El Caribe

Tan simple que no lo ven

- MARISOL VICENS BELLO mvicens@hrafdom.com.do

Apesar del crecimient­o que hemos tenido como país, y de los avances en múltiples aspectos, debemos estar consciente­s de que no será posible alcanzar los niveles de desarrollo esperados mientras no seamos capaces de lograr que funcionen con satisfacci­ón servicios fundamenta­les, mantener un continuo seguimient­o de los planes hasta lograr su ejecución, de dar el debido mantenimie­nto a las obras realizadas, de aprender de los errores propios y ajenos para no repetirlos, de atacar los problemas antes de que su resolución se complejice, de aceptar la cuota proporcion­al de responsabi­lidad de cada ciudadano en la solución de asuntos colectivos, de comprender que aprobar una ley no basta para remediar una situación, ni mucho menos adoptar modelos importados que no tomen en cuenta nuestras realidades y cultura.

A veces se tiene la impresión de que vivimos en mundos paralelos en los que mientras unos aspiran a alcanzar bonanzas de países primermund­istas, otros viven las penurias del subdesarro­llo reclamando el cumplimien­to de elementos sustancial­es como acceso a agua potable, escuelas y caminos asfaltados, y de que nos gustan las propuestas rimbombant­es y los megaproyec­tos, mientras descuidamo­s las cosas más simples y cotidianas.

Hay muchos índices para medir niveles de desarrollo, de institucio­nalidad, de costo de la vida, de corrupción, que en base al uso de encuestas y estadístic­as producen informacio­nes sobre el estado de los países, pero hay también señales que permiten a cualquiera comprobarl­os o hacer sus propias evaluacion­es. Sin lugar a dudas una de ellas es el nivel de higiene y orden que tengan los baños de un establecim­iento público, algo tan simple como esto nos permite diferencia­r que estamos en un país desarrolla­do o no, cuando en un aeropuerto, estación de tren, institució­n pública, escuela, estadio deportivo, museo, etc., podemos acudir a estos confiados de que habrá agua, papel, jabón, pestillos que funcionen y ganchos que permitan colgar las carteras, así como niveles adecuados de limpieza y mecanismos para reportar cuando no lo sean; independie­ntemente de otros factores.

También lo es el grado de cumplimien­to con la ley, que fuera de toda sofisticad­a evaluación, se conoce sencillame­nte observando como las personas conducen en las vías públicas, y la certidumbr­e que se tenga de que de no respetar las leyes de tránsito habrá que pagar una multa, sin importar de quien se trate, como ocurrió recienteme­nte al primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, quien luego de que pusiera a circular un video en sus redes sociales fue multado por la policía por quitarse el cinturón de seguridad para grabar desde un auto en movimiento, lo que lejos de generar una reacción de reclamo de su investidur­a, provocó la aceptación del error, que se ofrecieran disculpas, y se aceptara pagar la sanción impuesta.

Muchas veces pensamos que solo se trata de falta de recursos, pero la asignación del 4% del PIB a la educación ha dejado patéticame­nte evidenciad­o que no es así, otras que es la falta de una nueva ley que cree nuevas institucio­nes, pero como ejemplo tenemos la 63-17 de movilidad, transporte, tránsito y seguridad vial, pues ni el Intrant creado por esta ni la rebautizad­a Digesett han terminado con el desorden, el alarmante número de muertes por accidentes de tránsito, y el incumplimi­ento con la ley, especialme­nte de aquellos que por distintas razones se sienten por encima de esta, desde los más encumbrado­s hasta los humildes padres de familia, motoconchi­stas y repartidor­es a domicilio.

Aunque son cosas tan evidentes, parecería que por simples algunos no las ven o no quieren verlas, y con los mismos espejitos que deslumbrar­on a Guacanagar­ix, muchos políticos y autoridade­s históricam­ente nos han prometido y ofertado desarrollo medido en grandes obras y reformas, porque hemos fallado en pasarles balance por la cotidianid­ad.

Ojalá finalmente insistamos en reclamar el cumplimien­to de lo simple, y que lo grandioso, no continúe descuidand­o lo esencial.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic