Las autoridades de La Altagracia siguen de cerca redes criminales dedicadas a la trata de personas
HIGÜEY. “Si el infierno existe, tiene varias puertas y yo entré por una de ellas en el 2007, de mano de una señora que me llevó a trabajar para un casino que administraba, supuestamente en Surinam”.
El relato es de Mirka Contreras, quien se ampara bajo ese seudónimo para resguardar su identidad. “Me ayudó a arreglar todos los documentos que necesitaba; casi no tuve que gastar dinero; me dijo, ‘ellos te cubren todo’, y luego te lo descuentan del sueldo, poco a poco; vas a hacer mesera allá; de noche se trabaja mucho, pero descansas durante el día”, enfatizó Contreras.
Sostuvo que al llegar a ese país le presentaron una señora que supuso era la dueña del lugar; luego le dijo, ‘ven, para que descanses un poco, y más tarde hablaban de tus obligaciones”.
Narra que caminó por un pasillo largo y estrecho, pero con varias puertas que supuso eran habitaciones; entró a la que tenía un símbolo de número, que le indico quien la llevó.
Explicó, con voz entrecortada, que en la noche le fueron a tocar la puerta y le informaron que la señora quería hablar con ella. Al dirigirse donde esa mujer, la señora que vio al llegar, le dijo que tenía que trabajar “sirviendo a los clientes” y que si no lo hacía no le iban a dar comida.
“Ahí fue cuando entendí a qué ella se refería. Me negué a hacerlo, le dije que había ido a trabajar como mesera, no a prostituirme. Me dijo, ‘pues no tendrás comida, aquí todo se gana; me retiré a la habitación llorando y al llegar pude ver que me habían llevado mis documentos y mi cartera”, explicó Contreras.
Sostuvo que duró tres días sin comer y que ninguna de las chicas se atrevía a darle nada; todas vivían atemorizadas, y ella ya sin ánimos y con fuerte dolor de estómago decidió estar con un policía que llegó al lugar a buscar el servicio de una chica. Empezó a conversar con ese agente, le explicó lo que le ocurría y este le prestó su celular para que se comunicara con sus familiares.
Manifestó que su odisea duró un mes y 22 días. Ella tuvo la dicha de que el policía pagaba para que ella lo atendiera solo a él. Por eso la ayudó a contactar a sus familiares y estos contactaron a la Policía Internacional (Interpol), que se puso en contacto con las autoridades de ese país.
Finalmente, Milka fue rescatada y la enviaron a la embajada dominicana en Panamá, que diligenció su traslado al país. Señaló que las autoridades procedieron a cerrar el prostíbulo, donde había más de 12 mujeres en las mismas condiciones que ella, y más tiempo en ese lugar viviendo “ese infierno”.
Realidad en Higüey
Casi en el centro de la ciudad, en la calle Canónico, en los alrededores del parque del municipio de Higüey, fue cerrado el negocio VR City Lounge & Bar, lugar donde fueron rescatas 25 mujeres, 20 venezolanas y 5 dominicanas que eran obligadas a sostener relaciones sexuales a cambio de dinero en un establecimiento. Así lo informó el Departamento de Trata y Tráfico de Personas.
“A través de las investigaciones se pudo constatar de que a estas mujeres se les retenía la documentación, el pasaporte y que tenían que buscar la suma de 15 a 50 mil pesos, suma que era aportada, ya que tenían que tener relaciones sexuales con los clientes que iban a ese negocio a buscar este tipo de servicio”, dijo en torno al caso el coronel Frank Félix Durán, vocero de la Policía .
Ante esta realidad, el fiscal titular de La Altagracia, Edwin Encarnación, explicó que la prostitución no es prohibida, pero cuando una persona física o moral se lucra económicamente recibe un beneficio para que otra persona de cualquier sexo tenga relaciones sexuales, se convierte en proxenetismo y eso es un delito.
Dijo que también se están investigando si en este caso se da el delito de trata de personas, que es el traslado de otros países o de otros pueblos para comercializar las personas.
“La fiscalía va a continuar con ese tipo de investigación; en este caso preciso hay dos personas detenidas; se le está solicitando prisión preventiva; la audiencia está para este viernes”, apuntó Encarnación.
Informó que las mujeres fueron reubicadas y se les dio un tratamiento psicológico, porque ellas son consideradas víctimas. Dijo que se les hizo una evaluación médica para saber el estado de salud y físico.
Dijo que en el momento que estuvieron con ellos se les facilitó sus necesidades básicas, como comida, agua y un lugar donde estar. Explicó que cuando pasan estos casos se solicita el cierre definitivo del negocio, pero que es una decisión del juez.
“Estos casos han proliferado en la ciudad, pero nosotros vamos a continuar esas investigaciones para disminuirlos a su minia expresión, y lo más importante es que vamos a estar siempre protegiendo los derechos de las víctimas, de las mujeres, porque no solamente es estar por estar con esas parejas, sino que había una especie de domino y control; una especie de esclavitud moderna”, expuso el representante del Ministerio Público.
Expresó que de los documentos de las extranjeras se recuperaron algunos y otros los están buscando. “Lo más importe es que las mujeres que sean víctimas sepan que no están solas, que pueden acercarse por cualquier vía a las autoridades y denunciarlos”, consideró Encarnación.
La presidenta de la Asociación de Venezolanos en la República Dominicana (Asoben), Mildred Mejía, dijo que lamenta los casos por lo que está atravesando su comunidad en