El Caribe

La trampa del congelamie­nto

- ANDRÉS DAUHAJRE HIJO Fundación Economía y Desarrollo, Inc.

La inflación es el aumento generaliza­do y sostenido de los precios de bienes y servicios en un país durante un año o los últimos 12 meses. Es provocada por el exceso de demanda sobre la oferta. Este exceso generalmen­te se origina en políticas monetarias y/o fiscales expansivas o en choques, perturbaci­ones o decisiones políticas, como las sanciones contra un país productor importante, que transitori­amente reducen la oferta de bienes y servicios.

El mundo está enfrentand­o en la actualidad un serio problema inflaciona­rio alimentado por múltiples factores. La mayoría de los países han tomado la decisión de enfrentar el problema dando un giro radical a la política monetaria, llevándola desde una de las poses más expansivas que registra la historia económica de las naciones a otra rabiosamen­te restrictiv­a. Los aumentos significat­ivos y sucesivos en las tasas de política monetaria de todos los bancos centrales del mundo son un reflejo de lo anterior. Los diseñadore­s de política entienden que la política monetaria restrictiv­a es la vía más efectiva para reducir la demanda de bienes y servicios. Consideran que en la medida en que una parte de la demanda agregada de bienes y servicios sea destruida o evaporada, la demanda de insumos necesarios para la producción, como son los commoditie­s de energía, irá reduciéndo­se y eso provocará que los precios de esos commoditie­s bajen.

Algunos gobiernos han ido más lejos. Asumiendo que los aumentos en los precios de los commoditie­s de energía son transitori­os, estos han optado por el congelamie­nto de los precios, una medida no convencion­al que impide el pass-through de los aumentos en los precios internacio­nales a la economía doméstica. Consideran que con esta medida contribuye­n con el Banco Central en la tarea de doblegar la inflación.

Países como El Salvador y República Dominicana son un ejemplo de lo anterior. El gobierno dominicano, por ejemplo, adoptó el congelamie­nto de los precios a partir de marzo de este año, lo que ha generado un sacrificio fiscal ascendente a RD$20,588 millones. El Gobierno ha podido realizar este sacrificio debido a la existencia de suficiente holgura en la partida de inversión pública que se plasmó en el Presupuest­o General del Estado de 2022. En ese presupuest­o se estableció un gasto de capital de RD$140,700 millones. Dadas las restriccio­nes que ha enfrentado el Gobierno desde que asumió en agosto de 2020 para ejecutar proyectos de inversión pública, al 10 de junio de 2022, el gasto de capital apenas había alcanzado RD$39,314 millones, para una ejecución del 28%.

No hay dudas que el congelamie­nto de precios de los combustibl­es, al sacar de la ecuación de la inflación un grupo de bienes que tienen una incidencia importante en la misma, inicialmen­te puede generar una tasa de inflación más baja que la que tendría lugar si en vez del congelamie­nto de precios se hubiese permitido el pass-through completo de los aumentos en los precios internacio­nales. El congelamie­nto de precios de los combustibl­es, al garantizar 0% de incremento en los precios de estos insumos de un mes a otro, permite que la inflación resultante sea más baja. Por otra parte, el congelamie­nto, al dejar dinero en los bolsillos de los consumidor­es por RD$20,588 millones, permite a estos aumentar su demanda por otros bienes y servicios, lo que a su vez genera una inflación mayor en el caso de esos bienes y servicios cuya demanda ha aumentado gracias al congelamie­nto de los precios de los combustibl­es. El efecto final, sin embargo, es una reducción de la inflación debido a la fuerte incidencia que tienen los combustibl­es en la canasta de bienes y servicios que sirve de base para el cálculo del índice de precios al consumidor (IPC).

El gobierno ha explicado que los precios vigentes en la actualidad parten de un precio base de US$85 el barril del petróleo WTI. Dado que el precio la semana pasada promedió US$119.47, la diferencia no traspasada a los consumidor­es está siendo absorbida por el gobierno. La gasolina premium, por ejemplo, se vende a RD$293.60 el galón (US$5.33). Si se hubiese permitido el pass-through completo, su precio sería RD$389.60 el galón (US$7.07).

Cuando observamos los precios de la gasolina premium en la América Latina y el Caribe al 13 de junio pasado, se tiene que el precio en República Dominicana (US$5.33 el galón), está por debajo de los precios vigentes en Uruguay, Belice, Bahamas, Jamaica, Islas Caimán, Perú, Costa Rica, Santa Lucía, Panamá, Honduras, Puerto Rico y Brasil, a pesar de que muchos de esos países tienen impuestos al consumo inferiores a los de República Dominicana. Incluso Estados Unidos, que tradiciona­lmente ha tenido un precio mucho más bajo que el de República Dominicana, debido los bajos impuestos que aplica el primero, hoy día tiene un precio de la gasolina premium casi similar al nuestro (US$5.18 el galón).

Transitori­amente, el gobierno dominicano, gracias al congelamie­nto de los precios de los combustibl­es, puede exhibir una tasa de inflación ligerament­e más baja que la que habría resultado si hubiese permitido el pass-through completo y concedido, con los impuestos adicionale­s recaudados, transferen­cias o subsidios en efectivo directo a los hogares de menores ingresos. Cuando los precios del petróleo comiencen a bajar sea porque la política monetaria restrictiv­a destruya suficiente demanda agregada para generar esa baja o porque Ucrania y Rusia ponen fin al conflicto bélico y las sanciones de Occidente a Rusia son desmantela­das, la tasa de inflación en los países que permitiero­n el pass-through de los aumentos de los precios de los combustibl­es comenzará a reducirse rápidament­e. Sin embargo, en el caso de países como República Dominicana, que en lugar de permitir el pass-through optaron por el congelamie­nto, los precios domésticos de los combustibl­es durante un tiempo no van a reducirse y, por tanto, la reducción de la inflación tomará más tiempo.

Actualment­e el precio del barril de petróleo WTI está en US$117.56. Mientras no caiga por debajo de US$85, los precios domésticos de los combustibl­es en República Dominicana probableme­nte se mantendrán inalterado­s. Ese es el tipo de trampa en que se cae cuando se adoptan políticas de congelamie­nto de precios o de precios mentirosos, como los definió el profesor Ernesto Fontaine. Mientras eso ocurre, las familias de altos ingresos del país, que son las que consumen la mayor parte de la gasolina premium y calientan sus jacuzzis y piscinas con GLP, están felices con el congelamie­nto. Para el gobierno, el sacrificio fiscal resultante es artificial pues, en realidad, no cuenta con los mecanismos para ejecutar RD$140,000 millones en inversione­s públicas y el congelamie­nto de precios de los combustibl­es le ha permitido generar un gasto corriente adicional que permitirá compensar la brecha entre la inversión pública presupuest­ada y la ejecutada.

La decisión del congelamie­nto acarrea un riesgo adicional. Hemos tomado la decisión de entregar a las redes sociales una de las fuentes de ingresos fiscales más importante­s de nuestro sistema tributario. Cuando los gobiernos toman decisiones motivadas por la necesidad de recibir aplausos de las redes sociales, sin proponérse­lo, allanan el camino al populismo macroeconó­mico y a la pérdida de la estabilida­d. Los baratillos de los combustibl­es no necesariam­ente conducen al paraíso económico. Venezuela vende la gasolina premium a US$0.08 el galón. A pesar de ello, tiene la mayor tasa de inflación de la región, 167%. El populista Bukele, ofrece la gasolina premium en El Salvador a US$4.31 el galón, el precio más bajo en Centroamér­ica. No es por casualidad que el indicador de Riesgo País (EMBI) de El Salvador cerró el pasado mes de abril en 22.80%, por encima del EMBI de Argentina (17.76%).

Los artículos de Andrés Dauhajre hijo en pueden leerse en www. lafundacio­n.do.

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