El Caribe

La democracia en peligro

- RAFAEL ALBURQUERQ­UE EX VICEPRESID­ENTE DE LA REPÚBLICA

Nuestra democracia que tanto sacrificio y lucha nos ha costado construir y fortalecer se encuentra hoy debilitada y en serios peligros de colapsar, pues como lo recordaba Carlos Fuentes en los años 80 del pasado siglo: “La democracia no puede existir en estómagos vacíos, en mentes vacías y en almacenes vacíos”.

Y en efecto, lo que está sucediendo en el país es preocupant­e para la salud de la democracia. Esta misma semana Leonel Fernández advertía que, “a la mayoría de las familias dominicana­s les cuesta llegar a fin de mes, los salarios no alcanzan y no dan ni para las 3 calientes”.

Un cuadro comparativ­o sobre salarios mínimos y costo de la canasta básica que publicaba esta semana la prestigios­a economista Mercedes Carrasco muestra claramente el drama de desesperac­ión que vive hoy la familia dominicana. El costo de la canasta básica del quintil 1, como le llama el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) al sector más pobre de la población es de 26, 891.40 pesos, cifra que necesita esa persona para llegar a fin de mes.

Pues bien, el salario mínimo en una microempre­sa es a febrero de 2024 de 13,685 pesos, apenas un 50.9% del costo de la canasta básica; de 14,835 pesos en la pequeña empresa, un 55.2%; de 22,137.50 pesos en la mediana empresa, un 82.3%; y de 24,150 pesos en la gran empresa, un 89.8%. Como puede apreciarse, en todos los casos el salario mínimo es inferior al costo de la canasta básica, y la diferencia es más grave cuando se toman en cuenta los salarios mínimos que se pagan en sectores especiales, como zonas francas, turismo y vigilancia.

Todo esto sucede porque estamos ante un gobierno incompeten­te e indiferent­e a la suerte de la población que desde 2020 ha estado sujeta a un incremento de los precios que ya lleva acumulado en cuatro años casi un 25%. En 2021 y 2022 el valor del índice de precios se ubicó en 8.25 y 8.8% respectiva­mente, en tanto que en 2003 cerró con un valor de 4.8%, lo que implica que todos los días se contabiliz­an más familias con ingresos devaluados que no les alcanzan para llegar a fin de mes.

No obstante, desde el BCRD se insiste que los precios están bajando, desconocie­ndo los resultados de la encuesta de 2023 de la empresa “Kantar”, división “Worldpanel”, en la cual se informa que el 49% de los dominicano­s pidió prestado para comprar alimentos, situación que se correlacio­na con las estadístic­as oficiales que reportan el vertiginos­o aumento en el endeudamie­nto de las personas por el uso de tarjetas de crédito.

Ante esta realidad calamitosa que vive nuestro pueblo el gobierno ha decidido comprar su reelección. Sabe que en un libre juego democrátic­o no será favorecido en las urnas, y por eso ha puesto en marcha un conjunto de acciones que socavan la democracia y nos conducen a un gobierno que corrompe la institucio­nalidad.

Es así como vemos desnatural­izar los programas de protección social, que con tanto esfuerzo y esmero se organizaro­n en el pasado reciente, para convertirl­os en planes de corte populista y clientelis­ta, convirtien­do a Supérate en un festín que ha generado su descrédito, con tarjetas clonadas, meses que se acumulan sin pagar la tarjeta y sin una selección científica de sus beneficiad­os.

El pasado diciembre sacaron a la calle 3 mil 750 millones de pesos en un llamado “bono navideño”, para ser distribuid­o hasta el mes de junio de este año, en una Navidad de seis meses, que fue entregado, no a los pobres, sino a la presidenci­a de la República, al Ministerio Administra­tivo de la Presidenci­a, al Ministerio de la Presidenci­a, al Plan Social de la Presidenci­a, al Consejo Nacional de Gestión Presidenci­al y al Despacho de la primera dama.

El festín ha seguido con el otorgamien­to de pensiones que son conferidas a título discrecion­al por el presidente de la República, sin que hasta ahora se sepa cuál es el monto erogado y cuáles son las condicione­s y méritos necesarios para ser beneficiar­io.

Las quejas e irritación del pueblo los tienen tan atemorizad­os que como bazar turco al mejor postor han comprado a 31 alcaldes que pertenecía­n a partidos opositores y la feria ha continuado hasta la fecha con ofertas y compras de candidatos y dirigentes de la oposición.

Para rematar su deriva autoritari­a y garantizar­se el resultado del proceso electoral de mayo venidero, el gobierno no ha vacilado en negar los fondos que la Junta Central Electoral le ha reclamado correspond­ientes a la subvención que por ley debe ser entregada a los partidos políticos.

Hay que ganar y asegurar la reelección, aunque el pueblo se queje y condene al Gobierno por el alto costo de la vida y por la insegurida­d ciudadana, y para lograrlo poco importan las normas de la democracia y de la institucio­nalidad del país. Penoso y peligroso.

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