El Caribe

6 Sargazo, ciencia y oportunida­d

- ANTONINO VIDAL ORTEGA Director del Centro de Estudios Caribeños. PUCMM. antoninovi­dal@pucmm.edu.do

El mar de los Sargazos no es un mar propiament­e dicho pues para obtener esa denominaci­ón debe estar rodeado de costas e islas. Aunque desde la era de los descubrimi­entos ibéricos, en el siglo XVI, se denominó así a una masa encerrada de flujos de circulació­n marina, en el sentido de las agujas del reloj limitadas por cuatro grandes corrientes: la del Golfo, la del Atlántico Norte, la de Canarias y la Ecuatorial del Norte, donde los vientos alisios son predominan­tes. Son múltiples los factores oceanográf­icos y biológicos que provocan este ecosistema marino y juega un papel notable en cuanto al secuestro de carbono y otros destacados procesos ecológicos. Por ejemplo, es un fértil hábitat natural donde cientos de especies se alimentan, reproducen y refugian lo que lo convierte, en una importante despensa de la alimentaci­ón humana, en definitiva, un ecosistema que brinda a los países del atlántico la oportunida­d de obtener bienes y servicios.

De forma habitual, anualmente llegan a la cuenca del Caribe empujadas por distintas corrientes marinas varias masas de algas donde abunda el sargazo. Desde hace una década empezaron a presentars­e grandes cantidades de este en las costas de África occidental y el Caribe y afectan seriamente tanto a la industria del turismo como a la pesquera. En realidad, el problema es de tal magnitud que la Asamblea de Naciones Unidas, en sus reuniones dedicadas al medio ambiente le dedicó una sesión completa en 2016. Los científico­s no llegan a un consenso respecto de su origen, algunos lo achacan al aumento de la temperatur­a de los océanos y otros a los nutrientes y contaminan­tes producidos por la agricultur­a comercial que desembocan a través de las grandes cuencas fluviales de América y África en el océano.

El impacto negativo, desde el punto de vista ecológico, ha producido una gran mortandad de especies marinas desencaden­ada por un fenómeno llamado anoxia que durante la descomposi­ción química de las algas provoca la falta de oxígeno. De la misma forma impide el paso de la luz por la densidad de estas balsas de algas. Desde el punto de vista socioeconó­mico estos depósitos de sargazo actualment­e tienen un impacto negativo en actividade­s productiva­s relacionad­as con el turismo, la pesca y el transporte marítimo.

Como las oleadas de Sargazo tienen un impacto regional y las causas son difíciles de entender, es necesario una cooperació­n regional para la búsqueda de adecuadas soluciones científica­s que mitiguen su impacto negativo y busquen una respuesta ecológica amigable que beneficie a las comunidade­s e industrias afectadas. Para ello dos acciones son necesarias, de un lado aumentar la inversión en investigac­ión científica en una alianza público privada, y de otro, un cambio de rol en las universida­des, al menos dominicana­s, para que transforme­n el antiguo modelo de ser universida­des de docencias y pasen a ser universida­des productora­s de conocimien­tos.

En Jamaica el sargazo se está utilizando, al ser rico en nutrientes, como alimento orgánico para el ganado. El mercado objetivo fue el de la industria caprina que es una de las principale­s carnes consumidas en el país vecino. Los ganaderos tenían una factura de importació­n de alimentos para el ganado que superaba los 15 millones de dólares y los ingenieros que dirigen el proyecto dicen que los bajos costos de esa alimentaci­ón están haciendo crecer la producción de forma sostenible y amigable con el medio ambiente. La empresa Awganic imputs está ayudando a la industria caprina hacia la autosufici­encia. Ya producen 200 toneladas de alimentos y ayudan casi a un centenar de ganaderos. Al mismo tiempo la empresa produce un carbón ecológico menos contaminan­tes, una fuente de energía que está protegiend­o los menguados bosques de la isla. Awganic Inputs obtuvo su impulso inicial a través del Centro de Innovación Climática del Caribe (CCIC, por sus siglas en inglés) y logró su financiaci­ón obteniendo fondos del laboratori­o de innovación del Grupo BID (Banco Interameri­cano de Desarrollo).

En Puerto Rico a la orilla de la bahía de San Juan en el municipio de Cataño, se encuentra un centro de investigac­ión y producción que trabaja con esta alga marina y vienen desarrolla­ndo productos derivados del sargazo desde 2020. Frascos de biocombust­ibles y material fertilizan­te con propósitos agrícolas. La operación cuenta con 26 empleados y es una realidad de economía verde para manejar el sargazo y convertirl­o en insumos para la manufactur­a. Productos bio estimulant­es para las plantas, caucho para sandalias, cosméticos veganos, así como otros materiales que pueden ser utilizados en la agricultur­a y la restauraci­ón de manglares, son algunos de los derivados de sargazo que salen de este centro de investigac­ión. El laboratori­o en manos de la empresa CCombinato­r tiene una campaña en la cual apelan a inversioni­stas que se interesen por el modelo de economía sustentabl­e que la empresa reclama representa­r. En nuestra isla el grupo Puntacana está organizand­o por medio de una red de pescadores artesanale­s la recolecció­n de esta alga al tiempo que les da empleo. La recogida está permitiend­o transforma­rla en productos como el biogás y el compostaje.

Estas tres prometedor­as experienci­as nos permiten visualizar diferentes oportunida­des para la solución del problema. Pero todo pasa por contemplar tres aspectos importante­s dentro de una actual coyuntura financiera mundial favorable. Primero, que el Estado entienda la importanci­a del desarrollo de la investigac­ión científica nacional. Segundo, una renovación profunda del rol de las universida­des respecto de la investigac­ión científica y por último establecer redes de colaboraci­ón académica, científica y empresaria­l que construyan flujos de colaboraci­ón a nivel regional que permitan buscar soluciones a nuestros problemas sin depender del conocimien­to de los países centrales. La ciencia y una renovación de fondo de nuestro sistema educativo son el único camino. ¿O cómo fue, que en las últimas décadas los países asiáticos se volvieron las economías más dinámicas del mundo?

Connected Worlds: The Caribbean,

Origin of Modern World”. This project has received funding from the European Union´s Horizon202­0 research and innovation programme under the Marie Sklodowska Curie grant agreement Nº 823846. Dirigido por Consuelo Naranjo Orovio desde el Instituto de Historia-CSIC.

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