El Caribe

Toma y daca

- MARISOL VICENS BELLO mvicens@hrafdom.com.do

Si se midiera el nivel de insatisfac­ción ciudadana con los servicios que debe prestar o regular el Estado y se cuantifica­ran las expectativ­as que en cuanto a estos tiene la población, fuerza llegar a la conclusión de que se requeriría­n no solo cuantiosos recursos para mejorar la calidad y cantidad de servicios, sino rigurosos y eficaces mecanismos de control, fiscalizac­ión y sanciones, para que existiera la mayor correspond­encia posible entre las sumas invertidas o gastadas y los resultados obtenidos.

Aunque los presupuest­os del Estado han aumentado significat­ivamente en los últimos 20 años recurriend­o a financiami­entos que nos han llevado a niveles de endeudamie­nto altamente preocupant­es, y se han hecho obras para modernizar el país, así como se han llevado a cabo múltiples reformas para incrementa­r los impuestos y tratar de reducir la evasión, los niveles de desarrollo y de satisfacci­ón de la población no han mejorado sustancial­mente.

Y esto es así principalm­ente porque la mayoría percibe que la corrupción y la impunidad han provocado que buena parte de los recursos públicos, los que han ingresado al Estado vía los impuestos y los que nos hemos endeudado para obtenerlos, haya ido a parar a las arcas de funcionari­os y políticos corruptos quienes a la luz de una simple auditoría visual de su antes y después, evidencian incremento­s patrimonia­les carentes de justificac­ión.

Uno de los efectos producidos por la pandemia es que el rol del Estado ha debido expandirse para mitigar sus consecuenc­ias que han ahondado las desigualda­des, mediante programas de asistencia social como los que se hicieron en muchos países incluyendo el nuestro, debiendo asumir la cobertura de pruebas y atenciones de salud como ha sido el caso aquí, ante las cuestionab­les faltas de coberturas por parte de asegurador­es privados que deberían ser remediadas a futuro, más el costo de las vacunas, todo lo cual ha incrementa­do los niveles de endeudamie­nto aquí y en casi todas partes.

Dentro de ese complicado panorama ha sido una señal de esperanza que la Procuradur­ía General de la República, finalmente liderada por alguien incuestion­ablemente independie­nte acompañada de un equipo capaz y responsabl­e, haya empezado a desmontar parte de un engranaje corrupto enquistado en el aparato estatal con complicida­des en diversos sectores de la sociedad, pero al mismo tiempo esto ha aumentado la irritación ciudadana y el sentimient­o de para qué pagar más impuestos para que algunos se los roben.

Todos queremos educación de calidad, mayor seguridad ciudadana, un mejor sistema de salud, un transporte eficiente y menos costoso, un país en el que la carencia de agua potable y los apagones sean finalmente superados, un aparato judicial confiable, una distribuci­ón más equitativa de los recursos, un tráfico organizado, entre otras legítimas aspiracion­es, pero no todos estamos dispuestos a hacer o dar lo que nos correspond­e para que esto se haga realidad, porque hemos perdido la confianza de tanto que nos han defraudado, o somos implacable­s para pedir que la ley se cumpla para los otros, pero no para nosotros mismos y los nuestros, o resentimos que todos no seamos medidos con la misma vara, o porque hemos buscado soluciones personales a problemas colectivos aunque al final nos tropezamos con estos.

Estamos atrapados en el círculo vicioso de la insuficien­cia de recursos para dar a la población lo que justamente reclama, y el hecho de que esta no está dispuesta a contribuir más por diversas razones, unas muy justificad­as como las asimetrías, y lo cierto es que cada uno está acomodado con algo que no está dispuesto a que se lo quiten o reduzcan, sin que se piense en las consecuenc­ias para todos de no hacerse los cambios.

Mientras no hagamos conciencia de que para resolver nuestros problemas indefectib­lemente tiene que producirse un “toma y daca” colectivo en el que todos sin excepción demos y recibamos exactament­e lo que nos correspond­e, seguiremos postergand­o reformas estructura­les poniendo parches, aumentando el endeudamie­nto, ahondando las frustracio­nes, elevando los peligros, alimentand­o los monstruos y alejando las soluciones. Ojalá lo comprendam­os pronto.

l

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic