Alcalde evangélico de Río de Janeiro se resiste a participar en apertura del Carnaval
RÍO DE JANEIRO. El alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella (exobispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios) puso resistencias en entregar las llaves de la ciudad al Rey Momo, la ceremonia que marca de forma simbólica el comienzo del Carnaval.
El Carnaval de Río de Janeiro, Brasil, considerado el más imponente del mundo, comenzó el pasado viernes 9 de febrero y se prolongará hasta el día 14, Miércoles de Cenizas, con los desfiles de las escuelas de samba en el Sambódromo y casi 500 comparsas de músicos en las calles como principales atractivos.
“Toda la vida se entregó la llave al Rey Momo… ¿Mejoró la educación? ¿Mejoró la salud? ¿Hay algo de importante en eso? ¿Si no la entrego habrá crisis de dengue? ¿Inundaciones? Me gustaría saberlo…”, exclamó visiblemente molesto el mandatario municipal cuanLa do fue preguntado por periodistas sobre si entregaría las llaves, según recoge el diario local Extra.
Crivella, miembro del Partido Republicano de Brasil, forma parte de una de las iglesias evangélicas más conservadoras del país, y desde el inicio de su gestión no ocultó que siente especial predilección por el Carnaval, enemistándose con las escuelas de samba y comparsas de músicos callejeros al recortar subvenciones y poner obstáculos administrativos.
polémica se arrastra desde el Carnaval del año pasado, cuando el alcalde dejó plantado al Rey Momo y viajó fuera de Río durante las fiestas más importantes de la ciudad, rompiendo la tradición de asistir a los desfiles del Sambódromo, que seguían todos los alcaldes desde su inauguración en 1984.
La semana pasada Crivella anunció que este año sí que iría al Sambódromo, (“pero no a sambar”); el viernes se desplazó con un equipo de técnicos del Ayuntamiento para revisar las instalaciones y las medidas de seguridad.
Paradójicamente la visita se saldó con un pequeño incidente, cuando uno de los fotógrafos oficiales del alcalde tropezó con un extintor de los bomberos, lanzando un chorro de agua contra el exobispo, que acabó empapado.