Ley de Partidos Políticos: una tarea aún pendiente
El pasado 12 de abril el Senado de la República aprobó en primera lectura, con 24 votos a favor, el controversial anteproyecto de ley de partidos, agrupaciones y movimientos políticos. Posteriormente, el día 18 de abril fue refrendado en segunda lectura con 23 votos de los 30 honorables senadores presentes en el hemiciclo, con más de 20 modificaciones, sometidas en su mayoría por el senador Arístides Victoria Yeb, quien era presidente de la comisión especial. De igual forma, los senadores Rafael Calderón y Tommy Galán sometieron varias enmiendas al proyecto original, el cual fue sometido el 12 de febrero del año en curso, por la Junta Central Electoral.
Aquí me gustaría hacer algunas acotaciones sobre la aprobación de la referida pieza legislativa. Nuestra Carta Magna, en su artículo 96, establece lo siguiente: “Iniciativa de ley. Tienen derecho a iniciativa en la formación de las leyes: 1) Los senadores o senadoras y los diputados o diputadas; 2) El Presidente de la República; 3) La Suprema Corte de Justicia en asuntos judiciales; 4) La Junta Central Electoral en asuntos electorales (…)”.
De la lectura de este texto constitucional transcrito, se colige inevitablemente que la Junta Central Electoral solo tiene derecho a formular proyectos de ley exclusivamente en el ámbito electoral; mas no en asuntos concernientes a partidos políticos. Otro dato importante es que el Senado de la República envió a la Cámara de Diputados, 8 días después de su aprobación, la tan esperada pieza legislativa. Transcurridos 8 días de su remisión, la Cámara Baja colocó en el orden del día el conocimiento de la misma, no pudiéndose conocer por falta del cuórum reglamentario. Ante esto, y por decisión unánime de dicho hemiciclo, 8 días más tarde pasó la pieza a ser estudiada por la comisión especial conformada a tales efectos.
Si nos vamos a la génesis de este traumático proyecto de ley en la Cámara de Diputados, resaltamos que fue la exdiputada Licelot Marte, el 15 de diciembre de 2004, quien primero la introdujo. Años después el exdiputado Ángel Acosta la secundó, pero sin éxito. Recientemente, el decano Máximo Castro Silverio emprendió los mismos esfuerzos a fin de ver aprobada definitivamente la propuesta legislativa. Si hacemos la sumatoria, nos damos cuenta que la travesía ha permanecido por más más de 14 años pululando en el Congreso Nacional.
Mi humilde recomendación como miembro de la comisión especial es que nos aboquemos a aprobar la pieza legislativa sin el cacareado artículo 37 relativo a las primarías abiertas y simultáneas, salvando así la suerte del proyecto. Sería una lástima que corra la misma senda del mortinato Código Penal.
Apostamos a la voluntad política que existe en estos momentos en el Congreso y a la amplia representación que tiene la comisión especial por conjugar a todos los partidos políticos. El país tiene el derecho de darse los próximos comicios aprovechando los beneficios normativos de la pieza. ¡A trabajar!