El viaje a la capital en la guagua La Marinita
Seguimos la calle de la acera, hasta la esquina de Compraventa El timbre del padre del locutor Ramón Rivera Batista, a la acera de una tienda de fantasía, que tenía un letrero de cartón que decía se hace TRU-TRU, al lado del solar donde estaba la escuela República de Cuba, en la calle Concepción Bona, que tenía un solar que cubría la calle Bartolomé Colon, y Juan Erazo, y Arzobispo Valera donde había una alcantarilla de una boca de cinco pies, y en dicho solar había un almacén de carbón, que cubría la calle Bartolomé Colón y Juan Erazo, y una zanja de igual tamaño por el camino interior vimos la boca de la alcantarilla, frente al hospedaje de Villa Consuelo. Las calles en que nos llevó a nuestro destino Juan Erazo, esquina Arzobispo Valera la farmacia Cedeño. La tía María me dijo que me iba a llevar a comprarme unos pantalones y unos zapatos, para lo que fuimos Al Mayoreo, en la Avenida Mella. Allí, me compró una bota tenis, paseo y un pantalón de una tela de la época que yo escogí, y unos zapatos de piel marrones para Arévalo. Cuando llegué a la farmacia, con el paquete, Arévalo se puso los tenis paseo, y salió caminando para La Nación. Al siguiente día, me invitó a la mueblería La Regia y Mella, donde adquirió un juego de muebles de tres piezas un sofá y dos sillones. Supe después que trabajaba en la fracasada ebanistería de papá. Al otro día me puse mis pantalones y mis botas tenis paseo y me dirigí al Correo, a poner una carta a la abuela, pues no conocía el sistema de buzón. Cuando llegué al lugar la profesora Argentina, de cuarto curso, se sorprendió al verme no creo que me conocía, pero se sorprendió.