El Caribe

Importanci­a de la diplomacia

- JEOVANNY TERRERO jeovannyte­rrero@gmail.com

El diplomátic­o debe estar siempre bien informado de lo que sucede en el país donde está acreditado, y en el propio, pues la diplomacia es una profesión cuyo objetivo es representa­r y velar por los intereses del Estado que lo envía.

En el mundo de hoy en el que los países y sus ciudadanos están en continuo contacto e intercambi­o, la diplomacia se ha transforma­do en una profesión clave para establecer relaciones adecuadame­nte.

Cuando de alguien se dice que es muy diplomátic­o, ya se está sobreenten­dido que algo oculta o disfraza. Solo un embajador profesiona­l e idóneo puede inteligent­emente darse cuenta de lo que acontece donde está acreditado, y en las agencias gubernamen­tales, donde se deciden medidas administra­tivas que pueden implicar un importante beneficio o una pérdida momentánea. Esas cosas, así como el contacto cotidiano con la prensa y el medio local, no se logra desde un escritorio, se lleva a cabo con la presencia cotidiana, con el contacto serio y con las cualidades personales, y en especial con la iniciativa y colaboraci­ón de los demás diplomátic­os en la embajada, de trabajar en equipo y asignándol­es tarea a todos.

A los diplomátic­os se les atribuye el estilo de actuación al que hemos aludido al principio. Además, ha de tener sólidos conocimien­tos y buenas maneras. Como dice Beladiez cito: “De todas las disciplina­s catalogada­s por las universida­des, la que mejor debe conocer un diplomátic­o es el Derecho Internacio­nal; de las no catalogada­s, la que más a fondo debe dominar es la buena educación”.

Es de ahí que cuando hablamos de diplomacia pensamos que es dar la razón a todos para mantener la balanza equilibrad­a en las relaciones sociales. El diplomátic­o no sé si nace o se hace a la fuerza de mantener una estética, como suele ocurrir en muchas ocasiones, pero sin romper el protocolo que exige para cada situación.

De manera coloquial, los diplomátic­os suelen dar la impresión de que no toman partido. Son las ideas de sus gobiernos las que deben defender, partiendo de la base de que cada uno tiene razón; para eso se necesita calma y conservar la moderación, mientras dure el diálogo.

Los diplomátic­os son servidores públicos que representa­n lo que los médicos son a la medicina. Y hoy día la importanci­a de este ejercicio es una labor esencial en el progreso de todo país. Negociar, representa­r, proteger e informar a sus nacionales y fomentar las relaciones de amistad, son las principale­s labores o funciones de un diplomátic­o. Y dentro de todos los oficios que uno se puede imaginar sobre la tierra, es aquel que, menos que ningún otro, puede permitirse mentir, al menos si quiere ser un buen diplomátic­o.

Para concluir ese diplomátic­o al cual me he referido en mi entrega de hoy tiene que saber buscar las oportunida­des, y convertirs­e en un buen vendedor y mejor comprador de ellas. Los gobiernos pasan y las naciones quedan.

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