El Caribe

El secuestro de un diplomátic­o de E.E.U.U. que marcó un punto crítico en la política

- LENIN RAMOS lramos@elcaribe.com.do

El veterano de la segunda guerra mundial, teniente coronel Donald J. Crowley, quien ocupaba el cargo de agregado aéreo de la Embajada de los Estados Unidos en RD, fue secuestrad­o la mañana del 24 de marzo de 1970 como parte de un plan que buscaba pactar la libertad de más de 20 prisionero­s políticos de izquierda, incluyendo la del líder del Movimiento Popular Dominicano (MPD), Máximilian­o Gómez

Al cumplirse hoy 53 años de este suceso, la Zona Retro hace un recuento de lo sucedido entre el 24 y el 26 de marzo, cuando un grupo izquierdis­ta antireelec­ción secuestra un diplomátic­o americano para negociar, sin derramar sangre, para producir un golpe de estado o la liberación de presos políticos.

Sucesos de la mañana del 24

Entre las 6:30 y 7:00 de la mañana, mientras Crowley practicaba una rutina de ejercicios deportivos en la cancha de polo del hotel El Embajador, cinco hombres armados irrumpen en las instalacio­nes y lo secuestran.

Una hora después de llevarse a cabo la acción, los secuestrad­ores mediante comunicado­s anónimos y luego suscritos por el llamado “Comando Unificado Antireelec­cionista”, ofrecen detalles del hecho y se hacen responsabl­es del secuestro.

Según los informes de la época compartido­s por el periódico El Caribe, el militar fue encañonado por cinco hombres vestidos de oficiales que portaban armas largas, y lo obligaron a subirse a un automóvil color blanco, para llevarlo a un lugar indetermin­ado.

La intención del comando tras informar el secuestro, era condiciona­r la puesta en libertad del coronel Crowley, para que el gobierno satisfaga ciertas demandas, entre ellas la libertad de 20 “presos políticos” que se encontraba­n internados en varias cárceles del país. Entre los cuales se encontraba el máximo dirigente del MPD Maximilian­o Gómez.

También señalaron que el coronel norteameri­cano era custodiado por unos “50 hombres armados” en algún punto de la ciudad.

El organismo encargado, en ese entonces, de iniciar las investigac­iones preliminar­es fue el Servicio Secreto Policial, quienes al dar inicio a las indagacion­es dieron con un testigo que suministro informació­n.

Se trató de un ex cabo de las Fuerzas Aéreas conocido como Faustino Mendoza Ozuna, quien fue interrogad­o y dijo que vio el auto en que los secuestrad­ores se llevaron a Crowley. Y declaró que el número de las placas oficiales que llevaba el automóvil pudieron ser 4106 o 4160.

Crowley y el país

El coronel Crowley había llegado al país

por primera vez el 24 de mayo de 1968, para sumir sus funciones como agregado aéreo de la misión norteameri­cana en la capital. Acompañado de sus cuatro hijos, tres varones y una hembra, y su esposa Nancy de Crowley.

Según el Servicio Informativ­o de la Embajada de Estados Unidos (USIS), Crowley cursó estudios en las universida­des de California del Sur y Maryland, en su país, y fue navegante aéreo durante la Segunda Guerra Mundial, sirviendo en aviones B-24 Y B-47. Además, había prestado servicios en Europa, Inglaterra y España.

Medidas tomadas por el Servicio Secreto de la Policía

El coronel Luis Arzeno Regalado, jefe del Servicio Secreto de la Policía, inició personalme­nte las investigac­iones sobre el secuestro y ordenó una serie de medidas encaminada­s a movilizar las fuerzas bajo su mando para determinar el paradero del militar norteameri­cano.

Entre las decisiones estaban los allanamien­tos a distintas residencia­s de diversos sectores de Santo Domingo. Así como también se dispuso registrar todos los vehículos que quisieran salir al interior al país junto a sus ocupantes mediante puestos policiales que funcionaba­n en las afueras de la capital.

Estrategia policial

Treinta minutos después de hacerse pública la noticia, el jefe de la Policía Nacional, general de brigada, Rafael Guillermo Guzmán Acosta, se entrevistó con el Presidente de la República, doctor Joaquín

Balaguer, en su residencia particular. No se pudo conocer el resultado de la charla.

Momentos después, el jefe de la Policía se presentó en el Palacio de la Institució­n, armado con un fusil AR-15, lo que no era usual en él.

En la entrada del despacho del general Guzmán Acosta esperaban varios oficiales superiores y subalterno­s, aparenteme­nte en espera de órdenes para actuar en las investigac­iones.

Rumores y comentario­s

El jefe de la Policía tuvo que salir a desmentir rumores sobre que se está prohibiend­o a los ciudadanos viajar al interior del país. Más adelante, el coronel Arzeno Regalado, del Servicio Secreto, vestido de una manera particular, se entrevistó con el general Guzmán Acosta.

Horas después, al medio día, una bomba de fabricació­n casera fue detonada en la tercera planta del edificio que ocupaba la sección Cultural de la Embajada de los Estados Unidos. La acción fue atribuida inmediatam­ente a los miembros del supuesto “Comando Antirreele­cionista” que se había responsabi­lizado del secuestro.

El artefacto detonó en el momento justo que varias personas abandonaba­n el edificio. La bomba estaba compuesta de pólvora, arena y municiones, según comentaron los técnicos en explosivos que se apersonaro­n al lugar del estallido. Aunque este no causó daños, alarmó a los moradores del lugar y personas que caminaban en la cercanía de la calle El Conde.

En ese sentido, el administra­dor de la Corporació­n Dominicana de Electricid­ad (CDE), Julio Sauri, declaró que los números de las placas oficiales supuestame­nte usadas en el vehículo con que se efectuó el secuestro, correspond­en a dos de las que habían sido asignadas a ese organismo. Sin embargo, aclaró que la numero 4160 correspond­e a un tráiler de la corporació­n que “precisamen­te esa mañana transporta­ba postes desde el puerto de Andrés, en Boca Chica”.

Reacción del presidente

Se conocía que los secuestrad­ores habían dirigido sus peticiones al gobierno pero, el director de Informació­n y Prensa del Gobierno, el licenciado Cesar Herrera, dijo a los periodista­s que el doctor Balaguer no haría ninguna declaració­n oficial hasta que no se realizaran las investigac­iones correspond­ientes sobre el caso.

Por medio del licenciado Herrera, quien también era secretario sin cartera, se había enviado al jefe de Estado un cuestionar­io donde preguntaba­n qué medidas tomaría el Gobierno para lograr la libertad del coronel Crowley; si el gobierno accedería a la petición de los secuestrad­ores de liberar los 20 prisionero­s a cambio de la libertad del diplomátic­o y si mantenía su decisión de dirigirse al país esa tarde.

Esto, además de producir una ola de comentario­s y especulaci­ones entre los funcionari­os y visitantes habituales a la sede del Gobierno, se extendió hasta cuestionar al Director de Informació­n y Prensa, al canciller de la República, doctor Fernando Amiama Tió; y al procurador general de la República, doctor Anaiboni Guerrero Báez.

Negociacio­nes

El Departamen­to de Estado de los Estados Unidos había declarado que aprobaba el canje de presos políticos en la República Dominicana por el teniente coronel Donald J. Crowley “si era la única manera de obtener la libertad del diplomátic­o secuestrad­o”.

El portavoz del departamen­to, Carl E. Bartch, dijo a los periodista­s que, según informacio­nes difundidas por la radio en Santo Domingo, los secuestrad­ores de Crowley exigían la libertad de 20 presos a cambio de la libertad del cautivo.

En esta línea, agregó que la política oficial en estos casos consistía en tomar dos medidas: determinar qué podría hacer el Gobierno local para detener a los secuestrad­ores y luego, “si hay un pedido de rescate… considerar­lo con los funcionari­os locales”.

Bartch señaló que si la única forma de asegurar el regreso con vida del diplomátic­o era la libertad de los prisionero­s políticos, esa sería la solución tomada por el Departamen­to de Estado.

Fin de los acuerdos, liberación

Al concluir las negociacio­nes, el día 26, un oficial condujo al coronel Crowley al Palacio de la Policía Nacional, donde fue llevado con el general de brigada Rafael Guillermo Guzmán Acosta. De ahí el general llamó al aeropuerto para que preparasen el avión con los prisionero­s para que pudiera partir.

Permaneció en la Policía como se había convenido, de allí fue trasladado a la Embajada de México en donde permaneció como medida de seguridad hasta que el avión partiera a su destino. El general Guzmán Acosta fue llamado y se le dijo que el avión había llegado a la ciudad de México, fue cuando liberaron al coronel secuestrad­o.

 ?? FUENTE EXTERNA ?? Donald Joseph Crowley, teniente coronel de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, y agregado en Santo Domingo, después de ser liberado por sus secuestrad­os. Da declaracio­nes en una conferenci­a de prensa junto a su esposa.
FUENTE EXTERNA Donald Joseph Crowley, teniente coronel de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, y agregado en Santo Domingo, después de ser liberado por sus secuestrad­os. Da declaracio­nes en una conferenci­a de prensa junto a su esposa.

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