El Tiempo

Padre de niños ultimados en Higüey narra momentos de angustia tras la tragedia

- Patricia Heredia pheredia@editorabav­aro.com

HIGÜEY. El padre de los niños de la tragedia de Villa Cerro no puede ocultar su dolor y con un rostro visiblemen­te afectado, con lágrimas en los ojos y con la voz quebrada, Pedro Domínguez Maldonado (Riqui), calificó el sábado 29 de diciembre como un fatídico día que recordará el resto de su vida.

Ese día, el señor Joselo del Rosario, mató con un cuchillo a dos niños de quien era padrastro y a la madre de estos, con quien convivía, Elsy Mariela Sánchez. Luego de consumado el triple homicidio, el verdugo también se quitó la vida.

“Me llevaron la vida, eran mis únicos hijos; mis hijos son mi adoración, lo van a ser siempre; yo trabajaba y vivía para esos niños”, dijo mientras se ahogaba en llantos. Explicó que se enteró de la tragedia cuando la madre de su ex esposa fue a llamarlo a las 6:00 de la mañana.

“No me di cuenta a esa hora de nada, porque no escuché que me llamaban; la señora se fue, y luego es que un vecino me avisa y me dice, ‘levántate y ponte ropa, que tus hijos tienen problemas en el Cerro’. Y le pregunto: ¿Qué les pasó a mis hijos? Él (vecino) me responde: ‘No sé, el esposo de la madre y ella se fueron de pleitos y él le hizo un arañazo al niño”.

Manifiesta que salió en su vehículo corriendo, prácticame­nte desnudo hacia el hospital, donde pregunta que si han llevado un niño herido. Allí le responden que no, y es cuando llamó a la madre de su ex concubina, Elsy Mariel Sánchez, de 23 años, y la señora le informa que sus nietos e hija

estaban muertos.

Detalló que no pensó nada, que solo sintió que la cabeza le dio vueltas y que el mundo le venía encima. “No supe qué hacer en ese momento”, atina a recordar Domínguez. Comentó que él y la madre de los niños tenían alrededor de ocho meses separados, y que cuando él se dio cuanta que ella estaba viviendo con el homicida, Joselo del Rosario, de 37 años, se alejó de ella para evitar problemas, “porque no todas las cabezas piensan igual”, apunta.

Narró que visitaba a sus hijos donde su abuena materna con mucha frecuencia, y que estaba pendiente de ellos. “Me llevaba el varón casi todos los viernes y lo regresaba el lunes. Y por desgracia, ese viernes fui a buscarlo a las 10:00 de la noche, donde Marisol Sánchez, la abuela de los niños, porque cogí para la gallera, y cuando llegué donde la señora ya estaban durmiendo y le dije al amigo mío, ‘yo quiero ir a buscar el niño, pero no sé dónde vive esa mujer”.

Rememoró que el 23 de diciembre fue la última vez que compartió con sus dos hijos juntos. Dijo que ese día llevo al niño Yeilin Manuel Domínguez Sánchez, de cinco años, a la peluquería, y a la niña Yomeiri Mariel Domínguez Sánchez, de tres años, a comprarle ropa, pues era con quien menos salía, porque estaba muy pequeña.

Sustentó que, aunque le duela decirlo, siente realmente que la madre de los niños en gran manera fue responsabl­e de la situación trágica que pasó. Afirma que en alguna ocasión su niño le dijo que el homicida había golpeado a su madre delante de los niños y que al preguntarl­e al respecto ella le negó la situación de maltrato.

“En ese momento, le dije ‘Mariela, yo no quiero que ese hombre me le vaya a hacer daño a mis hijos’. Y me dijo que yo estaba loco, que ese hombre no era así”, apuntó Del Rosario, visiblemen­te afectado por esta desgracia.

Manifestó que las mujeres después que tienen hijos deben saber con quién se relaciona, tratar de determinar si esa persona vale la pena o no para que no pongan en riesgo sus vidas y la de sus hijos.

Detalles técnicos del caso

Según el fiscal Denny Guerrero, en el lugar del hecho, en Villa Cerro, encontraro­n cuatro personas fallecidas. “Había un primer cadáver, en la sala que correspond­ía a la joven Elsy Mariel Sánchez, de 23 años, mientras que en la primera habitación había dos ca-

dáveres en una misma cama, dos niños, uno de cinco años, Yeilin Manuel Domínguez Sánchez, y Yomeiri Mariel Domínguez Sánchez, de dos. Y en la segunda habitación había un cadáver de un hombre identifica­do como Joselo del Rosario, de 37 años”, explicó este representa­nte del Ministerio Público.

Comentó que la causa de la muerte de la mujer y los niños fue de armas blancas, un cuchillo que fue utilizado para cortarle el cuello a los tres, y que la joven tenía clavado un pedazo de esa arma blanca en esa zona del cuerpo. Guerrero dijo que el hombre estaba semi quemado, electrocut­ado, pues se presume que se untó una crema blanca y se agarró de un alambre que estaba conectado a una corriente eléctrica.

Expuso que en ese lugar también hallaron el celular del homicida-suicida, el cual sirvió para confirmar que se trataba de un triple homicidio y un suicidio, porque minutos antes de cometer los hechos, materializ­ados a 10:30 de la noche, Del Rosario le estaba comentando a un amigo que “la macó” y el amigo le preguntaba qué estaba pasando.

El fiscal explicó que ese amigo es quien después de preguntarl­e al homicida qué era lo que pasaba y este no responderl­e, es quien llama a un familiar, próximo a la media noche, y les dice que vayan a ver qué estaba pasando. Esto así, porque Del Rosario le estaba comentando que había cometido un error, pero que no le quiso decir qué ocurría, y que es en la madrugada cuando van a la casa, abren una persiana y ven un primer cadáver.

Informó que Del Rosario hizo algunos videos de las escenas y se los estaba mandando a otras personas.

Machismo e intoleranc­ia

El doctor Juan Santana, médico psiquiatra, dijo que para que los casos de feminicidi­os se produzcan existen varios factores, entre ellos la independen­cia de la mujer y la competenci­a que el hombre machista ve en ella. Es decir, ve que ya no tiene dominio sobre su pareja y esto lo asume como un desafío. “El machismo rancio que tenemos, con el que nos crían, llevan al hombre a sentirse desafiado por la mujer, y lo lleva a una ruptura en la esfera mental, y también hay muchos de ellos que tienen trastornos de personalid­ad antisocial, esquizoide y paranoide, que no se ven en la cara, y que muchas veces ni las personas saben que lo padecen”, sustentó Santana.

Sostuvo que otros factores son los celos y la autoestima baja, pues cuando estos hombres chocan con la realidad se sienten que están perdiendo a su mujer. Es entonces cuando el hombre irrumpe en lo que se le llama trastorno psicótico breve, que no es más que la pérdida del control emocional del individuo, y lleva a un hecho real la idea que tiene tiempo materializ­ando en su cabeza.

Explicó que por lo regular el hombre toma métodos drásticos, porque él lo que quiere es producir un daño real y no le importa lo que le suceda él, porque siente que si pierde la mujer, que “es su ser amado”, la vida no tiene sentido ni razón de ser.

Manifestó en muchos casos arrastran también a los hijos para producir un daño mayor, porque siente que tiene que eliminar todo lo que esa persona quiera. Además, dijo que el hombre en cuestión del suicido, cuando comete el hecho, es bastante drástico para no dar marcha atrás, y es por eso que cuando se eliminan físicament­e se dan un tiro normalment­e en la cabeza, se ahorcan. Dijo que en el caso de Villa Cerro el homicida se electrocut­ó, lo que indica la cantidad de agresivida­d que ese individuo tenía acumulada internamen­te, tanto contra mujer como contra él, y la manifestó con el castigo más fuerte que podía suministra­rse

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 ??  ?? Pedro Domínguez Maldonado (Riqui), padre de los menores asesinados en Villa Cerro.
Pedro Domínguez Maldonado (Riqui), padre de los menores asesinados en Villa Cerro.
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Elsy Mariel Sánchez
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El doctor Juan Santana, médico psiquiatra.
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El niño Yeilin Manuel Domínguez Sánchez, de cinco años, con vida.
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La niña Yomeiri Mariel Domínguez Sánchez, de tres años, con vida.

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