Jobo Dulce y Jagua Mocha, dos parajes donde hace falta de todo
HIGÜEY. Calles llenas de grietas, con aguas negras acumuladas, repugnantes hedores, caminos solitarios y un gran cúmulo de basuras, es el paisaje que perciben quienes visitan el paraje Jobo Dulce.
Los caminos vecinales aún se mantienen intransitables, por los hoyos y el polvo que se levanta al pasar los vehículos. Según datos estadísticos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), Jagua Mocha cuenta con 219 habitantes de los cuales 132 son hombres y 87 mujeres.
El presidente de la Asociación de Campesinos “La Soberana´”, de Jagua Mocha, Dámaso Sánchez García, expresó su descontento por los males que aqueja a esa comunidad de hombres y mujeres trabajadoras, y que las autoridades no han tomado sus demandas en serio, ya que aún no recibe respuestas positivas.
El dirigente comunitario sostuvo que la reconstrucción del camino es la obra prioritaria para esa demarcación. Dijo que la comunidad lleva más de 8 meses luchando para que el Ayuntamiento y la Gobernación de Higüey les construyan los caminos vecinales, ya que es una zona sustentada en la agricultura, pero la condición de las vías de acceso no les permiten sacar sus productos a la ciudad para poder venderlos.
Dijo que a raíz de las huelgas que realizaron los moradores de Jagua Mocha, paraje de Jobo dulce, las autoridades de Higüey los tomaron en cuenta e iniciaron la construcción de los caminos vecinales, pero no están conformes con los arreglos, porque las condiciones continúan siendo caóticas y con algunos agravantes.
“Cuando cae una ligera llovizna los vehículos no pueden transitar, porque se quedan enchivados (atascado) en el lodo que se produce por el mal estado del camino; las lagunas que quedan en las cercanías se desbordan provocando baches de lodos, situación que empeora con el paso de los camiones recolectores de basura que utilizan esas vías para llegar al vertedero”, señaló Sánchez García.
El vertedero
Sánchez García reveló que el vertedero que se encuentra ubicado en esa comunidad sólo le ha provocado daños a los moradores de Jagua Mocha por los enjambres de moscas, ratas, el mal olor a animales descompuestos, y el humo que se produce cuando queman los desechos dispersándose por todo el lugar.
Asimismo, sostuvo que cuando los trabajadores queman la basura, el humo que se produce es tan espeso que las casas y las personas no se ven a pesar de estar a corta distancia, y ha habido víctimas mortales por esa situación. Además, los residentes no se atreven a conducir cuando están quemando esas basuras por temor a sufrir accidentes.
Manifestó que las autoridades decidieron instalar el vertedero en ese lugar sin consultar a los habitantes de la zona, esos terrenos eran una parcela agrícola que pertenecía a un señor de apellido Pilier y el se la vendió al ayuntamiento de Higüey, cuando la comunidad se vino a dar cuenta ya estaba instalado el vertedero y no les valió oponerse.
Indicó que la comunidad ha sido afectada por brotes de enfermedades respiratorias y en la piel. Las autoridades nunca han ido a fumigar y cuando se presentan emergencia en horas de la noche, tienen que salir para el Hospital de Higüey porque las policlínicas que tienen cerca sólo funcionan hasta la cuatro de la tarde.
Explicó que antes de estar esa fuente de contaminación criaban gallinas, pero ya no se puede, porque por donde quiera le salen unos perros realengos que acaban con todo.
La escuela
Otra situación que aqueja a los residentes de Jagua Mocha es la falta de escuela y de maestros, por lo que solicitaron al Ministerio de Educación nombrar y enviar un profesor a esa comunidad, ya que sólo cuentan con un maestro para la única escuela que poseen en la tanda matutina, que imparte docencia desde primero hasta tercer grado de primaria.
Además, señalaron que los niños que están en cuarto grado de básica tienen que asistir a otros centros que quedan retirados de Jagua Mocha, como es la tranquera, y no cuentan con medios de transporte; casi siempre tienen que irse en “bola”. Mientras que los jóvenes que desean cursar el bachillerato tienen que asistir a la escuela que está ubicada en el Batey de Magdalena.
Testimonios
Carlos Brito y Ana Guerrero son una pareja de esposos, quienes denunciaron que desde que establecieron el vertedero ellos al igual que las familias que viven en esas zonas han sido lo más perjudicados por la gran contaminación que produce el lugar.
Manifestó que su salud está en peligro, ya que ellos se encuentran muy cerca, y que cuando en el vertedero está encendido tienen que ser sacados de emergencia a las clínicas de Higüey por sus hijos, ya que se congestionan, situación que ocurre con frecuencia.
Además, dijo que tienen etapas
donde todo lo que comen le causa diarreas, a pesar de que ellos utilizan agua purificada para tomar y cocer los alimentos. Sostuvieron que antes de instalar el basurero ellos no tenía esos ataques de asma que presentan hoy en día.
En tanto que Ana Guerrero expresó que al mes ellos tienen unos gastos considerables en medicamentos para tratar las dolencias que le provoca el humo.
“Estamos rodeados de todas las plagas e insectos que ustedes se puedan imaginar. Aquí ya no se puede comer en paz, pues las moscas arropan los platos, las mesas y no vale que se desinfecte con cloro”, señaló la ama de casa.
Indicó que también han tenido pérdidas cuantiosas, porque la basura cae en el potrero de su propiedad y sus vacas han muerto producto de que ellas se comen esos desechos y las fundas se les acumulan en el estómago. Además, reveló que en el lugar viven decenas de perros realengos que le acabaron con una crianza que tenían de ovejos y que ninguna autoridad ha recompensado sus pérdidas.
Manifestó que la alcaldesa tiene conocimiento de la situación de calamidad, porque sus hijos y demás familiares han hecho la denuncia. Ambos sostuvieron que ellos y sus vecinos ya no viven, sino que cada día que pasa la contaminación que sale de ese lugar le acorta sus días.
“Todos los animales muertos de Higüey y la basura la traen y la tiran en ese lugar pero en ocasiones los camiones la deja en la calle y no la llevan al vertedero. Cada cierto tiempo, un camión viene y vacía en una orilla del camino todas las heces fecales que recoge, no se sabe de dónde, y eso dura semanas y más semanas que los que vivimos por aquí nos estamos volviendo locos con el hedor”, puntualizó Carlos Brito.
Explicó que a pesar de que el vertedero no está en Jagua Mocha afecta a todas las zonas periféricas, y de forma más precisa provoca dificultades a lo que desean pasar a Matachalupe por el paraje de La Tranquera.
Implicaciones de salud
La neumóloga Widely Busby Estrella explicó que el humo en todas sus manifestaciones puede producir a largo plazo enfermedades respiratorias, que pueden ser, obstructiva crónica, exacerbaciones, asma o neumonía, las cuales se agravan por la exposición continua al humo. También, produce alteraciones en el sistema respiratorio, infecciones y bronquitis.
Al referirse al caso de los vertedores, dijo que los desechos que se queman son tóxicos y eso empeora el número de partículas que habrá disueltas en el aire por lo que los riesgos son mayores.
“Otro grupo de enfermedades intersticiales que se pueden asociar a la contaminación frecuente sobre todo cuando se trata de contaminaciones por el número de partículas, las cuales incluyen enfermedades respiratorias para la cual el día de hoy no se tiene un tratamiento específico, que van a producir daño en el pulmón, fibrosis pulmonar, y no se cura. La misma evoluciona rápido y puede causar la muerte por un daño irreversible en los pulmones”, indicó la especialista.
Las personas no pueden vivir en un ambiente de contaminación así, de ninguna manera. Cuando las enfermedades están instaladas, en la mayoría de los casos los daños son irreversibles