El árbol que no daba frutos
No era mi enemigo (2)
Cuántos actos de egoísmo y de entrega. Cuántas muestras de valor. Cuántos héroes anónimos que no se vieron en fotos periodísticas ni en la televisión. Cuánta gente de todo nivel y condición, religiosas, médicos, enfermeras, sirvientes y revolucionarios. Cuántos de estos algún día tendrán su capítulo en la verdadera historia de este país, porque yo sé que hay muchas personas que lo mismo que yo, vieron estos episodios y un día los contarán sin ningún tipo de protagonismos ni adaptados a interpretaciones personales.
Yo estaba recién graduado, pero tenía cierta experiencia hospitalaria pues había pasado todos mis años de estudiante como practicante en aquel hospital, y de médico fui nombrado como pasante allí. De modo que, soy hechura de la escuela del Padre Billini.
Recién graduado tenía grabado en la mente el famoso Juramento Hipocrático y aquello para mí era sagrado. Nada ni nadie podría hacerme faltar a éste. De modo que, allí estaba cuando estalló la revolución de Abril y me quedé cumpliendo con mi deber.
varios días atendiendo la emergencia. Ya he dicho antes la falta de médicos que había; por tanto, había que trabajar de corrido mientras el cuerpo resistiera.
Aquella mañana era ligeramente lluviosa, pero sí muy nublada. Era aproximadamente las 10:00, cuando llega precipitadamente un jeep a la puerta del hospital y me llevan a la emergencia a un soldado norteamericano herido.
Thimoty Powell, me dice de pronto y añade luego: twenty four years old. Blood A negative. I am catholic, a Priest please, agregó con una prisa, como si fuera lo que más le importara en aquella situación.