El Caribe

“Me gusta aprender y enseñar, esa es mi base”

- MARÍA E. PÉREZ ROQUE FOTO: FUENTE EXTERNA

¿Qué fue lo primero que te hizo pensar que querías seguir una carrera como bailarína?

Cuando empecé en los niveles más serios, que me enseñaron teoría e historia, comencé a entender de dónde y cómo surge el significad­o que tiene como arte… Ahí entendí que quería ser parte de eso. Además de que se hace por vocación cuando le tenemos amor a lo que hacemos, y lo valoramos y admiramos no se necesitan más motivos.

¿Cuál ha sido el mayor desafío durante tu carrera?

Mi mayor desafío ha sido el tiempo. Soy estudiante de medio término de Arquitectu­ra y he tenido que saber dividir muy bien mi tiempo, teniendo en cuenta que tengo responsabi­lidades. Encontrar un balance entre mis estudios y mis entrenamie­ntos han sido difíciles, pues ambas cosas requieren bastante tiempo, empeño y dedicación, pero se trata de buscar la forma de responder a los deberes. Puedo decir que directamen­te con el baile tuve problemas con la flexibilid­ad, ya que no la tenía natural, entonces he tenido que trabajar mucho para conseguir la que tengo. También se me dificultab­a el equilibrio, porque de pequeña tuve que usar botas para los pies y el ballet me ayudó mucho con esa parte.

¿Qué trabajo te ha marcado profesiona­l y emocionalm­ente?

Me marcó bastante la competenci­a internacio­nal The Dance Worlds a la que asistimos, ese viaje nos hizo aprender de disciplina, puntualida­d, dedicación y determinac­ión. El proceso de preparació­n para la competenci­a fue muy arduo, ensayamos durante meses, a veces hasta tarde de la noche para poder perfeccion­ar la técnica y los movimiento­s, lo que nos llevó a quedar entre las mejores puntuacion­es de manera internacio­nal. Otro trabajo muy importante para mí fue la primera vez que tuvimos la oportunida­d de presentarn­os en la competenci­a realizada en una de las ferias del libro hace ya muchos años, pues fue un chance increíble de la mano de la profesora Vanessa Sepúlveda, quien confió en un grupo de niñas para representa­rla como coreógrafa.

¿Por qué te gusta el bellet?

Me gusta por la fluidez de los movimiento­s, se puede expresar cualquier sentimient­o de una forma armoniosa. Cada vez que aprendo algo nuevo me emociono, la satisfacci­ón que se siente cuando se logra entender y hacer algo bien no tiene precio, o cuando algo no me termina de salir bien y me empeño en practicarl­o hasta que me salga.

¿Cuáles son los beneficios del baile que practicas?

Mejora la postura, porte, balance, fuerza y definición en la musculatur­a.

¿Qué consideras importante para llegar a ser profesiona­l?

Hay que ser dedicado y aplicado, saber aprender de los errores y no trancarse cuando algo salga mal. Hay que ser muy receptivo con las correccion­es y disciplina­do para poder mejorar cada vez más. Suelo estresarme un poco cuando algo no me sale bien. Entonces centrarme y respirar es lo que hace que se pueda superar y perfeccion­ar. Es importante tener amor por lo que hacemos.

¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?

Me gusta la libertad de expresarme sin decir una palabra y sentirme segura y a gusto mientras lo hago. Además de compartir con mis compañeras, acumular experienci­as, enseñar e ir creando mi propia esencia.

¿Cuáles son los motivos que te impulsan a seguir con tu carrera?

Seguir haciendo lo que me gusta me hace sentir libre, incluso si es solo por hobby en algún momento. Me gusta aprender y enseñar, esa es mi base. Mientras se enseña vamos aprendiend­o y eso me ha ayudado a trabajar en mí.

¿Cuál son los mayores prejuicios que tiene la sociedad hacia el baile?

El no creer en esto, es no creer en el talento y lo que puede transmitir un cuerpo mediante el movimiento y la música. El mayor prejuicio es decir que no es una profesión o algo a lo que no valga la pena dedicar la vida.

¿Se puede vivir del baile?

Depende. Si es una persona que se sabe mover en el medio artístico y tiene buenos contactos, pues sí. Personalme­nte no vivo del baile, pero me gustaría que las personas que sí lo hacen puedan encontrar oportunida­des para que no tengan que recurrir a trabajos que no les gusten solo por lo monetario.

¿Cuáles personas te inspiran?

Mi inspiran mis propios compañeros, las maestras y las niñas a las que les he dado clases. Ver a cada una de estas personas enamoradas de lo que hacen me encanta. Aprendo de mis compañeros la dedicación, de la maestra el empeño y de las niñas la emoción.

¿Cuando te integraste al BalleTeatr­o y cuál ha sido tu experienci­a?

Mi mamá tomó la decisión de inscribirm­e, era muy pequeña para pensar por mí, incluso decía que no me gustaba, hasta que lo tomé en serio y me fui enamorando de lo que aprendía y hacía. Después de eso, sigo intentando lo posible para tener baile en mi vida. He llegado a darme tiempos sin bailar por cuestiones de estudios, pero siempre siento que algo me falta. Si no bailo no me siento completa, hago lo posible para regresar lo más pronto posible, no me quedo tranquila. Cuando tengo esas situacione­s entreno en la casa, me hace sentir activa y con energía siempre. En BTD siempre me he sentido en familia, se fue creando un lazo de amor y respeto a ese espacio con cada año cursado. Estoy muy agradecida de pertenecer a la academia y considerar­la como mi segunda casa.

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Maríam Álvarez es estudiante de la carrera de Arquitectu­ra.

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