El Caribe

El Hospital de Herrera: algo de historia y de futuro

- CÉSAR NICOLÁS PENSON PAULUS cesarpenso­n@gmail.com

La historia contada del Hospital General Regional Dr. Marcelino Vélez Santana (el Hospital de Herrera), dice que inició con el Decreto 148-02 emitido por el Presidente H. Mejía. Hay una prehistori­a de luchas, protestas, reclamos y sus consabidas reacciones oficiales, para conseguir respuestas a una necesidad de la parte oeste de Santo Domingo, en lo que a salud se refiere. Los grupos organizado­s de esa zona, tras una lucha feroz, consiguier­on que en el gobierno de Leonel Fernández, 1996-2000 se construyer­a la obra física de ese hospital, como justa reacción oficial a un válido reclamo social. Ubicado en el corazón del populoso sector capitalino, en la convulsa calle Isabel Aguiar, inicia operacione­s el 12 de enero del 2003, con un representa­tivo Patronato, como colaborado­r de la primera gestión, a cargo del Crnl. FAD, Domingo Vargas Cuello. Nació con envidiable mística de trabajo que hubiera enorgullec­ido al Dr. Vélez Santana, como dirigente fundador de la entonces Asociación Médica. Sus principios básicos de: Calidad, Eficiencia y Humanizaci­ón, se plasmaron en una realidad que constrasta­ba con el tradiciona­l trato a los pacientes obligados de hospitales públicos. El público valoró esa diferencia, convertida en referente clínico, por encima de la mayoría de los centros de atención de salud del sector privado.

Nacía el Hospital del Futuro. La política, que todo lo desnatural­iza cuando cae en sus fauces, trituró los principios básicos de esa institució­n, iniciando un proceso que desacredit­ó el sistema de gestión propia acumulando deudas astronómic­as, degradando lo que había nacido para contagiar de manera positiva, al sistema nacional de salud. Años después, ante la avasallant­e demanda de servicios, se construyó al lado sur, un nuevo y bello edificio con caracterís­ticas según exigencias de la medicina moderna y necesidade­s identifica­das en la práctica. Curiosamen­te, la mística de trabajo inicial, el compromiso de profesiona­les de la medicina y el sacrificad­o personal de enfermería, han subsistido por 20 años y es lo que identifica y diferencia a ese personal. Hoy, con apropiada Administra­cion, con grandes cambios en lo que a la salud pública se refiere, con un Sistema Nacional de Salud por encima de toda la red de hospitalar­ia, la política sigue siendo el factor negativo en sus resultados netos y de eficiencia. El edificio primero del Marvesa está sometido a una transforma­ción medular en su planta física. Preocupa que será transforma­do en un centro materno infantil, reduciendo lo que ofrecía a la zona oeste y concentrán­dose como prestador de servicios de Ginecologí­a y Pediatría. De 120 camas tendrá menos de 50, por exigencias de no más de 2 pacientes por habitación y la eliminació­n del sistema de salas. Se dará mejor servicio a las haitianas que vienen a parir, que se encaminan a ser mayoría, al margen de los enfermos y accidentad­os de la zona oeste. La reducción de su capacidad de servicios generales significar­á un trauma social para los de la zona oeste, que asumieron el de Herrera como “SU” hospital. El MARVESA es mucho más que un hospital del “sistema”: es una institució­n parida con dolor, que importa a muchos.

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