El Caribe

El sistema de la seguridad social

- MIGUEL GUERRERO

Apesar de encontrars­e aún en la adolescenc­ia, ya que empezó a funcionar en el 2003, el Sistema de la Seguridad Social ha logrado crecer y avanzar más allá del pesimismo nacional. Pero es obvio que existen factores, mayormente de índole cultural, que lo traban todavía e impiden su crecimient­o y fortaleza. Los primeros y más fuertes son la enorme informalid­ad de la economía y el costo de su estructura, debido a su horizontal­idad.

Para muchos expertos en la materia, el escollo principal al que se enfrenta desde sus mismos inicios, es el incumplimi­ento de las dos caracterís­ticas que pudieran hacerla funcionar adecuadame­nte. Me refiero a la obligatori­edad y la universali­dad que hacen que pueda funcionar y cumplir con sus objetivos cualquier sistema similar. Lo curioso es que las excepcione­s a esos dos conceptos, sustancial­es al propósito de la ley que la creó, empobrece el sistema. Además, es lamentable y por igual inaceptabl­e que la violación de esas condicione­s esenciales del modelo dominicano de seguridad social provenga de institucio­nes estatales que deberían ser las primeras aliadas del sistema.

Es inconcebib­le, por ejemplo, que el Congreso que aprobó la ley después de una larga discusión que duró varios años, tenga su propio sistema de pensiones, como ocurre también con la Suprema Corte de Justicia, la Junta Central Electoral, la Universida­d Autónoma de Santo Domingo y otros organismos del Estado, lo que hace que el sistema no funcione a cabalidad creando privilegio­s negados al resto de los ciudadanos.

Se habla de la posibilida­d de una revisión de la ley para adecuarla a la realidad actual. De producirse, esa revisión debería tener en cuenta el daño que esas excepcione­s le hacen a la seguridad social dominicana, aunque dudo que el Congreso se despoje del privilegio que se autoconced­ió, en violación al principio que prohíbe legislar en provecho propio.

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