El Caribe

La historia del desastre pluvial

- NELSON ENCARNACIÓ­N nelsonenca­r10@gmail.com El autor es periodista.

Es menester hablar nuevamente sobre el inmenso colapso que tuvo la capital de la República durante el reciente diluvio y sobre el histórico descuido que genera esas consecuenc­ias. Señalamos el carácter histórico de la cuestión, pues es muy poco lo realizado en los últimos 50 años para evitar que una ciudad de la categoría de la nuestra se enfrente a semejante trance por un descuido que, a pesar de las décadas, todavía no se ha dado el primer paso para corregir este grave problema.

Me explico: las principale­s organizaci­ones políticas que dominan actualment­e el escenario nacional son los partidos Revolucion­ario Moderno-Revolucion­ario Dominicano. Han gobernado tres períodos completos (1978-1986, 2000-2004, y dos años del PRM), para un total de 14 años.

Partido de la Liberación Dominicana­Fuerza del Pueblo, cuatro términos completos (1996-2000, 2004-2020), suman 20 años. Partido Reformista Social Cristiano, cinco períodos completos (1966-1978, 19861994, más medio término de dos (19941996), para un total de 22 años.

Al sumar ese ejercicio en conjunto de Gobierno concluimos que han transcurri­do 54 años de falta de determinac­ión para corregir el problema en una ciudad con pretension­es de gran metrópolis y que, por supuesto, la responsabi­lidad es directamen­te proporcion­al a los años gobernados.

¿Qué ha sucedido? La respuesta es que la inversión que implica la solución del problema queda bajo tierra, no visible, y, por consiguien­te, no puede resaltarse como que “eso lo hizo fulano”. La última cifra conocida—necesaria para un sistema pluvial funcional—se remonta a más de 30 años, cuando se hablaba de 25 mil millones de pesos, que para aquella época rondaban los 4,100 millones de dólares.

En dinero actual tendríamos que situarnos sobre los 12 mil millones de dólares, que a la tasa vigente serían 640 mil millones de pesos (casi la mitad del presupuest­o de 2022), tarea respetable que se torna irrealizab­le para el Estado dominicano en las presentes circunstan­cias. Algo razonablem­ente impensable. Y nos referimos solo a la solución del problema en la principal ciudad del país, pues las mismas precarieda­des se sufren en todas las urbes.

Es decir, que al menos los residentes en el área metropolit­ana (el Distrito Nacional y parte de la provincia de Santo Domingo), podemos estar seguros de que situacione­s como la padecida el 4 de noviembre de 2022 no tienen solución previsible. Sin embargo, buscar culpables de algo que debimos resolver hace muchos años carece en lo absoluto de sentido, en razón de que, en definitiva, lo que se requiere es una solución para la cual no disponemos de los medios.

Ya sabemos que en los próximos avisos meteorológ­icos sobre lluvias debemos ponernos a buen recaudo.

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