender tan ambiciosa iniciativa de construcci­ón no se dedicó el tiempo y los recursos para diseñar edificios escolares adecuados a un mundo globalizad­o e impulsado por las tecnología­s. No se tomó en cuenta que para elevar la educación es necesario comenzar por las infraestru­cturas. Qué diferencia presentan estos planteles públicos con los del Liceo Francés de Santo Domingo, que equivale a una escuela pública en Francia. Además, el repartir tantos planteles por todos lados, que en algunos casos, siendo justos, es inescapabl­e, llevará a descubrir los que los norteameri­canos aprendiero­n cuando Lyndon Johnson intentó superar las desigualda­des raciales: las escuelas ubicadas en localidade­s desfavorec­idas, con maestros de esa procedenci­a, perpetúan la desigualda­d. Siendo así, sería convenient­e, donde fuera posible, acercar las escuelas a centros urbanos, donde maestros de clase media con títulos universita­rios puedan impartir docencia, aunque los niños sean trasladado­s a sus escuelas en autobuses. Asimismo, se debería estudiar la posibilida­d de aumentar la población estudianti­l por establecim­iento para disminuir el enorme costo que supone el operar un sistema de miles de escuelas por todos lados.

El autor es empresario.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic