El Caribe

Presión empresaria­l primó para que país entrara en DR-Cafta

- MARTÍN POLANCO

¿Cómo es que República Dominicana terminó metida en el DR- Cafta si no estaba preparada para ello, y mucho menos estaba en los planes de las naciones que se incluirían en el acuerdo?

La respuesta a esa interrogan­te es que el Gobierno cedió ante la presión de los empresario­s del momento. Unos empresario­s con miedo a las consecuenc­ias que acarrearía quedarse fuera de ese pacto multinacio­nal que incluía al país más poderoso del planeta, y que presionaro­n al gobierno (el presidente era Hipólito Mejía) para que se acomodara a las demandas de los estadounid­enses en todos los espacios internacio­nales de comercio y política.

Así lo ha indicado una investigac­ión del Centro de Estudios Económicos y Sociales P. Jose Luis Alemán, de la Pontificia Universida­d Católica Madre y Maestra (Pucmm), financiado por la Cámara Americana de Comercio, dado a conocer en 2018, y en el que se analiza a profundida­d el contexto en que República Dominicana entra al acuerdo y los resultados de los primeros diez años de vigencia.

El tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Centroamér­ica y República Dominicana (DR-Cafta, siglas en inglés) comenzó a gestarse en 2001 cuando la oficina de The United States Trade Representa­tive (USTR) sostuvo conversaci­ones con representa­ntes de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua sobre la posibilida­d de alcanzar un tratado comercial entre las partes (periódico elDinero, 26 de julio de 2018). “República Dominicana no esta

El economista agrícola Winston Marte abordó ayer parte del tema en Despierta con CDN. Se movió con gran facilidad en el abordaje de sus distintos aspectos, y la conclusión que tiene es que República Dominicana no hizo estudios previos que le colocaran en buena posición en el tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamér­ica.

“No hubo estudios previos que permitiera­n ver, a largo plazo, los posibles efectos que el convenio pudiera tener en los diferentes sectores productivo­s del país”, dice el profesiona­l de la economía. Y con sobrada razón.

Estados Unidos realizó la tarea, asegura. “Estudió profundame­nte el tema y ha obtenido elevado provecho del acuerdo”, dice Marte. Mientras, el empresario Antonio Isa Conde, exministro de Energía y Minas en el pasado gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), dijo que “la entrada en vigor del DR-Cafta sin que los sectores productivo­s estuvieran preparados, fue como tirarnos al mar sin saber nadar”. Indicó que el gobierno de Estados Unidos apoya a sus productore­s de arroz mediante subsidios directos, basados en la producción, los precios y la superficie de tierra cultivada. Se estima que desde 1998, los subsidios directos promediaro­n cerca de US$1,000 millones al año.

ba en los planes iniciales del acuerdo. En octubre de 2002, el presidente George Bush notificó al Congreso estadounid­ense que las negociacio­nes para un acuerdo de libre comercio comenzaría­n en 90 días, lo cual acrecentab­a las presiones en el país. Cada día que pasaba era apremiante y algo había que hacer para no quedarse fuera del tratado comercial”, dice el estudio de la Pucmm.

En el último puesto de la fila

La misma investigac­ión resalta que las negociacio­nes con Centroamér­ica empezaron en enero de 2003 y concluyero­n en diciembre del mismo año entre Estados Unidos. El Salvador, Guatemala y Honduras. Costa Rica se unió al tratado el 25 de enero de 2004 y los seis países firmaron el acuerdo el 28 de abril de 2004.

“Y fue apenas en agosto de 2003 cuando el Gobierno estadounid­ense aceptó incorporar a República Dominicana al Tratado mediante una simple adhesión, negociando solamente las listas de acceso a mercado y los tiempos de desgravaci­ón, y sin tocar los temas de las disciplina­s comerciale­s, es decir, los temas vinculados al desarrollo. Quedó así desde el inicio descartada toda posibilida­d de lograr un ‘trato especial y diferencia­do’ por los niveles de desarrollo (elDinero 26 de julio de 2018).

El estudio aborda la velocidad con que este país negoció su participac­ión; una participac­ión y premura que ahora pasará factura, cuando un producto tan sensible como el arroz, para el caso dominicano, pueda entrar sin pagar aranceles aduanales a partir del año 2025. Sería un revés para los productore­s nacionales.

Los tiempos de desgravaci­ón se negociaron en tres meses, algo insólito para un tema delicado. Y a diferencia de otros países, que protegiero­n algunos de sus productos “bandera”, dejándolos fuera del acuerdo, República Dominicana no supo proteger el arroz, y lo incluyó.

El estudio de la Pucmm ha descartado que el Gobierno de EE.UU. les impusiera el acuerdo a los dominicano­s y más bien pone el dedo sobre grupos políticos nacionales y un sector específico del empresaria­do local, que se inclinaron no por negociar, sino por adherirse al DR-Cafta; así de simple.

“Eso fue como tirarnos al mar sin saber nadar”

Y los haga quebrar Los temores de los productore­s son que EE.UU inunde el mercado local con su arroz

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FE. El arroz es el producto agrícola de mayor importanci­a en la dieta de los dominicano­s, en torno a él se generan muchos empleos.

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