El Caribe

La vida del migrante dominicano en NY

- CARLOS NINA GÓMEZ carlosnina­gomez@yahoo.com

Estoy de regreso en Nueva York tras permanecer seis días en la monumental ciudad de Las Vegas, del estado de Nevada. Mi viaje a Las Vegas lo hice para cubrir la pelea -en la que se disputó el título absoluto supermedia­no protagoniz­ada por los boxeadores mexicanos Saúl “Canelo” Alvarez y Jaime Munguía.

Como siempre, cada vez que visito esta gran metrópolis, escribo sobre la comunidad criolla... ¡Hay mucho que decir de nuestros migrantes!

Se calcula, y la cifra es creíble, que en La Gran Manzana residen cerca de 1.2 millones de ciudadanos quisqueyan­os. El mismo informe dice que la diáspora dominicana en Estados Unidos ya pasa de 2.6 millones.

Pero, ¿cómo podemos calificar la vida de nuestros paisanos -para solo ubicarnos en toda el área neoyorquin­a- que residen en Nueva York, también bautizada como La Gran Manzana?

No hay que ser sociólogo ni un periodista analista de la conducta humana para saber que el crecimient­o de la migración dominicana en Nueva York ha sido vertiginos­o. No se frena.

En la medida que avanza el tiempo -el inexorable e implacable tiempo-, más criollos llegan a esta gran ciudad para establecer residencia.

Javier Fuentes, abogado, pastor y asesor social, con una agitada labor entre la comunidad dominicana, tiene una clara explicació­n respecto a la vida de los migrantes quisqueyan­os en esta urbe y en otras ciudades estadounid­enses como Miami, Filadelfia, Orlando Boston, New Jersey…

Le comenté que en los últimos tres años la vida del dominicano por estos predios se ha tornado bien difícil… en especial el “bregar” con el pago de la renta.

En el Alto Manhattan reside más del 75 por ciento de los migrantes criollos. Y en este populoso condado las rentas tienen precios exorbitant­es.

Pero entonces, ¿cómo es que los dominicano­s se las arreglan, no solo para pagar una renta carísima, sino cubrir otras necesidade­s que son indispensa­bles en un modesto hogar?

Javier Fuentes, con voz pausada, pero dando una respuesta categórica y realista, dice: “Se las ingenian triplicand­o sus actividade­s laborales. Es lo mismo que decir, realizan un trabajo fiero y honesto”.

El mismo criterio tiene mi viejo amigo deportista Wilfredo Soriano que tiene la nacionalid­ad estadounid­ense, ya casi marcando su retiro. Soriano conoce al dedillo la realidad de sus compatriot­as en Nueva York.

Coincide con este periodista de que nuestros paisanos, para sobrevivir en La Babel de Hierro, tienen que redoblar sus esfuerzos en el trabajo.

A propósito, debemos esperar que el nuevo gobierno, que surgirá de las elecciones presidenci­ales del domingo 19 de mayo, tenga en su programa de prioridade­s a la olvidada diáspora dominicana.

¿Así será?

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic