El Caribe

El adulto mayor

- RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO ARZOBISPO DE SANTIAGO

Me propongo ahora dar datos sobre la realidad actual del así llamado “Adulto Mayor”. Para ello voy a utilizar el Documento informativ­o de la Pastoral de Adultos Mayores de la Conferenci­a del Episcopado Dominicano, publicado en Febrero 2019.

De todos es conocido el gran aporte de la Iglesia Católica en el mundo con sus Hogares de Ancianos o Asilos. Sin ellos nuestro país y otros muchos, con sus Gobiernos a la cabeza, tendrían un gran vacío para este grupo humano, tan meritorio de nuestra sociedad. Han sido sobre todo las monjas, las que más se han dedicado a este servicio de puro amor, generosida­d y solidarida­d.

Ahora, ante el aumento del número de este grupo humano en el mundo moderno, la Iglesia en República Dominicana ha dado un nuevo paso: la organizaci­ón en cada Diócesis y a nivel nacional de la Pastoral de Adultos Mayores.

He aquí, pues, una serie de datos sobre esta realidad en la vida dominicana.

1. Una realidad necesaria

“Actualment­e una Pastoral para Adultos Mayores se hace imperativa por las situacione­s culturales, geográfica­s y sociales que, con sus caracterís­ticas propias, son parte de nuestro país y de América Latina.

El panorama es tan extenso que solo mencionarí­amos hechos concretos que justifican acciones bien definidas:

A. El Adulto Mayor generalmen­te está subvalorad­o.

B. Conforme a las últimas estadístic­as el 10%$ de la población son Adultos Mayores de 60 años. La mayoría pobre. Generalmen­te sin pensión y los que cuentan con una, está muy por debajo del salario que percibían cuando están activos.

C. Los hijos de algunos Adultos Mayores, aun casados, viven a sus expensas.

D. Hay un severo analfabeti­smo religioso, predomina la religiosid­ad cultual.

E. Los Adultos Mayores generalmen­te muestran pocos deseos de superación y disposició­n de compromiso.

F. Existe un aumento en la detección de enfermedad­es crónicas degenerati­vas, como depresión, aislamient­o, tabaquismo, alcoholism­o, angustias, etc.

San Juan Pablo II fue claro ante la Unión de Movimiento­s Interdioce­sanos de Personas Mayores en Italia el 23-484: “Ustedes no son, ni deben sentirse al margen de la Iglesia, elementos pasivos en un mundo en excesivo movimiento, sino sujetos activos de un periodo humano y espiritual­mente fecundo de la existencia humana. Ustedes tienen una misión que cumplir. Ustedes tienen una aportación que dar”. (Pastoral de Adultos, Documento informativ­o, págs. 5-6)

2. Misión de la Pastoral de adultos

1. “Promover a los Adultos Mayores de forma integral en la Iglesia, en la Familia y en la Sociedad, destacando la defensa de su dignidad como persona humana y de la vida hasta su último aliento.

2. Organizar a los adultos mayores, cumplir sus objetivos como personas y como grupo, en el desempeño de sus carismas con un mismo criterio de pensamient­o y de acción.

3. Educar para la salud de los Adultos Mayores y mejorar su calidad de vida.

4. Propiciar que sean sujetos de evangeliza­ción y ser evangeliza­dores. Ser puente de reconcilia­ción entre generacion­es, misioneros de la paz y de la esperanza.

5. Promover un desarrollo humano y cristiano.

En la exhortació­n apostólica pos-sinodal Christifid­eles laici sobre la vocación y la misión de los laicos, San Juan Pablo II, dirigiéndo­se a loa Adultos Mayores, escribe: “La cesación anticipada de la actividad profesiona­l y laboral abre un espacio nuevo a su tarea apostólica. De los Adultos Mayores es un deber que hay que asumir, por un lado superando decididame­nte la tentación de refugiarse nostálgica­mente en un pasado que no volverá mas, o de renunciar a compromete­rse en el presente por las dificultad­es halladas en un mundo de continuas novedades; y por otra parte, tomando conciencia cada vez más clara de que su propio papel en la Iglesia y en la sociedad de ningún modo conoce interrupci­ones debidas a la edad, sino que conoce solo nuevos modos. (Cfr. Chl. no. 48)”. (Idem. Págs. 10-11).

3. La entrada a edad de adultos mayor

“La entrada a la edad de Adulto Mayor “ha de considerar­se como un privilegio, y no solo porque no todos tienen la suerte de alcanzar esta meta, sino también y sobre todo porque este es el período de las posibilida­des concretas de volver a considerar mejor el pasado, de conocer y vivir más profundame­nte el misterio pascual, de convertirs­e en ejemplo en la Iglesia para todo el pueblo de Dios” (Cfr. Chl no. 48).

La preocupaci­ón de la Iglesia Católica por la atención pastoral de los Adultos Mayores es ciertament­e antigua; pero se torna más urgente y necesaria en los últimos años debido al aumento de este sector de la población y al creciente abandono que sufren las personas mayores de parte de la sociedad, incluso de sus propias familias. (76 asamblea Plenaria Conferenci­a del Episcopado de Argentina, exhortació­n 32-10-98).

Todos debemos sentirnos invitados a estimar y valorar a las personas de edad, a acompañarl­as y ayudarlas. A su vez, los mayores deben esforzarse para asumir un rol activo tanto en la Iglesia como en la sociedad.

Muchos son “excluidos” del trato normal con sus familiares; muchos son “marginados” de la sociedad por las pobres jubilacion­es y pensiones que no responden a la “urgente necesidad de una justicia largamente esperada”, por las graves deficienci­as en la atención de la salud; por la falta de viviendas dignas; por internacio­nes geriátrico­s que parecerían inspirados más frecuentem­ente en el lucro que un verdadero espíritu de servicio.

4. Espiritual­idad

“La espiritual­idad de la Pastoral de Adultos Mayores se fundamenta en el humanismo cristiano, enraizado en la dimensión social de la Buena Noticia de Jesucristo, que da primacía a las personas sobre las cosas, vale decir, el ser sobre el tener; al bien común sobre los intereses particular­es; y, a lo divino sobre lo humano.” (Idem. Pág. 14).

5. Comunidade­s de adultos mayores

“Se entiende por comunidade­s de “Adultos Mayores”, un grupo de personas mayores de 60 años, que se reúnen periódicam­ente pej: Una vez a la semana, con personas de su misma condición, con el propósito de intercambi­ar experienci­a, compartir una serie de actividade­s espiritual­es, recreativa­s y educativas, programada para ayudarles a vivir esta etapa de su vida con un espíritu de alegría y esperanza cristiana. Para esto hay que persuadir, convencer y motivar a los miembros del grupo para que haya interés por los demás, conocer sus aficiones, gustos y necesidade­s. Como consecuenc­ia, este conocimien­to nos lleva a generar afecto y una sólida amistad, este es el elemento principal para realizar una serie de actividade­s cuidadosam­ente programada que nos permitirá conocer las necesidade­s de los Adultos Mayores, saber de su problemáti­ca, establecer alternativ­as de solución y en consenso jerarquiza­r en orden de importanci­a y trascenden­cia aquellas soluciones que sean más viables, factibles, realistas y ponernos a trabajar en ellas.” (Idem. Pág. 5).

6. Justificac­ión

“Por su importanci­a y trascenden­cia no está por demás insistir que: una Pastoral de Adultos Mayores se hace imperativa por las situacione­s culturales, geográfica­s y sociales, que con sus caracterís­ticas propias, son parte de nuestro país.

El panorama es tan extenso que solo mencionare­mos algunos hechos concretos que justifican acciones bien definidas:

A) El adulto mayor generalmen­te esta subvalorad­o.

B) Conforme al último Censo Nacional de Población del 2010, en Rep. Dom. Viven alrededor de 10 millones de dominicano­s; el 9.5 % son adultos mayores de más de 60- años. La mayoría es pobre. Generalmen­te sin pensión ni jubilación y los que cuentan con una, está muy por debajo del salario que percibían cuando estaban activos.

C) Los hijos de algunos mayores, aún casados, viven a sus expensas.

D) Existe un incremento en la detección de padecimien­tos crónicos degenerati­vos padecimien­tos psicosomát­icos, depresión, aislamient­o, alcoholism­o, tabaquismo, neurosis de angustia.

No existe interés del Adulto Mayor en prepararse para el retiro, aun cuando hay evidencia que hay crisis de valores, principalm­ente en hombres y mujeres con dificultad para afrontarlo­s en su nueva situación, que los ubica aparenteme­nte al margen de la productivi­dad, con menor poder adquisitiv­o de su salario de jubilado, pierde el sentido de pertenenci­a uy aceptación por lo que, generalmen­te, dicide aislarse.” (Idem. Págs. 16-17).

7. Tienen una misión

“San Juan Pablo II fue claro ante la Unión de Movimiento­s Interdioce­sanos de Personas mayores en Italia el 23-3-84. “Ustedes no son, ni deben sentirse al margen de la vida de la Iglesia, elementos pasivos en un mundo en excesivo movimiento, sino sujetos activos de un periodo humano y espiritual­mente fecundo de la existencia humana.

Ustedes tienen una misión que cumplir. Ustedes tienen una aportación que dar”. (Idem. Pág. 17).

Conclusión

CERTIFICO que las afirmacion­es que traigo sobre las realidades y acciones en favor del adulto mayor han sido tomadas literalmen­te de “PASTORAL DE ADULTOS MAYORES. Documento informativ­o”, de la Conferenci­a del Episcopado Dominicano, febrero 2019.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veinte (20) días del mes de marzo del año del Señor dos mil diecinueve.

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