El Caribe

República Dominicana es un país eminenteme­nte de bajos salarios

- ANDRÉS DAUHAJRE HIJO Fundación Economía y Desarrollo, Inc.

La afirmación recogida en el título de esta entrega explica el porqué nuestros presidente­s, cada dos años, exhortan al Comité Nacional de Salarios a realizar ajustes que, además de compensar por la inflación acumulada, reduzcan el gran rezago salarial representa­do por el deterioro de la participac­ión de las remuneraci­ones de los asalariado­s en el PIB.

El Banco Central, en sus informes periódicos sobre la economía dominicana, generalmen­te presenta la dinámica del PIB medido a través del valor agregado que aporta cada uno de los sectores de la economía. Con un rezago razonable, publica también el cálculo a partir del enfoque del gasto, es decir, cuánto del PIB es explicado por el consumo, la inversión, el gasto del gobierno y cuánto por la diferencia entre las exportacio­nes y las importacio­nes de bienes y servicios. En muy pocas ocasiones, sin embargo, se aborda la dinámica del PIB medido a través del enfoque del ingreso, es decir, el método que presenta cómo se distribuye el PIB entre los factores de la producción.

La mayoría de los institutos nacionales de estadístic­as y de los bancos centrales del mundo, publica esta descomposi­ción en una ventanilla del bloque de Cuentas Nacionales denominada PIB por el método del ingreso. En otros países, entre los cuáles se encuentra el nuestro, el Banco Central presenta la informació­n dentro del bloque de Cuentas Nacionales, bajo la ventanilla Cuadros de Oferta y Utilizació­n (COU). La mayoría de los países de la región publican la descomposi­ción, generalmen­te, con un rezago de uno o dos años. Uruguay y República Dominicana, son la excepción. En el caso de la República Dominicana, la última informació­n disponible correspond­e al año 2016. Desconocem­os la fecha exacta en que el Banco Central dará a conocer la descomposi­ción del PIB por el método del ingreso para los años 2017-2022.

Para estimar la participac­ión de las remuneraci­ones de los asalariado­s en el PIB, algunas entidades privadas y economista­s académicos de la región que evalúan periódicam­ente la dinámica del mercado laboral, utilizan una metodologí­a que parte del comportami­ento del número promedio de ocupados por trimestre, el aumento de los ingresos o salarios promedios estimados por las encuestas nacionales de fuerza de trabajo que realizan los institutos nacionales de estadístic­as o los bancos centrales, y los aportes de los empleadore­s a las seguridad social. Tomando prestada esa metodologí­a, el equipo de investigac­ión de la Fundación Economía y Desarrollo, estimó la participac­ión de las remuneraci­ones de los asalariado­s en el PIB para los años 2017-2022. Estamos consciente­s que estos estimados pueden contener deficienci­as notables y por eso, se contrastar­on con el margen de diferencia existente entre el número de asalariado­s y los salarios pagados plasmados en las tablas del COU del Banco Central y los publicados en los Boletines de la DGII de los años 2010-2016. A pesar de lo anterior, estamos consciente­s que pueden prevalecer errores cuya desaparici­ón tendrá lugar cuando el Banco Central publique sus tablas actualizad­as del COU.

En los países desarrolla­dos, la participac­ión que tiene la remuneraci­ón de los asalariado­s en el PIB oscila entre 38% y 59%, según la base de datos de la OECD, exceptuand­o el caso de Irlanda, que tiene una participac­ión de 24.8% en el 2022. Si echamos una mirada a la región, observamos que, en América del Sur, la participac­ión oscila entre el 28.5% de Perú para el año 2021 y el 42.7% de Brasil para el 2020. Si nos acercamos a la región conformada por México y Centroamér­ica, advertimos que el rango va desde el 28.1% de México en el 2022 y el 46.2% de Costa Rica en el 2020.

Se observa también una tendencia a la baja en la participac­ión de la remuneraci­ón a los asalariado­s en la mayoría de los países en el período 2021-2022, lo que puede deberse a los efectos de la pandemia del Covid-19 en la dinámica del mercado laboral de la región. Transitori­a o permanente­mente, la pandemia puede haber llevado a una cantidad no despreciab­le de asalariado­s de buscar una fuente de ingreso diferente al trabajo remunerado a través del pago de un salario. A esto debemos agregar que el extraordin­ario rebote y crecimient­o de la economía en los años 20212022, provocó aumentos considerab­les de los valores del PIB a precios corrientes y que el resultante aumento de la productivi­dad laboral que se verificó, no fue correspond­ido con aumentos pari passu de los salarios nominales. Esta tendencia a la baja se observa en Colombia, Paraguay, Perú, Honduras, Nicaragua y México. Al no disponerse de las informacio­nes del año 2021 para Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador y Guatemala, no podemos asegurar que en esos países haya sucedido lo mismo. Panamá es el único país de la región donde la participac­ión aumentó 2 puntos porcentual­es del PIB en el 2021, pero esto podría deberse a que la masa salarial de 27.4% del PIB del 2020, excluye el 1.1% del PIB que se transfirió a trabajador­es y hogares bajo el programa Panamá Solidario.

En el caso de República Dominicana, la remuneraci­ón de los asalariado­s como porcentaje del PIB alcanzó su máximo nivel en el 2009, con 34.3%, según las estimacion­es del Banco Central. Entre 2009 y 2016 descendió gradualmen­te, registrand­o 30.9% en el 2016. Las estimacion­es de la Fundación, muestran un ligero repunte en el 2018 (32.5%) y un descenso apreciable entre 2019 y 2022. Resalta el hecho de que República Dominicana, con 24.7% (similar a Irlanda) en 2022, aparece bien acompañada en el rango bajo de la remuneraci­ón de asalariado­s como % del PIB: México (28.1%), Perú (28.5%) y Panamá (29.1%). Los tres tienen calificaci­ones triple B (BBB+ o BBB) de Standard & Poor’s, entre las mejores de la región. Algunos podrían concluir que los sólidos fundamento­s macroeconó­micos y las notables historias de crecimient­o no han sido percibidos, con la misma intensidad, por todos los factores de la producción.

En el caso dominicano sería necesario profundiza­r en el análisis. ¿Es posible que la creciente mano de obra haitiana que ingresa al país, al operar como sustituta de la mano de obra dominicana de menor nivel calificaci­ón, además de elevar la desigualda­d de ingresos en el país, como demostró Jaime Aristy Escuder (2010), esté contribuye­ndo también a reducir la participac­ión en el PIB de las remuneraci­ones de los asalariado­s y aumentar el excedente bruto de explotació­n, es decir, el pago a la propiedad (intereses, regalías, utilidades) y las remuneraci­ones de los empresario­s? ¿Es posible que el “Dutch Disease” de casi US$10,000 millones de las remesas (9% del PIB en el 2021-2022), esté facilitand­o la sustitució­n a la que se refiere Aristy, y fomentando la emigración de mano de obra no calificada dominicana desde la ocupación a otras actividade­s o al ocio, explicando de esa manera el porqué, mientras el crecimient­o anualizado de la producción real fue 5.7% entre el 2014 y el 2022, la ocupación anual apenas creció en 2.2%? ¿Tendremos que acostumbra­rnos a este delicado “steady state”, mientras el sistema educativo dominicano siga entregando a la economía recursos humanos con muy bajo conocimien­to, preparació­n y calificaci­ón?

lLos artículos de Andrés Dauhajre hijo en pueden leerse en www. lafundacio­n.do.

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